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Ignacio Lillo
Jueves, 9 de octubre 2014, 19:49
La operación de compra de la sociedad concesionaria Parque Balneario Nuestra Señora del Carmen por parte de un grupo de inversores despierta recelos en el sector hostelero malagueño. La valoración general es que la iniciativa es demasiado arriesgada: cabe recordar que se ha invertido más de medio millón de euros en una concesión que no sólo no tiene garantizada la prórroga caducará en el año 2018 sino que incluso podría ser rescatada en el plazo de menos de un año.
Entre los propietarios de negocios hay dos posturas: unos esperaban a que se resolviese la ampliación del plazo para intentar comprar los derechos de explotación. Según pudo confirmar este periódico, al menos tres empresas de Málaga y provincia presentaron ofertas económicas en este sentido, con la condición de firmar después de que se quedara resuelto el trámite administrativo. Una de las entidades que mostraron más interés fue el Grupo Trocadero, que se encuentra en plena expansión y que ya cuenta con restaurantes de lujo en Marbella y Sotogrande.
Una segunda opinión, muy extendida es que, en el caso de que los antiguos propietarios (Vera y Acha) se quedaran fuera, bien por el rescate de la concesión; o bien por la caducidad (dentro de tres años) el recinto debía salir a concurso público, y que lo ganara la oferta de mejor calidad y con las mayores contrapartidas para la ciudad. En este punto, algunos, que pidieron no ser identificados, reconocieron que estaban preparando sus ofertas para concurrir a la «joya de la corona», como la calificaron.
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En cualquier caso, la diferencia fundamental entre estos y los que finalmente han conseguido hacerse con los derechos de explotación está en el riesgo que asumen: los cuatro socios han invertido más de 500.000 euros por una concesión que, a día de hoy, sólo alcanza hasta 2018. Y ello sin tener en cuenta que Costas va a reactivar el procedimiento de rescate, y que, en el caso de llegar a término, supondría precipitar el fin a 2015.
Los anteriores titulares tenían avanzadas las conversaciones con la Demarcación para extender el plazo durante 25 ó 30 años, a cambio de entre dos y 2,4 millones; y los nuevos propietarios ya han puesto de relieve que aceptan expresamente estas condiciones. Aunque hay otros flecos, como el futuro de la zona verde y su mantenimiento, que todavía se tienen que negociar antes de que la historia del balneario escriba su último capítulo.
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