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Motero obeso busca pelea en Texas

Motero obeso busca pelea en Texas

rincones del mundo ·

Los bares de carretera tienen sus propios códigos, que son muy sencillos de seguir

Luis López

Lunes, 16 de agosto 2021, 00:09

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En Texas pasa lo mismo que en cualquier otro sitio de Estados Unidos: uno siempre tiene la sensación de haber estado allí antes. De haber alquilado un Ford blanco en Laredo después de cruzar la frontera con México y de devorar rectas larguísimas por la Ruta 59. Incluso de haberse detenido en un antro de carretera en medio de un océano de matorrales resecos y campos de cereal.

El bar no tiene ventanas. Y también parece conocido: con luces indirectas en las esquinas que le dan un aire de puticlub, con cierta iluminación amarilla tras las botellas que se exponen en la barra y con varios moteros obesos y barbudos disgregados por ahí. Suena rock sureño, pero a un volumen muy bajito.

Cuando el camarero sirve las tres cervezas dice algo bruscamente, con cara de malas pulgas. No se le entiende bien. Pero parece animar a los viajeros a que se piren de ahí. Como que no son bienvenidos. Lógicamente, se eleva cierta tensión en el ambiente. Los moteros barbudos miran desafiantes y en silencio. Entran más y parecen enfadados.

«Hemos pagado las cervezas, y no nos iremos hasta que las terminemos», se dicen los intrusos. El camarero insiste en sus invectivas incomprensibles pero categóricas. Todo el mundo está muy serio en el local y no se oye más que la música como un susurro y los estallidos ocasionales de las bolas de billar. Dos tipos están jugando una partida en la mesa de la esquina. Ellos también están muy pendientes de la situación pero no dicen nada.

El camarero insiste, ahora más tranquilo. Incluso dice un 'please'. Señala la puerta. Se le entiende un 'park'. ¿Pero qué querrá este tipo? Los interpelados salen a echar un vistazo. Desde esa perspectiva se aprecia muy bien su coche, el Ford blanco, el único coche del lugar, orgulloso, imponente, atravesado en medio del aparcamiento para motos.

Subsanado el problema y superada la crisis, los moteros invitan a un billar y a una barbacoa.

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