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TEXTO Y FOTOS: J. J. BUIZA
Domingo, 16 de diciembre 2007, 11:34
CUENTA la leyenda que en la primera mitad del siglo VIII San Bonifacio, un misionero venido de las islas británicas, se encontraba en Germania predicando un sermón para convencer a los druidas de aquellas tierras salvajes de que el roble no era un árbol sagrado. Era un 25 de diciembre y para demostrarlo derribó uno de ellos. El roble cayó y rodó destrozando todos los arbustos y árboles que encontró a su paso, a excepción de un pequeño abeto que permaneció erguido. San Bonifacio quiso ver en ello un milagro y llamó al abeto el árbol del Niño Dios, comenzando así la veneración de esta especie e inaugurando una tradición que desde entonces es seguida por los cristianos de todo el mundo.
Originario de las frías tierras del norte, el abeto es hoy uno de los responsables de que las gentes del sur abarroten durante estos días los viveros para conseguir un ejemplar al que decorar. Los negocios de la producción y comercialización de plantas hacen su agosto en Navidad, aprovechando el tirón de las especies típicas de estas fechas como el árbol o el pascuero. «En estos meses podemos hacer entre un 20 y un 25% de las ventas», asegura Javier Acosa, uno de los responsables de Agrojardín, en Estepona.
Desde Viveros Guzmán, en Alhaurín de la Torre, Pepe García explica que por estos días tienen que planificar un complejo sistema de reparto para hacer frente a las demandas de las empresas, ayuntamientos y comunidades de vecinos que hacen sus pedidos para decorar calles, oficinas o urbanizaciones. «Se venden mucha cantidad de plantas en unas fechas muy cortas», resalta García.
El pascuero enamora
Pese a que el abeto es ya un huésped habitual en estos establecimientos, la estrella sigue siendo sin lugar a dudas la flor de Pascua, de la que se venden cientos de ejemplares cada día. «A mí me encantan. Los ponemos por toda la casa: en la escalera, en la chimenea, en el jardín, en la puerta de la entrada », dice Eulalia García, una clienta con el carrito lleno de pascueros.
Pepe García destaca el gran carácter decorativo de esta planta, de la que existen dos variedades básicas: rojo y blanco amarillento, aunque también se pueden conseguir otros colores con tintes artificiales. «Hay que tener mucho cuidado, porque si la dosis de tinte es excesiva la planta puede quemarse», apunta García mientras muestra pascueros azules, rosas y hasta rojos con pequeñas motas doradas.
Josefina Ruiz, especialista en floricultura de la empresa Bricojardín Álora, incide en que la clave para que el pascuero mantenga sus colores vivos durante todo el año es exponerlo a las dosis de luz adecuadas. Para ello, menciona un truco que puede venir bien: «Tiene que estar un mes entero en una habitación a oscuras». Las flores de Pascua son también el principal reclamo de los ayuntamientos, que las utilizan para decorar las glorietas o jardines municipales.
Los contratos con las administraciones públicas son una fuente de ingresos importante para los viveros en Navidad, aunque desde Agrojardín, Javier Acosa señala que el punto fuerte sigue estando en los clientes particulares. Por eso, durante estas semanas organizan actos, concursos y juegos para niños con el objetivo de atraer a toda la familia hasta el establecimiento.
Las actividades empiezan incluso antes de diciembre. «En Halloween organizamos por ejemplo una fiesta de disfraces», comenta Acosa, quien, pese a que confirma que el consumo aumenta en esta época, reconoce que este año sí que se ha experimentado un retraso en las compras, tal vez motivado por los tiempos actuales de recesión económica. «Antes se notaba el consumo ya desde noviembre y ahora ha empezado en diciembre», afirma.
Agrojardín, como otros muchos viveros, aprovecha la Navidad para habilitar nuevas áreas de venta de regalos y decoración. En Viveros Guzmán han modificado incluso la distribución de las plantas para situar en primer lugar las especies típicas navideñas. Por otra parte, también han montado una tienda especial en la que se venden figuras del belén, árboles artificiales y un sinfín de adornos. «He venido a por algunos pascueros para el jardín y ya aprovecho para comprar algunos regalos para mis nietos», explica Aurelia Martín. Como ella, numerosos visitantes aprovechan para hacer sus compras de decoración en estos establecimientos, que viven su gran momento de la semana en domingo, día por excelencia de los viveros.
No obstante, lo que es una ventaja el resto del año lo es menos en Navidad por una razón bien simple. «Los centros comerciales también abren ahora los domingos y eso se nota», indica Javier Acosa. Para hacer frente a estos grandes competidores, la estrategia de los viveros se centra en no limitarse al comercio de plantas y diversificar su oferta cada vez más con actividades de ocio, regalos y productos de decoración.
En Viveros Guzmán este año venden incluso musgo cultivado para adornar los belenes, ya que su recogida del campo está cada vez peor vista. Además, dentro del vivero pueden encontrarse varios artículos especialmente pensados para la época como centros de mesa formados por un pascuero y figuras navideñas, acebos diminutos que cuestan dos euros o abetos artificiales con nieve incorporada. Javier Acosa llama la atención precisamente sobre el hecho de que los árboles artificiales están cada vez más conseguidos, hasta el punto de que ya prácticamente sólo se nota la diferencia al tacto.
Por eso, ya hay muchos compradores que lo prefieren. «Antes adquiríamos el natural, pero se le caían las hojas y lo dejaba todo perdido. También me daba mucha pena tirarlo a la basura luego y por eso el año pasado compramos uno artificial que nos costó más caro, pero que también nos vale para este año», cuenta Aurelia Martín. Pero el auge de los viveros en Navidad no se limita a las compras de especies típicas, sino que muchos consumidores aprovechan para adquirir plantas hermosas de temporada.
Flores decorativas
Pepe García, de Viveros Guzmán, cita entre ellas la azalea y el ciclamen, que florecen precisamente en estos meses y llaman la atención por sus bellas tonalidades entre el blanco y el rojo. «No es que sean flores que evoquen la Navidad pero sí que vienen muy bien para completar la decoración de la casa», opina García.
Sin embargo, otra de las plantas que se asocia tradicionalmente a esta celebración sobre todo en países anglosajones, el muérdago, no goza de demasiada aceptación en España. «Es una planta parásita», dice Pepe García. En efecto, el muérdago crece sobre todo en las ramas de otros árboles y ni se cultiva ni se vende, lo que no ha impedido que en algunos países lo coloquen sobre las puertas y se haya extendido la tradición de besarse debajo de él como símbolo de amor eterno.
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