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MELCHOR SÁIZ-PARDO
Domingo, 17 de abril 2011, 03:36
«ETA no ha tirado la toalla». La misma frase, con diferentes acentos, la repiten como una letanía los mandos de la lucha antiterrorista franceses y españoles. No hablan de un rearme abierto, pero sí de una banda que está en plena reorganización, «redimensionando», en palabras de un alto responsable galo, y se reabastece para aguantar «incluso años» en la clandestinidad. Unos y otros, españoles y franceses, hablan ya sin ambages de una nueva ETA «más reducida» que, aunque muy herida, no termina de agonizar y que todavía tiene arsenales, pistolas engrasadas y terroristas dispuestos a empuñarlas. Los últimos golpes policiales a ambos lados de la frontera en los últimos tres meses dan buena cuenta de que «la fiera no tiene intención de hacerse el 'harakiri'». La desarticulación de los comandos 'Otazua' o 'Erreka' y la captura de 41 terroristas en pleno alto el fuego avalan esa tesis.
Por primera vez parece haber cierto acuerdo entre los diferentes cuerpos policiales sobre la exigua dimensión de esa ETA en recomposición. No cuenta con más de un centenar de activistas entre liberados (a sueldo) y miembros legales (no fichados), frente a los cerca de 350 activistas con los que pudo contar en ciertos momentos de la pasada década. En especial es mala la situación entre los cuadros con experiencia, al punto de que los liberados no superan la treintena.
Es la ETA más pequeña de su más de medio siglo de vida, pero precisamente ese el tipo de organización de «supervivencia» que ahora quiere la mujer que, según los datos de los servicios de Información, está 'rediseñando' ETA, Izaskun Lesaka, la responsable del 'aparato logístico-militar' de la banda, y máxima cabecilla de la organización junto a Iratxe Sorzabal, la dirigente del 'aparato político' de los terroristas.
Huidos rechazados
Esta nueva cúpula ha sido la que se ha negado en redondo, por primera vez, a que se incorporaran a ETA las riadas de huidos de la 'kale borroka' que durante años habían sido la cantera de la banda. Los fugados de Segi de las últimas operaciones acabaron por entregarse en el sur de Francia el pasado febrero tras un encierro y ante la imposibilidad de que un ya casi inexistente aparato de acogida etarra se hiciese cargo de ellos.
De hecho, «la ETA del sur de Francia es un concepto en extinción», apuntan responsables de la Policía Judicial gala. Los investigadores del país vecino ya no tienen dudas de que la organización ha decidido trasladar sus bases al centro-norte del país e, incluso, a la frontera con Bélgica, aunque esto suponga un importante obstáculo para poder volver a atentar en territorio español, llegado el caso.
Allí, casi en el confín belga, fueron detenidos el 10 de marzo los dos últimos jefes militares de la banda, Alejandro Zobarán, 'Xarla', y su lugarteniente Mikel Oroz, 'Peru', mientras mantenían una reunión con otros dos etarras en una casa rural. El motivo del encuentro no era otro que la reorganización de la banda y la mudanza de sus 'liberados' lejos del País Vasco para «aguantar en los cuarteles de inviernos», según la expresión de uno de los máximos responsables de la Guardia Civil.
«Que ETA quiere aguantar alejada de España a la espera de acontecimientos es un hecho», insiste esta misma fuente, que asegura que la detención el 10 de abril de Itziar Moreno y Oier Gómez en las cercanías de Limoges confirma esta hipótesis. Los dos terroristas, capturados tras herir a un gendarme durante un tiroteo, llevaban en la zona varias semanas y volvieron al lugar de los hechos sobre sus pasos, en busca de un escondite que todavía no ha sido hallado.
Otros indicios apuntalan que la ETA del alto el fuego se mueve para no dejarse morir en Francia. El continuo robo de coches en las zonas más septentrionales del país -cerca de una veintena en los seis últimos meses-, la sustracción en diciembre de 6.000 tarjetas para falsificar documentos o la captura el 21 de marzo de la liberada Jone Lozano mientras hacía de 'correo' con 54.000 euros en metálico para financiar a los huidos fichados apunta a que de rendirse nada de nada.
La situación de ETA en España, dicen los analistas de los servicios de Información de Interior, tampoco hace pensar en la desactivación de la banda. La organización terrorista, tras el alto el fuego del pasado enero, ha apostado por dejar en el territorio nacional solo a sus comando 'legales', compuestos en exclusiva por miembros no fichados que hacen una vida de lo más normal, a los que habría ordenado aguantar sin moverse.
Según las diferentes estimaciones, en la actualidad no quedarían más de dos de estos 'taldes' en Guipúzcoa y Vizcaya. Estos grupos estarían en situación de durmientes, sin apenas capacidad de comunicarse con la dirección o de recibir nuevos envíos de material, pero en modo alguno han sido desmantelados, como tampoco han sido desmontados o destruidos los arsenales de bombas y armas.
Los últimos dos grandes golpes de la Guardia Civil en el País Vasco contra esas estructuras legales demuestran a las claras que los grupos no fichados solo están en 'stand by' y que no han recibido órdenes de echar la persiana. El 1 de marzo cayó el que probablemente era el más activo comando de ETA de los últimos años, el 'Otazua', con la detención en Vizcaya de los etarras Daniel Pastor, Lorena López, Iñigo Zapirain y Beatriz Etxebarria. A esos terroristas, autores de no menos de 17 atentados, se les incautó cerca de 200 kilos de explosivos, además de armas como una pistola o un fusil de francotirador. Todo el material estaba listo para usar.
La gran base
La organización terrorista también mantenía en perfecto estado de uso los cerca de 1.600 kilos de explosivos que los agentes del instituto armado han descubierto esta semana en cinco escondites en Guipúzcoa gestionados por el 'comando Erreka' de ETA, en lo que era la mayor base logística de la banda terrorista jamás descubierta en España.
La estructura que lideraban desde hacía más de una década Aitor Esnaola y Andoni Goikoetxea, lejos de haber sido desmovilizada, estaba intacta, con todos sus 'zulos-buzones' listos para guardar explosivos y armas a los comandos que se lo requirieran. Esta nueva ETA 'reeditada' sin su más activo comando legal, sin su más importante base logística en España, con sus arsenales muy tocados tras el golpe en Portugal el pasado año y con sus activistas 'liberados' en constante movimiento en Francia para evitar ser detenidos no parece tener capacidad de romper la tregua para lanzarse a una campaña de atentados, reconocen en los Ministerios del Interior de Francia y España.
Eso sí, ningún responsable de estos departamentos, aunque José Luis Rodríguez Zapatero sí lo haga, descarta que ETA sufra una escisión alentada por los 'liberados' más irredentos que deambulan por Francia y que tienen armas e infraestructuras. La posibilidad de una 'grapización' de ETA, advierten, siempre está sobre la mesa.
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