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Santos recupera leyendas en torno al demonio en su última obra. :: SUR
Care Santos, escritora: «La vida es la mejor ficción»
CULTURA

Care Santos, escritora: «La vida es la mejor ficción»

La autora catalana se afianza en la novela juvenil con 'Crypta', una nueva historia de amor e intriga con el diablo como protagonista

MARINA MARTÍNEZ mmartinez@diariosur.es

Domingo, 13 de junio 2010, 03:50

A Care Santos (Barcelona, 1970) le apasiona la literatura. Leer y, sobre todo, escribir envuelve su vida. Estudió Derecho, pero pronto se vinculó a las letras de la mano del periodismo. Merecedora de numerosos reconocimientos -entre ellos, el Premio Edebé, el Barco de Vapor o el Ana María Matute, además de haber sido finalista del Premio Primavera-, Santos empieza a sentirse ahora, con casi medio centenar de libros, «la escritora que deseaba ser». Y piensa tener «cuerda para rato». Sobre todo con los más jóvenes, sus lectores predilectos. A ellos vuelve a dirigirse en su nueva novela, 'Crypta' (Espasa), una historia de amor e intriga que mezcla fantasía y humor negro en torno a un diablo que rompe un maleficio al enamorarse de una chica de 17 años.

-El diablo suele dar mucho juego, literariamente hablando. ¿Quizás por eso lo ha elegido para protagonizar 'Crypta'?

-Llevo mucho tiempo enamorada de Eblus, el demonio-narrador de esta historia. Tengo la impresión de que es la voz más seductora que he inventado jamás y un hallazgo desde el punto de vista de la focalización narrativa. Al margen de cuestiones técnicas, el diablo es atractivo por sí mismo, tiene una tradición muy atractiva en nuestra cultura y una imaginería riquísima. De algún modo, es un personaje ganador, con muchos siglos de publicidad hecha.

-¿Se ha sentido poseída por el personaje a la hora de escribir?

-Eso pensaba algunas veces, sí. Que yo no estaba poniendo nada de mi parte: que era él quien escribía y yo una mera herramienta (risas). No, bromas aparte, este personaje seduce al más pintado, ya sean jovencitas o venerables señoras. Si no lo creéis, comprobadlo. La primera seducida patidifusa he sido yo.

-¿Y en qué momento se le ocurre una historia como esta, en la que incluso aparecen los Reyes Magos?

-Esta es una historia que surge de varios viajes y de algunas casualidades. Estuve en Colonia hace unos cinco años, y tuve ocasión de conocer la leyenda de construcción diabólica que se asocia a su catedral, que estuvo muchos años inconclusa. Yo ya llevaba a Eblus en la cabeza y esa leyenda fue un magnífico punto de partida. Buscando localizaciones llegué a San Juan de la Peña y a la Cripta de los Capuchinos de Palermo, en Sicilia, que me parecieron enclaves fundamentales para esta trama. Lo demás, surge de la lectura de docenas de libros y de algunas asociaciones de ideas imposibles. Los Reyes Magos son una de ellas. En su honor se levantó la catedral de Colonia, de modo que formaban parte de la crónica desde el principio, pero la idea de incorporarlos, vampirizados, a la trama, surge leyendo una crónica del viaje medieval del traslado de sus reliquias -un asunto que ha sido muy novelado-: alguien abre el sarcófago y aparecen tres ancianos incorruptos, con largas y vistosas capas, rostros enflaquecidos y que parecen dormir... Que cada uno saque sus conclusiones. Aunque soy consciente de que las mías son un poco gamberras.

-Es lo que tiene esa mezcla de fantasía y tradición. ¿Por qué le gusta tanto ese juego entre lo real y lo irreal?

-Ese juego es mi marca de la casa. No hay novela mía donde no lo practique. Me gusta entreverar la ficción en la realidad. De algún modo, la vida es la mejor ficción, y me gusta rendirle homenaje a esa capacidad de fabular que tiene la realidad. También creo interesante recuperar nuestro riquísimo legendario, darle un tratamiento literario. Hacer con todo ello una historia que trascienda la anécdota.

De los más complicados

-Debe de haber sido complicado sumergirse en todo ese mundo de leyendas para documentarse.

-Sí, muy complicado. Tal vez uno de los más complicados de toda mi trayectoria. Pero ha sido complicado porque también ha sido muy placentero. El placer, el entusiasmo ante lo que iba encontrando, me llevó a buscar más y más, y al final tuve que reprimirme o no habría escrito nada. Es el peligro que se corre cuando una documentación te apasiona: no escribirías nada, por seguir investigando. Hay que saber dónde parar.

-Y también siente ese entusiasmo en el mundo del terror. Es habitual que sus historias se vean envueltas en un halo de misterio e incluso fenómenos inexplicables. ¿Es el ambiente ideal para los más jóvenes?

-Creo que lo inexplicable nos seduce a todos, a cualquier edad. Pero no lo inexplicable gratuito, sino aquellos fenómenos que forman parte de nuestra vida de un modo casi imperceptible, y que no tienen explicación. Creo que ese tipo de cosas nos conectan con nuestros miedos más ancestrales, más innatos, y que hablan muy bien de aquello que somos y de lo que nunca podremos ser. Por supuesto, también tienen un elemento más primario, que tal vez sea el que seduce a los jóvenes. Pero yo procuro no escribir sólo para un sector de los lectores. La buena literatura es aquella que no conoce de edades.

-Pero ahora, con los innumerables avances tecnológicos que nos invaden, cada vez es más difícil sorprender a los jóvenes. ¿Qué piensa que pueden buscar en los libros?

-Lo mismo de siempre: emoción, identificación, respuestas. Los libros forman nuestra subjetividad, nos enseñan lo que nadie nos muestra, nos permiten vivir peligrosamente sin salir de nuestra habitación. Todos leemos por eso.

-Y después de grandes éxitos como Harry Potter, ya no habrá tantos prejuicios respecto a la literatura juvenil, ¿no cree?

-Harry Potter nos ha hecho un gran favor a quienes nos dedicamos a esto. Ha demostrado que la literatura puede ser un fenómeno de masas y que los chavales -a veces muy jóvenes- son devoradores de libros. Parece mentira, pero había gente que lo dudaba. Aunque también nos produce un cierto empacho: escribir para jóvenes es, antes o después, acabar hablando de Harry Potter.

-¿Y le gusta que se le reconozca más por este género?

-Por supuesto. Me hace muy feliz pensar que hay lectores que esperan mis libros. Y me hace sentir muy responsable, también. No escribo una línea sin pensar en esos lectores, en no decepcionarles, en no engañarles, en no darles gato por liebre. Es un verdadero regalo saber que están ahí, y espero que nuestra relación tenga cuerda para rato. Yo, desde luego, pienso trabajar por conseguirlo.

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