«El Rey me ganaba al squash con la izquierda»

¿Sigue jugando al pádel con Aznar, que anda por aquí?

No, jugué una vez y otra al golf, pero he tenido la posibilidad de jugar con gente muy conocida de la política, famosos y de otros estamentos.

Ha cruzado raquetas, efectivamente, con grandes personalidades. ¿Quién le daba mejor?

De los que yo conozco, políticos, artistas de cine o de teatro, o financieros, lo que saben hacer es eso, su profesión. Juegan al tenis para divertirse. Pero me gustaba mucho competir con su majestad el Rey. Lo que más jugábamos era al squash y con la derecha le ganaba yo siempre. Pero de vez en cuando decía «ahora vamos a jugar con lo que a mí me gusta, con la izquierda», porque de naturaleza era zurdo de pequeño y me ganaba el tío (se ríe).

Pero de verdad de la buena, ¿o se dejaba ganar?

De verdad, porque yo con la izquierda soy un 'matao', no tengo ni fuerza. Pero lo más importante, no sólo para mí sino para mi familia, para mi madre que vivió tantos años conmigo queda la satisfacción de ver que su hijo había llegado donde había llegado y, sobre todo, sin perder los papeles, comportándose como se tenía que comportar con distinta gente tan distinta.

¿La lucha y la sonrisa como emblema?

Totalmente. La gente que no sonríe no son luchadores y los luchadores que no pueden sonreír no ganan y no consiguen lo que quieren.

¿Tanta raqueta no empacha?

Acabo de cumplir no sé cuantos y me encanta jugar al tenis todos los días. Me imagino que es como el señor al que le gusta la guitarra o el piano: la va a tocar toda su vida. Aunque ya no hago el esfuerzo de un tenista actual, no juego individuales sino siempre dobles con amigos míos, pero hasta los 90 años voy a seguir.

¿Marbellero de adopción?

Absolutamente. Llegué en el 79, cuando jugamos una exhibición en la plaza de toros con Bjön y Nastase y me quedé realmente alucinado de lo que era esta ciudad en aquella época. Luego tuve la suerte, que me la busqué, de que en 1983 Borg me dijo tras llevar el club de Puente Romano que no se encontraba muy a gusto, que no era su estilo, no se identificaba y me consideró la persona idónea para llevarlo. Jugué un partido con el propietario y me dijo que hiciera lo que considerara necesario para que el tenis fuera relevante aquí. Llevo ya 25 años en Marbella.

Algún raquetazo duro le habrá dado la vida

Bastantes, pero soy muy luchador, no me arrugo ante nada. Analizo la razón. Aunque en algunas ocasiones me las he merecido en otras fue sin que me diera cuenta. Pero me levantaba. No existe una persona que no se haya pegado un tortazo en su vida pero los luchadores las superamos.