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El sacerdote Alfonso Crespo, con el Papa Francisco. :: sur
«Que los sacerdotes puedan perdonar el aborto no es rebajar la gravedad del pecado»

«Que los sacerdotes puedan perdonar el aborto no es rebajar la gravedad del pecado»

Crespo interpreta que con el nuevo documento el Papa trata de hacer «más asequible y cercana la misericordia del perdón»

BEATRIZ LAFUENTE

Domingo, 27 de noviembre 2016, 01:42

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El Vaticano presentó el pasado lunes la Carta Apostólica 'Misericordia et misera' como fruto del Jubileo de la Misericordia, que clausuró el Papa Francisco el día anterior. Alfonso Crespo (Córdoba,1948), doctor en Teología Espiritual y párroco de San Pedro, en Málaga, desgrana las claves de este documento.

El Papa Francisco acaba de clausurar el Año de la Misericordia, un año en el que casi 1.000 sacerdotes en todo el mundo fueron enviados como misioneros de la Misericordia por el Sumo Pontífice el pasado miércoles de ceniza, usted es uno de ellos. ¿Qué ha supuesto de diferente este año para usted?

He vivido intensamente esta experiencia, sintiéndome personalmente beneficiario de la misericordia de Dios, que se acerca como un Padre que nos quiere cerca de Él. A su vez, como misionero de la misericordia, he podido anunciar la misericordia en realidades muy diversas: he compartido con comunidades de emigrantes en Suiza y Alemania, he participado como ponente en un Congreso mundial sobre los 'Santuarios como lugar de misericordia' y otro en Santiago de Compostela sobre 'Misericordia y Perdón'; he participado en audiencias con el papa Francisco y escuchado de su voz hermosas catequesis. He anunciado la misericordia con la publicación de un libro, 'La misericordia entrañable de nuestro Dios' y múltiples charlas.

Con la clausura ha visto la luz la Carta Apostólica 'Misericordia et misera', ¿qué mensaje ha querido transmitir el Papa?

San Agustín con esta bella expresión nos quiere hacer comprender el misterio del amor de Dios cuando viene al encuentro del pecador: 'Quedaron sólo ellos dos: la miserable y la misericordia'. El Papa nos presenta este episodio de la adúltera (misera) y Jesucristo (misericordia), tan popular por el dicho «quien esté libre de pecado que tire la primera piedra», para mostrarnos la riqueza de la misericordia: aquella mujer que, según la ley, tendría que ser apedreada, es salvada por el amor de Dios que se acerca en la persona de Jesús. La miseria del pecado ha sido revestida por la misericordia del amor. El episodio termina con estas palabras de Jesús, el único libre de pecado: «Yo tampoco te condeno... anda y nos peques más». Este 'anda' le abre a cada pecador un futuro de esperanza.

Uno de los objetivos de este año ha sido promover el sacramento de la reconciliación. ¿Ha sido efectivo?

Ha sido la experiencia más rica como sacerdote. Ha habido un gran incremento de confesiones en el pueblo en general. Personas habituadas a confesarse que han querido hacer una confesión general, pero desde un espíritu nuevo: sin remordimientos malsanos sino sintiéndose acogidos por una misericordia que sana y libera. También se han acercado personas después de muchos años alejados. Y, al tener concedidas otras facultades para personar pecados reservados al Papa, he podido también conceder el perdón de Dios a personas en circunstancias especiales. El perdón regala el fruto de la alegría.

Un tema que ha salido en titulares de todos los periódicos ha sido que a partir de ahora todos los sacerdotes podrán absolver el pecado del aborto, ¿qué puede decirme en cuanto a esto?

El perdón del pecado de aborto hasta ahora tenía un tratamiento especial por parte de la Iglesia. Para hacer consciente de la gravedad del mismo, el sacerdote que recibía a un penitente que confesaba este pecado -en colaboración directa o indirecta en el mismo- debía pedir un permiso al Obispo para impartir la absolución. Era un tiempo de cierta espera para hacer consciente de la gravedad del pecado y también madurar una penitencia saludable que libere del pesar que quedaba en la propia conciencia del pecador. El Papa ha dado esta potestad de perdonar el pecado de aborto a todos los sacerdotes. No es rebajar la gravedad del pecado sino hacer más asequible y cercana la misericordia del perdón.

También instituye una 'Jornada Mundial de los Pobres', que se celebrará en todas las iglesias el último domingo antes de la fiesta de Cristo Rey. Algo totalmente nuevo ¿no es así?

La Iglesia siempre está atenta a los pobres: el mismo Día del Corpus o el Jueves Santo, en los que el mensaje es el gran mandamiento del amor a Dios y al prójimo, los pobres están en el centro de la liturgia y oración de la Iglesia. En las circunstancias actuales, en la sociedad del «descarte y la exclusión», el papa Francisco ha querido resaltar la necesidad de que la misericordia se haga operativa llegando a los más necesitados. En este domingo penúltimo del Año litúrgico, la oración de la Iglesia y la celebración eucarística del Día del Señor tendrá en su centro a los más pobres y los que menos cuentan. Es una propuesta muy sugerente y provechosa para desarrollar lo que Papa llama «la fantasía de la misericordia».

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