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MÓNICA PÉREZ
Lunes, 18 de junio 2012, 11:21
La noticia del fallecimiento de su hermano Nayef bin Abdelaziz, heredero del trono y ministro del Interior de Arabia Saudí, sorprendió al príncipe Salman a punto de hacer las maletas para cumplir con uno de sus ritos habituales previos al Ramadán: su cita veraniega con la ciudad de Marbella. Un encuentro que este año se podría ver alterado por los acontecimientos derivados de la muerte del príncipe Nayef. De hecho, analistas y observadores saudíes señalan al amigo de Marbella como principal favorito para sucederle como príncipe heredero.
Ministro de Defensa desde noviembre de 2011, el hermano del desaparecido rey Fahd de Arabia Saudí aterriza cada año en la ciudad marbellí acompañado de un nutrido séquito que rara vez baja del centenar de personas para establecerse en su palacio de la Milla de Oro, Al Riyad, situado junto al de quien fuera su hermano y de la mezquita que lleva el nombre del monarca fallecido. La residencia se presenta como una réplica de la Casa Blanca que asoma desde una colina al mar Mediterráneo. De dimensiones más modestas que las del rey Fahd, la morada de Salman Bin Abdulaziz Al-Saud, gobernador de Riad, no se queda corta en lujos.
La presencia del príncipe Salman en Marbella se ha convertido ya en una estampa habitual de las crónicas del verano de la ciudad, y sus habitantes se han acostumbrado a cruzarse más de una vez con él y parte de su nutrido séquito por las calles del casco antiguo. El acompañamiento que arrastra el ministro saudí complica sobre manera que pueda pasar desapercibido entre los miles de turistas que durante la etapa estival inundan los rincones más pintorescos de Marbella.
Rezos y churros
Durante el tiempo que dura su estancia en tierras marbellíes el príncipe suele mantener una agenda que invariablemente incluye una visita a la mezquita para rezar cada viernes, y alguna que otra salida a navegar por el Mediterráneo a bordo del 'Shaf London', anclado habitualmente en Puerto Banús. En ocasiones, se le puede ver incluso disfrutando de unos churros en la Plaza de los Naranjos.
Pero si hay algo que nunca cambia es que siempre va acompañado por su hombre de confianza: Kayali. El empresario sirio Mohamed Elyad Kayali, a quien se señaló en su día como la persona que invitó al Rey al ya famoso safari de inesperado y desafortunado final, es una persona muy apreciada en los círculos sociales de Marbella por ser el acompañante inseparable del visitante habitual de la ciudad con más abolengo desde el fallecimiento del rey Fahd.
Igualmente apreciada era la princesa Sultana bint Turki Al Sudairy, esposa del príncipe Salman, madre del príncipe Fahd bin Salman y visitante asidua la ciudad, que fallecía el pasado verano en Riad a los 71 años tras padecer una larga enfermedad.
Sultana pasaba largas temporadas de vacaciones en el palacio Casa Riad, situado en la Milla de Oro. De hecho, el empeoramiento de su estado de salud le sorprendió en suelo marbellí. Diez días antes de su fallecimiento fue trasladada desde el aeropuerto de Málaga a Riad en un avión medicalizado, aunque a lo largo de todo 2011 había sido tratada en un hospital privado de Marbella tras sufrir diversas recaídas. Incluso las celebraciones por la boda de su nieta Sara Fahd Bin Salman, que tuvieron lugar en Marbella durante el fin de semana del 2 y 3 de julio del año pasado, estuvieron a punto de suspenderse debido al delicado estado de salud que presentaba la mujer.
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