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Pablo Aranda: «Mi pregón está basado en hechos reales pasados por la batidora de la ciencia ficción»

Pregonero de la Feria de Málaga de 2018

RAFAEL RODRÍGUEZ

Viernes, 10 de agosto 2018, 14:13

El novelista y columnista Pablo Aranda (Málaga, 1968) será el encargado de ofrecer esta noche, en la playa de La Malagueta, el pregón oficial que dará paso al espectáculo pirotécnico y al inicio de la Feria de Málaga. Ilusionado y con la responsabilidad que supone dirigirse a miles de personas, el también director del Aula de Cultura de SUR y autor de 'La distancia', su última obra, afirma que ha escrito un texto «simpático, con toques de humor, pero ser gracioso como punto de partida, es forzarlo y fastidiarlo».

-Llegó el momento. ¿Todo preparado para el pregón?

-Sí. Ya lo tengo todo listo. Incluso, los nervios ya los tengo encima de la mesa. La verdad es que tardé en ponerme a escribir el pregón, porque no quería pensar mucho en ello. Estaba intentando evitar el zarpazo de los nervios. Cada vez que se me venía a la cabeza algo del pregón, intentaba pensar en otra cosa. Me puse a escribirlo hace una semana (la entrevista se realizó a principios de agosto) y lo hice de un tirón. Luego, en los días sucesivos, fui añadiendo algunas cositas y quitando otras.

-Es curioso que, en el pregón de la feria, no se han prodigado los escritores. ¿No 'casan' las letras con la fiesta?

-Claro que sí. Creo que 'casan' perfectamente. No ha habido muchos escritores, pero sí lo han pronunciado algunos escritores importantes, como Manuel Alcántara, Antonio Soler o Pérez Estrada. Es cierto que han estado en la primera época y hacía tiempo que no había un escritor. Quizá es porque la feria se asocia más a lo musical o posiblemente se buscan nombres más conocidos.

-Porque a usted le gusta la feria, ¿verdad?

-Sí, sí, me gusta la feria.

-¿Cuánto tiene la feria de literatura?

-Para mí tiene un componente muy necesario para cualquier persona, para un artista en particular y un literato en concreto, que es la mezcla total. Recuerdo, desde muy jovencito, cuando era un artista adolescente, que me encantaba cruzarme en las calles de tierra del real con gente que no veía el resto del año o si la veía, no iba mezclada. Es decir, esa mezcla de tribus, clases y diferentes edades, y todos en un mismo sitio. Esto es interesantísimo para saber que existen y para observar de reojo cómo se comportan. Sin duda, creo que es un componente literario. Tanta mezcla de gente, pasiones y estímulos, todos juntos, ofrecen muchas claves para la literatura.

-Hemos de suponer que el pregón de un escritor siempre será más extenso que el de un cantante, actor, cómico o futbolista, por aquello de la 'deformación profesional'. Hágame una confesión, ¿cuánto durará su pregón?

-Pienso que hora y media o por ahí (se ríe). No, en serio, el pregón es un género complicado, porque, por un lado, siendo escritor, me da una facilidad, en principio, para lanzarme a hacerlo. Sin embargo, acertar con el tono, no es tan fácil. Y, además, es un género que va dirigido a muchísimas personas. Por tanto, es muy difícil agradar a todos. Creo que hay que tener en cuenta varias claves que he intentado seguir: una, que siendo importante el pregón, al menos para mí, va a ser enseguida borrado por los fuegos artificiales y el concierto. Hay muchas ganas de fiesta. El pregón es un trámite muy bonito, pero soy consciente de que la gente no va a ir a escuchar al pregonero. Tú preguntas y la gente de dice que va a ver los fuegos y a disfrutar del concierto. Esto lo tengo claro para no 'subirme' demasiado. Tengo que tener los pies en el suelo. Ahora lo que toca es fiesta y no puedo aguársela a los malagueños. Así pues, entiendo que tiene que ser un pregón bien escrito, a ser posible, con toques de humor, referido a la ciudad y a la feria, y corto. ¿Que podría hacerlo más largo? Por supuesto, pero, entonces, desviarían el lanzamiento de bengalas hacia mi figura (se ríe). En definitiva, he hecho un texto bien escrito, porque me gusta hacer las cosas bien y me llaman porque soy escritor, pero para la feria.

-¿Será un pregón novelado o basado en hechos reales?

-Es una mezcla. Son unos hechos reales pasados por la batidora de la ciencia ficción, con saltos al pasado e incluso al futuro.

-Por cierto, usted ha manifestado en alguna ocasión que las novelas le salen serias. ¿El pregón también?

-Fíjate que muy poco antes de escribirlo, Manuel Alcántara me llamó para felicitarme y animarme. Me hablaba del vértigo de tener a media Málaga ante ti, escuchándote, y me dio un consejo que me encantó. Me dijo: «La gracia que se pretende tener perjudica a la gracia que se tiene». Por eso, voy a intentar que el pregón tenga toques de humor, pero ser gracioso como punto de partida, es forzarlo y fastidiarlo. Así pues, intentaré que sea simpático.

-Conocemos a Pablo Aranda novelista y columnista, precisamente de SUR, pero, ¿cómo es Pablo Aranda pregonero?

-Ya fui pregonero de la Feria del Libro, aunque es otro concepto. Para la feria, llevaré un texto escrito y leído. En realidad, me crezco cuando cojo confianza, pero, de entrada, soy tímido. Esto es algo que juega en contra mía para dar rienda suelta a la espontaneidad. Lógicamente, tanta gente viéndote, impone. Pero el hecho de tenerlo escrito me va a ayudar muchísimo.

-Hágame una confesión, ¿ha leído o presenciado alguna vez el pregón de la feria?

-Leído, sí. He de confesar que hago un poco de trampa, porque, a raíz de ser nombrado pregonero, me he leído todos los pregones. Y los he leído, porque estaba preocupado por la extensión y por saber el tono que habían manejado mis antecesores.

-¿Y con cuál se queda de todos los leídos?

-Me han gustado mucho los de Manuel Alcántara y Antonio Soler. El pregón de Antonio Soler lo he visto muy bien escrito, sencillo... Me gustó el tono mucho. Quizá no es el que más se da en la feria, pero este pregón, mezclado con otros, me dio la clave de por dónde debo ir.

-El pregón se celebra desde hace años en la playa. ¿Le gusta este marco o es de los románticos que prefieren el balcón del Ayuntamiento, como antaño?

-Me imagino en el balcón del Ayuntamiento cayéndome, aunque la gente, al ser el pregonero, seguro que levantaría los brazos para detener mi caída (risas). Tengo vértigo. Bromas aparte, no me importa el marco de la celebración. Sí es cierto que me da vértigo en la playa, porque hay más espacio para la gente.

-Entonces, ¿le pone nervioso la gente?

-El pregón es un acto de responsabilidad. Es un evento muy importante y tengo que hacerlo con modestia. Es un equilibrio muy difícil.

-Háblenos de la Feria de Málaga. ¿Cómo la ve?

-He ido mucho a la feria de jovencito. Voy menos de mayor. Tengo una hija de 20 años que sale una vez y ya no entra más, y también tengo dos hijos pequeños con los que voy ahora a dar un paseo y los subo a los carricoches. La Feria de Málaga la veo bien en general; va mejorando, se van corrigiendo cosas. Soy un gran defensor de la diversión sana, sin molestar a los demás. La mezcla de las aglomeraciones y el alcohol siempre me ha dado un poco de miedo, aunque creo que se está corrigiendo esta cuestión, así como la de los descamisados. En la feria, los ciudadanos tomamos la ciudad, valga como símil guerrero, pero se trata de darle la vuelta y dejarla mejor que nos la hemos encontrado.

-¿Conoce otras ferias?

-Sí. Mi padre era de Sevilla. Fíjate que yo nací en abril y le fastidié la feria de 1968 y la anterior se la fastidió mi hermana. He ido unas cuantas veces a la Feria de Sevilla y a algunas fiestas del norte. Las ferias de Málaga y Sevilla son distintas. Veo la de Málaga más desatada, más libre y con una cualidad muy importante: la tolerancia. Por aquí han pasado muchas culturas y el mar nos hace más abiertos.

-La Feria del Centro lleva años en el ojo del huracán. ¿Qué opinión le merece?

-La feria del Centro fue un gran descubrimiento cuando empezó. Fue fantástica. Ahora está más masificada y tenemos el reto de ordenarla. «La ciudad es un pacto entre tribus», decía el escritor Carlos Fuentes. Pues eso, hay que seguir pactando.

-Cuando va al Real del Cortejo de Torres, ¿cuál es su recorrido y en qué caseta termina?

-Primero voy a los cacharritos y luego, a comer algo en una caseta, pero no en una concreta. Mis padres sí eran socios de casetas, pero yo, de joven, empezaba por las casetas de los comunistas y sindicatos, porque eran más baratas, y después, me iba a la de la Juventud, para ver los conciertos, y terminaba en la de mis padres, para que me invitaran a un bocata de pringá.

-Y para terminar, ¿cómo titularía la Feria de Málaga?

-Sencillamente, 'Feria de Málaga'. Me parece un buen título. No me gusta lo de la 'Feria del sur de Europa'. Aunque se ha usado mucho, me parece pretensioso. El sur de Europa es amplio y también hay otras ferias. La Feria de Málaga es la Feria de Málaga. Es suficiente.

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