Omega

«Ya no es mágico el mundo. Te han dejado». Leer ese poema con quince, dieciséis años, prender la llama del sentimentalismo atroz de la adolescencia. El comienzo desgarrado de '1964', de Borges, para una semana que comenzaba con otra despedida. Se fue Morente. Y es menos mágico el mundo. El oficio de juntar letras se lleva muchas cosas por delante, pero también ofrece, si hay suerte, momentos imborrables. Como una hora con Serrat a principios de septiembre. Oír junto al mar su máxima aspiración: que alguien, algún día, tararee en la ducha una de sus canciones sin saber quién la escribió. Quedarse a vivir en la memoria sentimental de la gente. La suma de todo lo visto y leído, de los amores y olvidos, de los lugares visitados, de todo lo vivido y bebido, de la música que nos acompañó en el dolor y el júbilo. Por eso esta semana se abre la guantera del coche como las fauces de un monstruo antiguo. Del fondo emerge 'Omega'. Letra de mujer sobre el CD grabado. La fotocopia en color de la carátula y la contraporada. Ir directo al quinto corte: 4 minutos y 59 segundos. 'La aurora de Nueva York'. Lorca, Morente y Lagartija Nick. Las manos blancas de apretar el volante. El rojo interminable de un semáforo. 'Omega' y el poema '1964', el año en que Morente cantó en la Casa de Málaga poco antes de hacerse profesional. Lo dice la Wikipedia y lo repiten miles de páginas en Internet. Será verdad, entonces.

Poco importa, en realidad. Como la historia del Astoria, la trifulca de la Cabalgata o la pantomima política en el Ateneo. Riñas absurdas, insulsas, en una semana impregnada sin remedio por el olor dulzón de las despedidas. Ir al segundo tema de 'Omega'. El 'Pequeño vals vienés', la versión del triste y elegante 'Take this waltz' de Leonard Cohen. Banda sonora para las palabras de Juan Antonio Ramírez, recuperado en 'El estilo del relax'. Profesor de la Complutense, historiador del arte, poeta. Todo y nada del todo. Un intelectual. Eso ya no se lleva. Ramírez olvidado por la mediocridad de una ciudad dirigida por gente pueril y ensimismada. 'El pastor bobo', tercer corte de 'Omega'.

Ramírez reivindicado. 'El estilo del relax' reeditado in memoriam, ampliado con 'El relax expandido'. Una caja con dos libros. Una pequeña joya surgida de un trabajo enorme. La clarividencia de Juan Antonio Ramírez unida a la exquisitez de Diego Santos. Pero no estaba completo. Ninguna institución tenía dinero para reivindicar la Costa del Sol desde la intelectualidad. Diego Santos ha tardado 23 años en cerrar el círculo.

'Aleluya'. 'Omega', pista 11.