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ÁNGEL ESCALERA
Jueves, 29 de mayo 2008, 03:48
El tabaco sigue siendo igual de dañino para la salud, pero las ganas de dejarlo entre los fumadores han descendido respecto a hace dos años y medio cuando entró en vigor la ley antitabaco. Esa fiebre que surgió al hilo de la aplicación de la normativa se ha esfumado y el humo de los cigarrillos sigue presente en muchos lugares con normalidad. El responsable de la unidad de tabaquismo de la junta provincial de la Asociación Española contra el Cáncer, Salvador de Oña, manifestó ayer que se han reducido las peticiones de ayuda para superar la adicción a la nicotina y han disminuido de forma sustancial las ventas de productos que se utilizan para dejar el tabaco.
El doctor De Oña señaló que en la unidad que él dirige en la Asociación contra el Cáncer tuvo una demora para atender a los pacientes de más de un año, ante la gran demanda de asistencia, y ahora la espera es de cuatro o cinco meses, ya que ha bajado el número de fumadores que quieren deshabituarse. Esta tendencia es generalizada en España y se constata tanto en unidades como la de la Asociación contra el Cáncer como en los programas antitabaco que tienen los centros de salud y en las farmacias en las que se venden los productos que se emplean para superar la adicción.
Centros de trabajo
Este experto hizo estas declaraciones durante una rueda de prensa ofrecida con motivo de la celebración pasado mañana sábado del Día Mundial Sin Tabaco, que en esta ocasión se centra en el perjuicio que supone fumar para los jóvenes. De Oña explicó que la ley antitabaco, que prohíbe el consumo de tabaco en los centros de trabajo, hizo que muchas personas solicitasen ayuda para vencer su hábito. A medida que ha ido pasando el tiempo y los fumadores han comprobado que pueden encender los cigarrillos en casi todos los bares y restaurantes, esa ansia por olvidarse del tabaco se ha disipado. «Hay gente que, al no poder fumar en su trabajo, ha reducido el consumo, y está contenta por ello, porque le supone un beneficio, pero no desea abandonar el tabaco», precisó De Oña.
A su juicio, la ley antitabaco «es muy precaria» y no ha conseguido los objetivos que se marcó, sobre todo porque se puede fumar en la mayoría de los establecimientos de hostelería. «En España debería haberse hecho como en Italia o Irlanda, que, independientemente de los metros cuadrados del local, está prohibido el tabaco en todos los bares y restaurantes. Y no ha pasado nada ni se han resentido las ventas de esos establecimientos», aseguró.
Añadió que un tercio de la población española sigue fumando. «Lo más preocupante es que uno de cada cuatro adolescentes de 14 a 18 años fuma diariamente, sobre todo las chicas. Eso es algo muy negativo», aseguró el doctor De Oña.
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