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ANTONIO FUENTES
Domingo, 9 de mayo 2010, 03:49
El Antequera cerró ayer su temporada en casa, ante el Lábaro Toledo, en un encuentro que no tuvo especial historia. Se notó que ambos conjuntos ya tenían los deberes hechos y se emplearon mucho más en ataque que en defensa. El encuentro quedó ya decidido en la primera parte (20-13) y en la segunda el choque se convirtió en un correcalles del que salió beneficiado el conjunto verde.
Los jugadores que han sido tocados por Ortega para la renovación demostraron especiales ganas en el partido y dejaron clara su valía. El Antequera sólo encontró rival hasta el minuto 6 (3-2), pero a partir de ahí un parcial de 4-1 dejaba a las claras cómo sería el choque. En el bando local destacó la capacidad de Chispi y los dos extremos, Soto y Prodanovic, al que se ve totalmente recuperado.
El Toledo fue incapaz de hacer frente a un equipo liberado y que se sabía superior. Aun así, siguió intentándolo. El descanso sentó bien al cuadro toledano, que salió decidido a reducir diferencias. Y por momentos lo consiguió. Tanto, que se puso sólo cuatro goles abajo (24-20) tras un tanto del pivote Pedro Fuentes (minuto 41). A partir de ahí surgió la figura de otro de los jóvenes. Luisfe Jiménez se unió a la fiesta con goles de muchísimo mérito, y el central Nacho Moya se jugó las bolas decisivas cuando más calentaba el sol. Los dos demostraron el porqué de la confianza de Ortega en ellos.
Otro parcial de 4-0 despejaba dudas y ya a partir de ahí ambos equipos se relajaron. En los últimos minutos el protagonismo fue para jugadores menos habituales como Alexis o Andersson, que tampoco desentonaron. Los dos saben que se encuentran en un momento clave para que Ortega decida sobre ellos e intentaron hacer méritos.
En los últimos compases el Argüelles incluso hizo la ola a los suyos, que devolvieron los honores a base de contraataques. Y el último gol del Antequera ayer no lo podía marcar otro jugador. El mítico central malagueño Pérez Canca jugó ayer su penúltimo partido como jugador de balonmano y se despedía de la que ha sido su afición las dos últimas temporadas. Sus compañeros le buscaron y a falta de sólo nueve segundos tuvo el honor de marcar el último tanto para los suyos.
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