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IGNACIO LILLO
Domingo, 16 de junio 2013, 17:23
El principio elemental en su manera de hacer negocios es poner al peor tiempo la mejor de las caras. Solo así se comprende que, en plena crisis, el negocio que fundaron hace 42 años Francisco Campos y José Cobos esté creciendo, ampliando instalaciones y personal, y apostando por nuevos formatos empresariales. Tanto es así que desde 2008 hasta ahora ha multiplicado por diez su plantilla, y en la actualidad da trabajo a 110 personas.
«Y sigue siendo negocio», puntualiza Cobos, apenas minutos antes de que arrancara ayer la gala benéfica de inauguración de su nueva propuesta gastronómica, El Pimpi Marinero, junto a su primera sede, en la calle Alcazabilla, y que ha supuesto sumar 20 empleados más. «El optimismo sobre todo, precisamente en estos tiempos que corren es cuando hay que apostar por hacer cosas», añade el empresario. La suya ha sido una apuesta por la renovación en la imagen, más moderna que la que ofrece la bodega, y con aires marineros.
Aunque en realidad su objetivo culinario sea casi el contrario, esto es, recuperar los productos y formas tradicionales de la cocina y del marisqueo popular de Málaga, el que se ofrecía en lugares emblemáticos como Alaska, «y que los malagueños puedan disfrutarlo y no les rompa la cartera». A ello, se añade la coctelería como un segundo pilar.
En esta misión los veteranos hosteleros van de la mano del club gastronómico Kilómetro Cero, que tendrá su sede en el nuevo establecimiento, y que tiene como objetivo la promoción de la gastronomía local. «La unión con kilómetro Cero es una forma de devolverle a Málaga un poco de lo mucho que ha dado por nosotros», indica, y recuerda que el Pimpi mantiene desde hace años como política de compras que todos sus productos sean de la provincia.
Esperanza Peláez, una de las responsables del colectivo, dice que este espacio pretende la promoción de los productos locales; el rescate de las recetas tradicionales y la divulgación del trabajo de los chef de la provincia. Menús temáticos, guisos marineros y homenajes a los restaurantes emblemáticos de la historia de Málaga ya desaparecidos completan la temática; además de catas de vinos de bodegas locales y acciones de promoción por toda la provincia. «Es un club gastronómico pero popular, una alianza para llegar a más gente y un compromiso con nuestra filosofía, que nos permitirá ser más fuertes», añade José Cobos.
Vuelta al cine de verano
La renovación no se queda aquí. Tan pronto como concluyan las obras, el grupo empresarial recreará un patio andaluz en la plaza que quedará entre las calles Granada y Alcazabilla, y que ofrecerá además sesiones de cine de verano, especializado en documentales y productos culturales, para lo que ha suscrito un acuerdo con la Universidad de Málaga. Este espacio será compartido además con la comunidad judía.
La inauguración de ayer consistió en una gala benéfica, a la que asistieron más de 400 personas, y que conjugó moda y gastronomía. El cien por cien de lo recaudado por la venta de las entradas se entregará a seis organizaciones sin ánimo de lucro: la fundación Luis Olivares; Cudeca; la fundación Scariolo; Médicos sin Fronteras; las Hermanitas de la Caridad y la fundación Vicente Ferrer.
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