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EL ANFITEATRO

Líos judiciales y conyugales, POR ANTONIO PAPELL

ANTONIO PAPELL

Sábado, 24 de noviembre 2007, 03:53

SE veía venir: el libro de la periodista Elisa Beni, esposa del juez Javier Gómez Bermúdez, 'La soledad del juzgador', sobre el juicio del 11-M cuyo tribunal de la Audiencia Nacional fue presidido por dicho magistrado, ha levantado ampollas en las esferas judiciales aun antes de que la obra se presente en público el próximo lunes. Según revelaba ayer un periódico de Madrid, el también magistrado del tribunal del 11-M, Alfonso Guevara, se ha ofendido por su contenido y considera que Bermúdez ha actuado con «deslealtad como amigo, como compañero y como presidente». Guevara ya ha anunciado que él no estará en la presentación - «sólo iría si habilitan una sala de afectados»- ya que considera que se trata de una obra «lacerante». Y remitirá una carta al presidente de la Audiencia Nacional, Carlos Dívar, para que conozca sus motivos y malestar por el libro. Guevara lamenta además que las referencias a otros jueces sean casi exclusivamente para criticarles o para dar realce a la figura de Gómez Bermúdez. En concreto, se queja de que se revele lo que ocurrió entre los magistrados tras las referencias políticas contra el PP con las que concluyeron sus testimonios varias víctimas de la masacre. El escándalo, muy previsible, acaba simplemente de estallar.

Incluso los medios de comunicación afines al centro-derecha han destacado con preocupación más o menos sincera la caída de Rajoy en la valoración de líderes de las encuestas. En la última del CIS, Rajoy ocupa el quinto lugar, tras Zapatero, Llamazares, Duran e Imaz. Y, lo que es más grave, casi ocho de cada diez encuestados (75,8%) no confía en el líder popular (sólo al 19,6% le inspira mucha o bastante confianza). La desconfianza hacia el dirigente del PP ha crecido en 1,2 puntos respecto a julio, cuando el CIS elaboró la última encuesta; entonces el 74,6% de los españoles decía sentir poca o ninguna confianza en Rajoy, frente a un 23,5% que confiaba en él. Algunos analistas deducen de estos datos un cierto desfondamiento del presidente del PP, ahora criticado por el sector más conservador por su negativa a cancelar un compromiso anterior y acudir a la manifestación de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) convocada para hoy en Madrid. El partido mantiene claramente un pulso entre dos tendencias: una, más centrista, defiende mirar al futuro, superar la masacre del 11-M y captar más electores. Otra, situada más a la derecha, sigue empeñada en la búsqueda de los distintos agujeros negros imaginarios de la tragedia. De cualquier modo, es muy delicado para un partido político exteriorizar estos forcejeos a las puertas de unas trascendentales elecciones.

La prensa catalana comenta con cierto estupor la virtual ruptura entre PSOE y ERC, que ha quedado de manifiesto en la negociación de los Presupuestos Generales del Estado, durante la cual los proverbiales intercambios de pequeños favores por dinero no han alcanzado apenas a Esquerra y sí, en cambio, a CiU y a IC. Como es conocido, también estos partidos presentaron enmienda a la totalidad, pero la relación ha sido mucho más amable que la existente entre los republicanos y la formación gubernamental, claramente de espaldas entre sí. Joan Tardá, el portavoz parlamentario de ERC, 'azote de los socialistas', que repetirá al frente de la candidatura republicana, no se priva de decir que su partido no volvería a votar en ningún caso la investidura de Zapatero, a quien así apoyó en 2004. Es claro que el PSOE y el Gobierno central comparten semejantes sentimientos: Zapatero no ha ocultado su preferencia por CiU desde que llego a aquél célebre pacto con Artur Mas que permitió el desbloqueo de un Estatuto de Cataluña moderado, razonable y probablemente constitucional.

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