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M. MARTÍNEZ
Martes, 18 de mayo 2010, 03:53
Casualmente, José Antonio Garriga Vela y Juan Bonilla hablaban de la misma persona que en esos instantes daba señales de vida a través de un mensaje. Casualmente, Garriga Vela y Bonilla se encontraban un día en Roma. Casualmente, Garriga Vela escribió 'Pacífico' en el mismo edificio de Sevilla en el que Bonilla gestó 'Nadie conoce a nadie'. Muchas casualidades. Pero no hay que buscar explicación. El mundo de Garriga Vela está lleno de casualidades. Las que le ha «regalado la vida». Historias que a veces cuesta creer y que él sólo ha «tenido que transcribir». Ayer lo demostraba con ejemplos el autor catalán afincado en Málaga durante la presentación de su último libro, 'El anorak de Picasso' (Candaya) en el Espacio Diario SUR dentro del Aula de Cultura de SUR.
Y qué mejor ejemplo de esa casi imperceptible frontera entre realidad y ficción que esta última obra del colaborador de SUR en la que abre las puertas de su intimidad a través de varios relatos inspirados en su propia vida. Entre ellos, el que da título al volumen, un cuento que ya publicó hace ocho años y que ahora revisa. «Creo en el azar porque me permite escribir cuentos y ganarme la vida. De hecho, suelo confundir azar, ficción y realidad», reconocía Garriga Vela al comenzar una charla llena de anécdotas y trufada de humor. Porque, como incidió Bonilla, «los hechos nos convencen de que no le hace falta imaginación». «Se ve asaltado continuamente por situaciones inverosímiles», observó el también escritor y articulista de SUR.
La realidad supera la ficción, sí, pero Garriga Vela además juega a darle su toque de fantasía. Hasta el punto de que, a partir de la vida, teje tales historias que a menudo desconcierta. «Nos hace creer que todo lo que nos cuenta es la pura verdad», apuntó Juan Bonilla sobre este escritor que, recordó, se pone la camiseta de Messi cuando juega el Barça o que se pasa la tarde buscando DVD para ampliar su ya de por sí extensa colección de cine. «El último sefardí de nuestra literatura», como lo definió. El hombre del que «nunca hay que fiarse», consideró la editora de Candaya, Olga Martínez, para quien 'El anorak de Picasso' entra en lo que hoy se denomina 'autoficción'.
La vida en estado puro
Y es que Garriga Vela siempre ha tenido claro que el punto de partida de toda su obra debe ser la realidad, su propia vida. En este último libro aflora más que nunca. Desde aquel encargo que el mismo Picasso le hizo a su padre en el taller de sastrería que tenía en Barcelona hasta la curiosa situación en la que se vio inmerso cuando fue a un colegio para ofrecer una lectura. Claro, al llegar dijo que iba para una lectura y un malentendido le llevó hasta el cuarto de contadores. «Estuve apenas un minuto, pero me di cuenta de que tampoco estaba tan mal para escribir: un lugar oscuro, aislado...», bromeaba ayer el escritor sobre aquella anécdota que, por supuesto, se convertiría en un relato: 'El cuarto del contador', donde desvela su «cocina literaria».
También se incluye en esta recopilación junto a otros cuentos nacidos de otros capítulos de su biografía, especialmente su infancia y su familia. Ella es la protagonista de 'Días felices en Tánger', un relato que encuentra su origen en un texto publicado en SUR hace tres años y en el que evoca el rodaje de 'Fuego sobre África' en Málaga, allá por el otoño de 1954. Su padre se encargó del diseño del vestuario de la película. Él aún no había nacido, pero sabe que «se quedó prendado de la ciudad». La ficticia o la real. No se sabe. El lector tiene la última palabra. Como en cualquier obra de Garriga Vela.
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