Borrar
Triunfo. Daniel Luque y El Cid salieron a hombros por la puerta grande. :: A. GUERRERO
El Cid y Daniel Luque, a hombros en la goyesca
TOROS EN ANTEQUERA

El Cid y Daniel Luque, a hombros en la goyesca

Sebastián Castella se llevó la peor parte en el sorteo con dos toros que le impidieron estar a la altura

ÁNGEL GUERRERO

Domingo, 21 de agosto 2011, 03:46

Paco Dorado había casi calcado el cartel de la goyesca del año pasado, repitiendo los toros de Jandilla, que entonces triunfaron rotundamente; y El Cid y Castella, que cortaron tres orejas cada uno. Este año era novedad Daniel Luque, que venía en plan triunfador, así que la plaza registraba la mejor entrada de la feria, y había ganas de ver otra gran corrida, pero fue salir el primero, y venirse las ilusiones abajo, porque el toro era flojo, descatado y de ésos que además amenazan con un pitón, haciendo imposible que Manuel Jesús 'El Cid', se luciera, eso sí, derrochando ganas, pero terminando por rendirse ante la imposibilidad de hacer otra cosa. Mató de tres pinchazos y estocada, siendo ovacionado por su voluntad. Se desquitó en el segundo, un gran toro, el mejor de lo que va de Feria, bravo, noble y con fuerzas, es decir el toro ideal para que El Cid se luciera. Y tal hizo. Primero con el capote, con verónicas muy vistosas, y luego con la muleta, que manejó con prodigio de lentitud y buen gusto, con pases con ambas manos, entre los que intercaló vistosos desplantes. La gente pidió el indulto que el usía negó, por lo que El Cid entró a matar, tras escuchar un aviso, cobrando una grandiosa estocada. Dos orejas y triunfal vuelta al ruedo.

Sebastián Castella fue el gran perjudicado por la suerte al hacer los lotes, pues le correspondió un primer toro infumable, en el que el francés lo intentó, sin poder hacer más, y un segundo un poquito mejor, que Castella cuidó dando la distancia adecuada, llevando al toro muy lento, levantándole la muleta. pero lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible que dijo el inmortal torero. Mató al primero de estocada y al segundo, entre el desencanto de la gente, que sólo vio lances sueltos y muy valientes gracias a lo que arriesgó el torero, de estocada y descabello y se le aplaudió su voluntad, negándose a dar la vuelta al ruedo.

Por su parte, Luque se encontró con un tercer toro de la tarde ideal para su estilo, a pesar de su flojedad. Se lució primero con el capote, que maneja con soltura y buen gusto, y luego con la muleta con la que hizo una gran faena, intercalando derechazos y naturales, tras recibir al toro pegado a las tablas con tres estatuarios y terminar con manoletinas y adornos. Una gran estocada le vale dos orejas. Su segundo, de Vegahermosa, fue protestado nada más salir por su poca fuerza, cambiándolo el presidente por un sexto bis, de la misma procedencia. flojo, sin raza, que no le permite más que recibirle por verónicas muy apretadas. Mató de estocada y fue ovacionado.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur El Cid y Daniel Luque, a hombros en la goyesca