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Francisco Gutiérrez
Miércoles, 8 de febrero 2017, 00:42
La investigación universitaria lleva varios años en una larga travesía del desierto, con el grifo de la financiación estatal a medio gas y el de la autonómica completamente cerrado, en concreto desde 2012. Por fin, y después de varios anuncios, ayer se alcanzó un acuerdo entre los rectores y el consejero de Economía e Innovación, Antonio Ramírez de Arellano, sobre el reparto de este dinero, que llegará en breve a las universidades andaluzas. Son 5,7 millones destinados directamente a los grupos de investigación y otros 4,3 para los planes propios que pusieron en marcha universidades como la UMA para apoyar a sus grupos en estos años en que la Junta no ha puesto dinero para la investigación en las universidades. La UMA cuenta con más de 200 grupos de investigación adscritos al Plan Andaluz de Investigación Desarrollo e Innovación (PAIDI) y el último plan propio ha dotado de casi dos millones de euros a los grupos de la UMA.
A muchos investigadores les cuesta trabajo creer que se recupere el PAIDI. Han sido muchos años de «travesía del desierto» y de casi dos años de noticias contradictorias sobre la puesta en marcha de este plan andaluz. José María Pérez Pomares, del grupo Desarrollo de enfermedades cardiovasculares, señala que se esperan estos fondos «como agua de mayo» y que los grupos se han visto muy afectados puesto que la investigación de calidad y competitiva es «cada vez más cara». Reclama a la Junta una política clara de investigación, un plan «a largo plazo» y una financiación sostenida a lo largo del tiempo. «Ha sido una época de vacas flacas para todos», afirma. El catedrático de Arqueología Pedro Rodríguez Oliva afirma que los grupos han seguido investigando y publicando «buscando proyectos por todos sitios», pero que aún así los investigadores «hemos sufrido la crisis de una manera muy intensa» y que ante la falta de financiación en Andalucía algunos profesores se sumaron a grupos de otras universidades.
La comisión sectorial de Investigación, Desarrollo e Innovación, I+D+i, de las universidades andaluzas se reunió ayer en Málaga, presidida por el rector de la Universidad de Córdoba, José Carlos Gómez Villamandos. El acuerdo alcanzado ayer supone la puesta en marcha del Plan Andaluz de Investigación, Desarrollo e Innovación, PAIDI, 2020, con una primera línea de incentivos destinados a los grupos de investigación de las universidades andaluzas. Y es que, como dijo el rector de Córdoba, la investigación se hace en los laboratorios universitarios, más del 60% en el caso de España pero que alcanza el 90% en Andalucía. Y también de las universidades salen casi la mitad de las patentes industriales.
Evaluación de los grupos
Como desde 2012 no se había convocado el PAIDI, los grupos de investigación no han sido evaluados en estos últimos años. Este es uno de los requisitos que se ponen para acceder a las ayudas, con el objetivo de que sean grupos competitivos e innovadores. Sin una evaluación reciente, y para que las ayudas lleguen cuanto antes a los equipos, lo que se hará en este año es adelantar el 50 por ciento de la cantidad destinada a los grupos en función de la última evaluación disponible. A lo largo del año se espera que la agencia andaluza encargada de las evaluaciones haga este trabajo, de manera que el restante 50% se distribuirá ya ajustando la cantidad total que le correspondería en función de los resultados de esta evaluación.
Ramírez de Arellano destacó también que serán «transferencias directas» a las universidades, lo que supone agilizar y simplificar los trámites administrativos. Además, a lo largo de este año saldrán convocatorias de investigación de carácter competitivo, a las que se podrán presentar universidades y también centros públicos de investigación, parques y centros tecnológicos.
Selectividad
El consejero también se refirió a los exámenes de selectividad. Dijo comprender la preocupación de los estudiantes, a quienes quiso transmitir «tranquilidad», ya que durante este mes «se aclararán todos los términos de la prueba» que será «exactamente igual a la que había antes. Los contenidos estarán adaptados al nuevo Bachillerato, pero los estudiantes se enfrentarán a una prueba muy parecida a la antigua PAU». Dijo que Andalucía fue la primera comunidad en aprobar una prueba válida para toda la región, pero que aún queda por concretar que sea válida para toda España, ya que la LOMCE permite que cada universidad diseñe su propia prueba de acceso.
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