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TRABAJO. San Gil marca en un mapa todos los lugares que ha visitado como dirigente del PP.
El coraje de María San Gil
REPORTAJE

El coraje de María San Gil

La presidenta del PP vasco vuelve a la trinchera política tras haber superado un cáncer

TEXTO: VIRGINIA RÓDENAS

Domingo, 5 de agosto 2007, 04:22

ES mentira que María San Gil haya regresado esta semana. Porque desde que la presidenta de los populares vascos anunciara el pasado mes de abril que abandonaba para combatir un cáncer de mama, no han dejado de verla por su despacho, reincorporada ya totalmente la semana anterior y, a ratos, bastante antes, cuando después de las sesiones de radioterapia el tratamiento no lograba dejarla K.O. Y eso que el médico le había advertido: «María, hay que empezar a conjugar en primera persona».

«No te creas que me quieren tanto en todos lados, que por ahí me dicen cosas tremendas», asegura mientras se ríe. «María guapísima», «María, qué buen color», «María, estás estupenda». Hace calor este jueves al borde del Cantábrico, pero la brisa lo va poniendo a raya. Un nudista, el primero que la política confiesa haber visto en sus 42 años de vida caminando por esta orilla urbana, le hace el signo de la victoria. Y, rediviva, se muere de risa.

Objetivo de una banda

¿Peor la amenaza de la salud que la de saberse diana de los terroristas? Ni lo piensa. «Es más duro lo de la salud porque es más real, lo percibes mucho más, lo sientes, ves las consecuencias en tu propia carne. No es algo que creas que te puede pasar, sino que te está pasando, y es verdad que también es muy duro saber que eres objetivo de una banda terrorista, pero eso sólo lo sabes, no lo sientes en la piel. Aquí vas al médico, te hacen la biopsia, te operan, y todo eso es mucho más real... Lo otro también, pero...»

Desbordante de vitalidad, superado el cáncer, con dos niños pequeños, con toda una vida por delante, llegas a pensar que efectivamente no hay trastorno físico, que el estropicio debe rondarle por la cabeza cuando ni siquiera ha pensado en dejarlo todo, en mandar a la porra su vida escoltada y perseguida? ¿Está usted loca? «¿Loca! ¿Pero si soy una privilegiada! Dentro del cáncer he tenido una suerte enorme. Y luego creo en lo que hago y digo. Hago un trabajo que me llena, estoy en un partido en el que creo que se hacen bien las cosas, tengo unos compañeros magníficos, no sólo en el País Vasco, sino en el conjunto de España, y me parece que el día de mañana, cuando sea mayor y le pueda decir a mis nietos cómo luché por conseguir la libertad, será muy satisfactorio. En la vida estás para algo más que para nacer, crecer, reproducirte y morir. Si te toca una circunstancia un poco peculiar es importante aportar lo que tú crees que puede ser bueno. Esto no es para siempre. Yo estoy trabajando puntualmente para que la siguiente generación sea mucho más feliz y conviva en libertad. Bien es verdad que no es un objetivo que parezca alcanzable en el corto plazo, pero esto es una carrera de relevos; aquí toca estar en primera línea, y es muy duro, es muy intenso, y te dejas la piel, pero sabes que en un momento dado habrá otros a los que pasar el testigo. Al final, esto se va a conseguir, seguro, porque no hay mal que cien años dure, y esta especie de anormalidad que vivimos en Euskadi tiene que acabar. Porque por mucho que la gente se tape los ojos, se acabarán dando cuenta de que no es normal vivir en una sociedad en donde la gente no habla en los bares por miedo, en donde en las cenas de los viernes hay un pacto tácito de no hablar de política para no reñir, donde en Navidad las familias hablan de todo menos de política... No es sano. Tiene que haber un revulsivo. Y a mí me parece un «privilegio» poder trabajar para que haya una reacción en la sociedad y nuestros hijos vivan de una forma normal». ¿Ay sus niños! A María se le cae la baba cuando habla de ellos. Sus fotos empapelan la pared tras la mesa del despacho y llenan la pantalla de su ordenador. Ellos saben y no saben. Demasiado pequeños. El chico, que aún no ha cumplido los diez, llegó un día del cole y le preguntó si era verdad que «ese señor» que salía en la tele -se juzgaba al asesino en serie 'Txapote'- había matado a su amigo Gregorio. «¿Y por qué -se hacía cruces el chaval- su mamá no le enseñó que no se puede matar?»

Ellos me han dado mucha vidilla, porque los días no muy buenos llegaban a casa y había que poner buena cara. Eso te daba ánimo».

María viste de blanco para su reaparición pública. Desde los pendientes, obra de artesanía de una cuñada, hasta unas alpargatas de cuña pronunciada que parecen haber pisado las pasarelas de la «haute côuture» parisinas. «Pues lo único que tienen de francés es la marca de la tienda: 20 euros. Te diría dónde, pero no quedan: ya han ido todas mis amigas. Yo soy muy de saldos y de mercadillos. ¿Pero si a mi Zara me parece lujo!». Y no sólo. Estudió Filología Bíblica Trilingüe en la Universidad de Salamanca. A mí me gustaba el latín y dije, pues quiero aprender bien latín, aunque ya sabía que no era nada práctico y que nunca me iba a hacer rica con eso, que sería profesora o bibliotecaria, pero me gustaba aquello, y en la vida hay que hacer lo que te gusta.

Habla con todos

A la líder del PP vasco le sucede con harta frecuencia que mientras todos saben quién es y cómo piensa, ella desconoce con quién habla, sobre todo teniendo en cuenta que se para a hablar con todo el mundo. El chasco más reciente fue en su penúltimo intento de aprender euskera cuando descubrió por el periódico que el tipo con que había charlado en tantas ocasiones, su profesor, el que le había visitado en su despacho de la sede popular, cuarto por el que había deambulado como Pedro por su casa, era de ANV en Andoaín y había sido miembro de HB aunque se ganaba las habichuelas como director de su euskaltegui (escuela de euskera). «Jamás me dijo quién era realmente». Y hablando de jugar al despiste, no me resisto a preguntarle si a Zapatero le entiende. «Pues no, le entendía mucho más antes. Pero ahora no, porque no quiere que se le entienda, porque no tiene voluntad real de que se sepa lo que quiere hacer y luego están esas obviedades que dice... ¿Nos toma por tontos? Son verdaderos ataques a la inteligencia».

María San Gil niega tajantemente que vaya a dar un salto a la política nacional. «Quiero llevar a Rajoy a la Moncloa, pero desde Euskadi. Yo concito mucho cariño porque soy la cara visible de una pelea que llevan muchos de mis compañeros de una forma más anónima.

Hoy la mirada de María San Gil está puesta en las elecciones generales porque hasta ahí ha lanzado el señuelo de su esperanza. Porque «con Mariano Rajoy en la Moncloa nosotros afrontamos las autonómicas de una forma totalmente diferente. Para nosotros es fundamental que el presidente del Gobierno sea Mariano Rajoy con todo lo que eso conlleva, y no porque sea de mi partido, sino porque hace falta a la cabeza del Gobierno alguien con sentido de Estado, con capacidad de grandes consensos...

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