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Eugenio Cabezas
Martes, 21 de agosto 2007, 11:58
DÍA de playa bajo un sol de justicia. En la arena no cabe un alma, al igual que en la zona de las hamacas. Entre el gentío, pasa una mujer de rasgos orientales, mostrando a los bañistas una hoja plastificada en la que se ve un cuerpo humano y un buen número de letras chinas. Manuel Barea, un cordobés de 54 años, le hace un gesto a la señora y esta se acerca. Saca sus aceites y comienza a darle un masaje.
«Te deja nuevo. Relaja y ayuda a liberar el estrés», comenta este turista, que pasa sus vacaciones en Benalmádena. Junto a él, su hija Mónica encoge el cuello y se lo piensa: «También voy a darme uno». La especialista sonríe y le dice: «Completo, 20 euros». «No está mal. En Córdoba te sale por algo parecido y para colmo no estás en la playa», afirma Mónica.
Y es que, los masajes ofrecidos por ciudadanos chinos en las playas del litoral malagueño se han convertido en una estampa habitual en los últimos veranos. Así, es posible verlos desde Nerja hasta Estepona, aunque en algunos municipios proliferan más que en otros. ¿La razón? Al parecer, su actividad se realiza al margen de la ley -sin pagar impuestos ni poseer un permiso sanitario específico-, por lo que en las localidades en las que se han concentrado en mayor proporción en los últimos años, se han tomado medidas. «La Policía Local los detiene y les requisa las cremas», relata un hamaquero de Torremolinos.
Actividad prohibida
Por su parte, fuentes municipales confirmaron que los agentes encargados de la vigilancia del litoral de este municipio tienen instrucciones de impedir que estos ciudadanos chinos -en su mayoría mujeres, aunque también se ven hombres- ofrezcan sus servicios en las playas. Asimismo, desde el Ayuntamiento de Benalmádena señalaron que, en las últimas semanas, han detectado un incremento de la actividad de estos masajistas, como consecuencia de la presión que reciben en Torremolinos.
En cualquier caso, sea legal o no, lo cierto es que estos masajistas han conseguido abrirse un hueco en el negocio playero en la provincia. «Creo que no hacen daño a nadie y, si a la gente le gusta, no hay nada de malo en que sigan haciéndolo», valora Esteban Martínez, propietario de un chiringuito en Torremolinos. Eso sí, cree que deberían pagar «algún tipo de impuesto» para que su actividad fuera regularizada.
Zheng Chui es una de estas chinas masajistas de playa. A sus 35 años, apunta que llegó a España hace una década y ha trabajado en varios negocios de restauración hasta que aprendió las técnicas del masaje terapéutico chino, una disciplina también llamada 'Tui Na' y con una historia de más de cinco milenios.
«Hacen masajes por zonas concretas o en todo el cuerpo», detalla Elisa de los Ríos, una asidua a estas técnicas. «Uno de los más divertidos es el masaje de los pies», dice. «Se te quedan muy suaves y te quita tensiones de todo el cuerpo», añade. De los Ríos suele acudir a una clínica durante el año y, cuando está de vacaciones en Nerja, reclama los servicios de estas mujeres. «Me parece muy curioso que lo hagan en plena playa. Tiene mérito», dice.
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