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El tabaco deteriora antes los músculos que los pulmones
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El tabaco deteriora antes los músculos que los pulmones

Perjudica sobre todo a los cuádriceps, lo que explicaría los problemas de movilidad y falta de fuerza que sufren muchos fumadores Neumólogos españoles prueban que los oxidantes del humo dañan la capacidad de contracción las fibras

KOLDO DOMÍNGUEZ

Sábado, 14 de agosto 2010, 03:47

Es evidente que fumar provoca, cuando el hábito ya se prolonga durante años, muy diversos problemas de movilidad. Innumerables estudios han evidenciado que las personas -el 10% de la población española- que padecen EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica, asociada siempre al tabaco y que se evidencia en bronquitis crónica con tos y flemas) sufren afecciones en las piernas que les impiden realizar deporte, caminar, moverse... Hasta ahora se creía que las dolencias de estos enfermos seguían el siguiente silogismo: como fuman, no tienen capacidad pulmonar; y como no 'tienen caja', no son capaces de hacer ejercicio. No respiran bien y se cansan antes. Pierden fuerza.

Eso es cierto, pero lo que ahora han demostrado unos investigadores españoles es que el tabaco afecta directamente a los músculos, sobre todo a los cuádriceps de los muslos, y lo hace antes que a los pulmones. Es decir, los fumadores que aún se creen 'sanos' por no tener problemas en los bronquios están en realidad sufriendo afecciones en las piernas. «De hecho, una de las causas que suelen llevar a un fumador a acudir por primera vez a nuestra consulta es una sensación de fatiga, de cansancio al andar», revela el neumólogo Bautista Gáldiz, miembro del equipo que ha desarrollado el trabajo.

Los especialistas del hopistal de Cruces junto a los otros dos grupos del Institut d'Investigació de l'Hospital del Mar y del hospital Clinic que han participado en la elaboración de este estudio, partieron de la hipótesis de que el tabaco afecta a los pulmones pero también genera una «acción distal a otros niveles». En concreto, creían que los oxidantes del humo inducen modificaciones sobre estructuras clave de las fibras musculares y alteran el proceso de oxidación-reducción que se da en todas las células para generar energía.

Para demostrarlo, abrieron dos líneas de trabajo. La primera, con humanos. Eligieron un grupo de pacientes fumadores que no hubieran desarrollado EPOC ni tomaran medicación, y les sometieron a biopsias musculares en las piernas para determinar si presentaban algún tipo de anomalía. Y la segunda, con cobayas, a las que durante seis meses obligaron a inhalar humo de cigarrillos para reproducir las condiciones que vive una persona en ese proceso.

Los resultados de ambas líneas fueron similares: el tabaco producía un funcionamiento anómalo de la enzima creatina quinasa, necesaria para la producción de energía, y aumentaba los niveles de oxidación de las proteínas, lo que derivaba en una disminución de la fuerza muscular. Y todo esto ocurría mucho antes del inicio de las alteraciones en los pulmones, según se comprobó en las cobayas. De ahí que los fumadores crónicos se cansen -lo hacen sus músculos- antes que los no fumadores. «La conclusión es que las fibras se hacen más pequeñas y se contraen mal, lo que provoca que el paciente tenga menos fuerza», aclara Gáldiz.

Atrofia en las piernas

En el día a día, estas afecciones no son perceptibles, pero los investigadores han comprobado que sí actúan negativamente a la hora de realizar un esfuerzo intenso. «Lo que hemos descubierto ahora es que pacientes fumadores que todavía no han tenido un daño en la aspirometría y que son más jóvenes, también tienen menos capacidad para afrontar esos esfuerzos», describe el doctor.

El grupo de población que formó parte de la investigación tenía de media entre 45 y 50 años, «gente que no había tenido que ir nunca al hospital y cuyas aspirometrías eran normales», pero que ya tenían afectaciones en los músculos que sólo podían estar causadas por el tabaco. «Si esas mismas personas siguen fumando, con quince años más ya tendrán una atrofia de las piernas y menos resistencia provocada por muchos factores, como fármacos, por el escaso aporte de oxígeno de los pulmones..., pero también por afectación directa del tabaco», insiste Gáldiz.

Los resultados de este trabajo han sido recogidos en un artículo que mañana saldrá publicado en la prestigiosa revista 'American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine'. Además, abre una puerta para que otros especialistas continúen en esta línea y, por ejemplo, analicen si estos daños que provoca el tabaco en los músculos están presentes también en fumadores pasivos.

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