Instalaciones. Franco, acompañado de García Grana, en la Central Térmica. :: SUR
HISTORIAS DE MÁLAGA

La última visita oficial de Franco fue hace 50 años

ÁNGEL ESCALERA

Domingo, 6 de marzo 2011, 02:49

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Medio siglo ha transcurrido desde que Francisco Franco giró su última visita oficial a Málaga. Sucedió los días 27 y 28 de abril de ... 1961. La ciudad fue el punto final de una gira que realizó por Andalucía. La prensa de la época destacó que «la provincia lo esperaba para hacerle el recibimiento más triunfal de la historia». Los medios del Movimiento se volcaron con la noticia y la describieron en tono laudatorio, con crónicas encomiásticas y exentas de cualquier tipo de crítica a la dictadura. El itinerario comenzó en Estepona y llegó hasta el Santuario de la Victoria, pasando por los pueblos de la Costa del Sol.

El anterior jefe del Estado entró en la capital sobre las ocho de la tarde. La comitiva recorrió la ciudad dos veces. La primera hacia el Santuario de la Patrona de Málaga, en el barrio de la Victoria; la segunda tuvo como destino el Ayuntamiento. Franco iba en un coche abierto para poder ser visto con mayor nitidez por las miles de personas que llenaban las calles (adornadas con banderas y gallardetes) y le aplaudían y vitoreaban. En los edificios oficiales ondeaban las enseñas nacional y del Movimiento. En los balcones se situaron colgaduras. A la entrada de la Explanada de la Estación se instaló un gran arco triunfal en el que se leía: «Málaga por el caudillo». El camino a seguir lo vigilaban fuerzas de la Agrupación de Infantería Aragón 17 y de la Base Aérea.

Fachada del Santuario

Ante la fachada del Santuario de la Victoria se colocó un estrado con reposteros en el que, la corporación municipal, presidida por el alcalde, Francisco García Grana, esperó al jefe del Estado. También estaban los representantes de la Diputación y del Consejo Provincial del Movimiento, así como las principales instituciones y entidades malagueñas. A las ocho y cuarto de la tarde llegó Franco, entre el repique de las campanas y los sones del himno nacional. Al bajarse del vehículo pasó revista a las tropas allí formadas. Fue recibido por el alcalde y el obispo de la diócesis, Ángel Herrera Oria, entre otras autoridades civiles, militares y religiosas. Entró al templo bajo palio. El prelado, revestido de pontifical, dio a besar a Francisco Franco la reliquia del lígnum crucis.

En el trayecto en coche hasta el Ayuntamiento, el dictador fue acompañado por el alcalde. La comitiva arribó al Ayuntamiento pasadas las nueve de la noche. Los taxis de la ciudad, alineados en batería en el Parque, hicieron sonar sus bocinas. En el Consistorio se celebró una solemne recepción. Ante la insistencia de las aclamaciones de la gente que llenaba las inmediaciones de la Casona del Parque, el jefe de Estado salió al balcón principal y dirigió unas palabras a la muchedumbre que le vitoreaba. «Vengo a ponerme en contacto con los problemas de Málaga y a estimular la actividad en las obras y trabajos que se están llevando a cabo para redimir vuestra provincia. Málaga y sus problemas han constituido para mí una preocupación constante», dijo en su discurso.

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Sobre las diez y media de la noche procedió a inaugurar la Estación Marítima del puerto -dotada de oficinas de viajes, restaurantes y distintos servicios-, donde hubo una cena de gala. Franco asistió acompañado por varios ministros, entre ellos el de la Gobernación, Camilo Alonso Vega, y el de Obras Públicas, Jorge Vigón.

Al día siguiente (viernes, 28 de abril), inauguró varios centros escolares, entre ellos el instituto masculino Nuestra Señora de Victoria, obra del arquitecto Fisac, y la Escuela de Comercio. Ambos edificios ubicados en Martiricos. Asimismo, visitó la nueva Escuela Técnica de Peritos Industriales y la de Magisterio, en El Ejido, y el Campo de la Juventud (Ciudad Deportiva) de Carranque.

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