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Arcada del puente ‘romano’ situado bajo Arias de Velasco.
Marbella pone orden en su subsuelo

Marbella pone orden en su subsuelo

La ciudad quiere acabar con inundaciones y vertidos con una macroactuación bajo tierra

Mónica Pérez

Lunes, 12 de septiembre 2016, 00:34

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Municipios costeros desarrollados tierra adentro, que aprovecharon el boom del turismo primero y del sector inmobiliario después para crecer a una velocidad de vértigo. Construcción, cambios y reformas a ras de suelo, pero ¿y debajo? La modernización y desarrollo de las infraestructuras subterráneas no ha tenido lugar, ni mucho menos, al mismo ritmo del trabajo que se ejecutaba arriba. Gran error, compartido por la mayor parte de las ciudades turísticas al borde del mar que condenan, décadas después, a muchas generaciones a asistir a situaciones a priori impensables como que determinadas zonas se inunden y las aguas negras discurran calle abajo en pleno centro, o que los arroyos y ríos, a los que desembocan muchas conducciones de fecales, arrastren todo tipo de porquerías a las playas para sonrojo del sector turístico.

Marbella no ha sido ajena a esta circunstancia, máxime cuando además este tipo de infraestructuras quedaron en el olvido, como tantas otras, durante la etapa de los desmanes gilistas.

El Ayuntamiento, a través de la empresa Hidralia, inició en 2012 una tarea titánica destinada a poner en orden el subsuelo de la ciudad, una labor, que como los propios técnicos reconocen, se prolongará durante varias décadas.

Una de las intervenciones de mayor envergadura se localiza a día de hoy en el embovedado del Arroyo la Represa. «La primera vez que entramos aquí no había quien estuviera. Empezamos a trabajar y comprobamos que había tuberías en tan mal estado que se nos deshacían en las manos». Alejandro de Troya, técnico de Alcantarillado de Hidralia, ilumina con una linterna el camino que conduce desde la desembocadura del arroyo, en la playa Venus-La Bajadilla, hasta un antiguo puente localizado bajo el parque ubicado junto a la comisaría de la policía Nacional, en Arias de Velasco, un recorrido de 1,5 kilómetros bajo tierra que muestra las entrañas de una Marbella desconocida desde que a mediados del siglo pasado se comenzara a embovedar el arroyo que atraviesa buena parte de la ciudad.

Bajo Nabeul

En el trayecto, unos cuantos focos de luz tenue repartidos sólo en un primer tramo del recorrido, deja ver parte del trabajo que ya se ha hecho y que corresponde, en superficie, a la avenida Nabeul y su entorno, donde se han instalado nuevos aliviaderos de pluviales. El objetivo: que sean capaces de recoger el agua de lluvia antes de que alcance Puente Málaga y allí se acumule como viene ocurriendo desde hace años acabando así con unas inundaciones ya históricas en este punto de la ciudad.

Un lugar húmedo, en el que es fácil dar un resbalón si no se va perfectamente equipado, con charcos, algunos de mayor profundidad que otros y que en algún tramo dan a cobijo a una pareja de anguilas y a alguna que otra rana. El espectáculo es tan llamativo como el color que emplean los técnicos para señalizar en todo el trazado los puntos sin conexión para aguas fecales que hay que ir eliminando. De momento, se ha actuado en seis. Quedan tres. El paseo subterráneo permite identificar a la perfección dónde se localizan. Grandes agujeros abiertos en la parte superior por donde en algún momento han empezado a caer todo tipo de aguas sucias. Lo demuestra la acumulación, a ras de suelo, de toallitas, restos de todo tipo, con sus bacterias y hongos, y hasta una rueda, en el caso del punto que corresponde a la calle Juan Alameda.

Otro de ellos se encuentra bajo las casitas de El Barrio. Un tercero corresponde al colegio Vicente Alexandre, que sigue vertiendo sus fecales directamente al arroyo cada vez que los alumnos tiran de la cadena.

Si en los primeros tramos del recorrido, donde ya se ha intervenido, el agua que corre por el suelo es transparente, conforme se avanza hacia el interior este caudal va tornando en un marrón oscuro que el técnico aconseja ni pisar.

Nuevas conexiones, sustitución de tuberías de chapa por otras de pvc para evitar la corrosión, y reforzamiento de estructuras de sujeción de tuberías que, en días de lluvia y dado que algunas siguen soportando el caudal de las pluviales y las fecales no eliminadas, deben aguantar una gran presión y caudal, son otras de las intervenciones en las que se trabaja.

«¿A qué huele aquí?», pregunta durante el trayecto uno de los técnicos. A nada. Al menos, hasta bien avanzada la mitad del trayecto. Las obras han cumplido su cometido: separar las conducciones de pluviales y fecales, unidas durante décadas. De hecho, el de 2016 ha sido el primer año, después de muchos, que la Junta de Andalucía no ha ordenado el cierre de la playa Venus-La Bajadilla por el elevado nivel de contaminación procedente de los vertidos de la desembocadura del arroyo. La empresa de aguas realiza en este punto analíticas semanales, que se unen a las que efectúan el Consistorio y la administración regional.

El Ayuntamiento e Hidralia vienen acometiendo entre 600 y 800 intervenciones al año desde 2012. En el horizonte más cercano, otra obra de envergadura: la intervención en el Río Huelo.

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