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ANTONIO ROCHE
Domingo, 5 de agosto 2007, 12:49
La larga feria taurina de Málaga arrancó ayer con una de las dos novilladas picadas del abono. Una corrida impecable de presentación de El Serrano, pero carente de casta, y algunos de los bureles, de fuerzas. Al final, la empresa dejó fuera al malagueño Alejandro Sánchez en la sustitución de Ismael Cuevas -presente en un burladero del callejón convaleciente de la grave cogida que tuvo el 25 de junio en la plaza de Navas de San Juan (Jaén)-. El puesto vacante se lo dejó al sevillano Antonio Nazaré, que dejó impronta de su buen toreo, si bien le faltó demostrar más ambición.
En su primero estuvo bien con el capote, pero mejor en un quite por chicuelinas lentísimas marcando muy bien los tiempos. La faena muleteril fue de más a menos. Sufrió una colada y el sevillano abrevió con una estocada caída. El presidente, Rafael Porras, de pañuelo fácil, le otorgó una oreja facilona de poco peso.
El cuarto entró dos veces al caballo con empuje, derribando a la cabalgadura. Nazaré tuvo el detalle de brindarle a Ismael Cuevas la faena de un toro difícil, el más cuajado del encierro, que tiraba derrotes y entraba cabeceando. El sevillano realizó una faena de mérito rubricada de un estocada. Hubo petición y dio una vuelta al ruedo.
Salvador García se llevó el peor lote. Su primero, sin fijeza, salió renqueando de los cuartos traseros, aunque pasó inadvertido.
Público desesperado
La presidencia debió echarlo para atrás. Pero no lo hizo y tuvimos a un toro rodando constantemente por el albero ante la desesperación del público. El torero se equivocó queriendo dar una vuelta al ruedo, y los pitos le hicieron desistir del paseo. El rondeño se encontró en el quinto con un toro peligroso, que quería cogerle por los dos pitones nada más comenzó la faena de muleta. Daba la impresión de que estaba toreado. El toro desarrolló mucho sentido y le puso un par de veces los pitones en el pecho hasta que en una ocasión lo arrolló y lo cogió sin consecuencias. Tuvo mérito estar en la cara del burel. Lo cazó de media estocada y descabello. Pitos al toro y fuerte ovación para el rondeño.
Juan Carlos Cabello se reveló como el triunfador de la novillada, con una oreja en cada toro. Anduvo bien con el capote, dibujó una media preciosa en el tercero. Inició la faena con un pase cambiado por la espalda desde el centro de la plaza. Del conjunto se salvaron dos derechazos, porque a la faena le faltó ligazón para encender los tendidos. Terminó por bernardinas y como dejó una estocada en buen sitio, se le premió con una oreja.
El último de la tarde se lo brindó también a Ismael Cuevas. Previamente, lanceó de rodillas, pero poco pudo lucirse porque el novillo perdía las manos y provocaba el enfado del público. El chaval tragó con un novillo que no era claro en sus intenciones. Pisó en ciertos momentos terrenos comprometidos. Como fue breve con el acero, pues se llevó la oreja.
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