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SERGI OLEGO
Miércoles, 18 de junio 2008, 03:54
Josep Guardiola ya ha cogido oficialmente las riendas de la primera plantilla del Barcelona. El nuevo técnico azulgrana presentó ayer martes las líneas maestras de su proyecto, que girará alrededor de la fortaleza de un vestuario en el que no espera a Ronaldinho, Deco y Eto'o. Un centenar de personas asistieron al estreno de Guardiola. Al margen de la previsible expectación mediática, uno de los símbolos de la cantera azulgrana estuvo respaldado por la directiva en pleno y también por algunos familiares, entre los que se encontraban sus padres. Pep no defraudó. Su discurso sereno y confiado llenó todos los rincones de la sala. «Me siento preparado, dispuesto a afrontar este reto. Si no, no estaría aquí», sentenció.
Guardiola, flanqueado por Joan Laporta y Txiki Beguiristain, atacó con seguridad una larga rueda de prensa presidida por su voluntad de cerrar las heridas del pasado. Todo ello pasa por una profunda renovación que afecta directamente a tres de los referentes de la época Rijkaard. «Estamos contemplando la plantilla sin ellos», dijo en referencia a Ronaldinho, Deco y Eto'o. «Si estuvieran a su nivel estarían con nosotros. No contamos con ellos, pero si acaban por quedarse, daré la vida para que vuelvan a su nivel», insistió.
El técnico desveló su principal preocupación cuando le insistieron por la situación de Ronaldinho. «Si sintiera que él quiere, que siente que puede volver a ser el jugador que fue, quizá se podría plantear, pero la situación está muy deteriorada. Yo quiero un vestuario fuerte, en el que todos se sientan importantes», explicó.
Desde el principio
Esa será su gran ambición. «La única manera de funcionar es blindar el vestuario», aseguró. «No toleraré que uno se anteponga al grupo. Perdono que no se acierte en el campo, pero no que no se esfuercen, porque el club está por encima de todo», incidió.
Guardiola implementará una cultura de trabajo diario, esfuerzo y compromiso para ganar desde el primer minuto. «No pido cien días de gracia porque las victorias tienen que llegar desde el principio», dijo.
Esa voluntad de disciplina vendrá acompañada por la incuestionable filosofía ofensiva de Guardiola. «Por una cuestión primitiva cuando veo el balón lejos de nuestra portería estoy más tranquilo. Siempre pienso en cómo puedo hacer daño al rival, pero eso no significa que con más delanteros ataques mejor», discernió.
Guardiola, que trabajará a puerta cerrada «antes y después» de los partidos, planea un dibujo con tres delanteros «con gente del centro del campo que tenga llegada». A ese dibujo, según el propio técnico, le falta una pieza clave, que es el nuevo delantero centro del equipo: «Un '9' que sea muy bueno y que se complemente con Henry y Bojan, para que los tres se sientan titulares». Así que, mientras espera que su plantilla acabe de conformarse, no pierde el tiempo en lamentos. «El que venga me parecerá perfecto. Y no me quejo, porque tengo una plantilla cojonuda», concluyó.
Mano dura
Por su parte, Joan Laporta volvió a defender la labor de Beguiristain al frente de la secretaría técnica del club, aunque admitió que el responsable deportivo «tenía que haberse extralimitado en sus funciones» para controlar el vestuario y los problemas de indisciplina de manera más directa.
Durante la presentación de Josep Guardiola, el presidente azulgrana asumió que a lo largo de la pasada temporada, Beguiristain debió «pasar por encima de las funciones del entrenador» para atajar los problemas que contaminaron al vestuario y que acabaron por reflejarse en el campo.
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