La Cena sirve su segundo plato

Siempre existe el miedo a que no esté esa persona al otro lado, a que se queden en un cajón esas melodías en las que se han volcado tantas emociones. Siempre existe el temor a que sean 'Canciones para nadie'... Pero no, este no ha sido el caso. La Cena saborea una segunda ración de pop bien armado y con tintes británicos en su nuevo disco -hoy a la venta-, once temas con cuidados arreglos que suponen la continuación de su trabajo debut ('Historias al revés') y el «cierre de una época». 'Canciones para nadie' «tiene que ser ahora para todos», explica Miguel Mérida, voz y guitarra de la banda.

La banda malagueña regresa a primera línea dos años después de su primer álbum, un estreno con el que consiguieron colarse en el cartel de importantes festivales y sonar en Radio 3. Y, de momento, repiten el menú: tienen confirmada su presencia en el 101 Sun Festival y ya se han dejado oír en la radio de referencia de la música independiente y alternativa. Eso sí, vuelven «con otra perspectiva», sin prisas y con el objetivo de disfrutar y hacerse escuchar. «No nos planteamos vivir de la música. Queremos vivir con la música», detalla Mérida. Son amigos de siempre y, aunque sus vidas personales hayan evolucionado y cambiado, «el grupo es al final la excusa para seguir pasando tiempo juntos».

Instrumentación

Se lo toman con «tranquilidad», pero con mucho trabajo. Hasta última hora han estado volcados en los complejos arreglos de este disco totalmente autoproducido y con una potente instrumentación.

Definen 'Canciones para nadie' como un «volumen dos» de 'Historias al revés', pero «con mejores temas». Algunos son anteriores a ese primer disco y otros nacieron recientemente, «por eso es un buen resumen de lo que hacemos». Les preocupan las letras -que firma Mérida- pero como parte de un todo, de esa sonoridad propia con influencias del pop británico que les caracteriza.

Y mientras preparan el repertorio para los directos que se avecinan -esta vez además en formato quinteto-, ya piensan en su tercer trabajo. «Y ahora nos apetece buscar algo más sencillo musicalmente. Nos pide el cuerpo resumir», avanza Mérida. Lo que nunca cambiará es lo que les gusta ese momento del día en el que solo queda por delante descansar, la cena. «Somos gente sencilla amante de las pequeñas cosas», concluye.