Las catorce firmas falsas de Corulla

Uno de los rostros más conocidos de los presuntos testaferros de Juan Antonio Roca, Montserrat Corulla, intenta liberarse de imputaciones dentro del juicio por el caso Malaya. Ayer una pericial presentada en la sala concluyó que al menos hay 14 firmas dentro del sumario atribuidas a Corulla que son falsas. La prueba pericial, propuesta por la defensa de la procesada, ha analizado fotocopias de documentos del caso cotejándolas con su rúbrica original.

Según manifestó la experta caligráfica Soledad Puebla López, algunas firmas «son simples garabatos que no se le pueden atribuir de ninguna manera». Y otras, «a pesar de no ser garabatos, son rúbricas totalmente diferentes. A la hora de realizar la firma se ha hecho diferente tanto la inclinación, como el proceso de ejecución o el final de la firma», concluyó.

Según explicó la defensa de Corulla se trata en la mayoría de los casos de firmas en documentos relacionados «con ingresos en efectivo» que habrían sido falsificados. Es decir, que ella no dio su visto bueno a esos documentos.

La relación de Montserrat Corulla con el principal acusado de Malaya comenzó en 2001, cuando el exasesor la contrató para llevar sus negocios turísticos. Concretamente fue administradora única de la la sociedad Condeor S. L. El fiscal Anticorrupción, Juan Carlos López Caballero, pide para ella cuatro años de cárcel y una multa de 100 millones de euros por blanqueo de capitales en el seno de la organización creada por Roca.

En coche oficial

En la sesión de ayer también declararon varios testigos dentro del segundo bloque del proceso que aborda delitos de blanqueo de capitales en relación a diversas operaciones y sociedades. Entre ellos Adrián Molina, el que fuera chófer del principal imputado en la causa. El conductor, contratado por el Ayuntamiento de Marbella, relató a la sala cómo recogía al exasesor y cómo transportaba sus maletines «a la delegacion de Urbanismo». El chófer, que usaba un vehículo oficial del Consistorio, indicó además que recibía «gratificaciones» por su trabajo de parte de Roca que también reclamaba sus servicios durante los fines de semana para ir a sus fincas.