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La mexicana Lila Downs reivindica la defensa de las costumbres de las comunidades indígenas mexicanas. :: SUR
Lila Downs, cantante y compositora mexicana: «Soy melancólica por naturaleza, por eso busco tanto la alegría»
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Lila Downs, cantante y compositora mexicana: «Soy melancólica por naturaleza, por eso busco tanto la alegría»

La artista, a quien Chavela Vargas nombró su sucesora, repasa su carrera en un disco en directo que presentará en marzo en el Cervantes

REGINA SOTORRÍO rsotorrio@diariosur.es

Domingo, 21 de febrero 2010, 03:55

Ha logrado llevar la voz de los indígenas a medio mundo. Las historias de las gentes de su pueblo, de sus costumbres, de sus injusticias... cantadas en mixteco, zapoteco, castellano o inglés emocionan a neoyorquinos, turcos, alemanes o españoles. El mérito es de Lila Downs, la sucesora por derecho propio de Chavela Vargas (porque así lo determinó la propia artista mexicana) y la Frida Kahlo del siglo XXI, por su estética y la reivindicación de sus orígenes. La artista de Oaxaca (México) repasa por primera vez en directo sus más de diez años de carrera en un disco que mañana se publica en España: 'Lila Downs y La Misteriosa en París'. En algo más de dos semanas, el 10 de marzo, sonará en el Teatro Cervantes.

-'Lila Downs y La Misteriosa en París' es un repaso a su carrera, ¿le ha costado echar la vista atrás?

-Es una cosa que queríamos hacer desde hace años y ahora hemos podido sacar algo en directo. Ya era hora. La selección no ha sido difícil porque el público te va marcando lo que ellos reciben con más fuerza, más profundidad y el mensaje de ciertas canciones son las que se van pegando al corazón de las personas. Y eso va creando también una conciencia sobre la diversidad que somos en México.

-¿Qué balance hace de estos once años de carrera?

-Estoy muy contenta porque, para empezar, es un regalo poder ser músico, poder ser parte de este fenómeno universal que transforma a las personas. Parece ser una cuestión estética solamente, pero yo he aprendido a duras penas, cuando he perdido la voz, que es mucho más lo que se transmite por medio de la música, puede llegar a ser espiritual.

-Menciona ese duro momento en el que perdió la voz, ¿que vuelva a ocurrir es su mayor miedo?

-¡Claro! Es tu herramienta, es como tú puedes contarle al mundo lo que sientes y lo que vives. Y de pronto, ser cortada de esa capacidad es algo bastante serio. Pero, al mismo tiempo, el deseo y la necesidad de sobrevivir es impresionante. Me di cuenta, cuando pensé que me iba a llevar el tren, que realmente tenía la oportunidad de cambiar algunas cosas en mi vida, incluso en mi propio ser físico, espiritualmente, y de esa manera poder renovarme. Me ayudó a darme cuenta de que ya la voz no es lo que fue hace diez años, pero es una voz que también puede comunicar una serie de emociones muy grandes. Y es más, hasta siento que más profundamente que antes. Antes era una especie de querubín vocal, y ahora me siente más enraizada aún y con más nostalgia de mi tierra.

-¿Se planteó el vivir sin la música?

-Es muy difícil estar sin música. Para mí es esencial. De vez en cuando, en el camino por la vida, topo con personas que no escuchan música ¡y no lo puedo creer! Aunque es cierto que también hay días en los que no quiero escuchar nada (risas).

«El chiste de la vida»

-¿Ha encontrado ya esa paz interior que tanto busca?

-Pues la encuentro y de pronto cambia (risas). Ese es el gusto por la vida y todo el chiste de la vida, encontrar lo que andabas buscando y luego, de repente, cambia la dirección y necesitas algo más. Siempre estoy en la búsqueda de esa paz interna, y eso creo que lo heredé de mi abuela indígena. Era una mujer que decía «si ya tienes un techo donde vivir, donde esconderte de la lluvia, y tienes un automóvil que te lleva, para qué buscas más». Y recordar esas palabras de vez en cuando me sirve. Hay que conformarse con lo que se tiene.

-¿Se escribe mejor desde la tristeza o desde la alegría?

-Las dos cosas son muy importantes para mí, pero por naturaleza soy muy melancólica, por eso busco tanto la alegría.

-¿Su música es una forma de estar cerca de sus raíces?

-Espero que sí, que pueda borrar algunas barreras para las personas y que se sientan encausados. Lo he visto en mi etnia. Yo soy cómplice de otros compañeros músicos, escritores, poetas, artesanos.... y todos estamos en esa búsqueda de un nuevo orgullo en esta generación, y yo creo que lo estamos encontrando.

-¿Ha perdido toda la confianza en la clase política de su país?

-Es un tema difícil porque yo tuve que decir cosas en mis canciones, de las cuales no me arrepiento, hacia unos personajes de la política. Pero no fue explícito, fue más figurativo... y me han censurado en mi tierra. Llevo dos años que no puedo cantar allá. Pero sigo con vida, gracias a Dios, y eso ya es ganancia. Creo que mi pueblo, mi gente, todas las etnias de mi tierra que es Oaxaca, optaron por la paz, y eso es muy importante valorarlo: ya acabó la discusión y ahora estamos en paz, y es lo que yo también deseo. El pueblo ha decidido y yo obedezco al pueblo.

Reencuentro

-¿Se producirá ese reencuentro con su tierra en breve?

-Espero que sí. Este año nos han invitado a la Feria del Libro y yo creo que se va a dar esta vez.

-¿Cuál es la mayor injusticia que sufre su pueblo?

-Sufrimos de diferentes problemas. Quizá, más que nada, de comunicación para dar a conocer nuestra necesidad de educación. Y la educación es un tema bastante complejo ahora en México porque está en una parte controlado por los líderes sindicales, en otra parte por el Gobierno -que también tiene una dinámica compleja con los sindicatos- y muchas veces hay cancelaciones de clases. Los estudiantes sufren las consecuencias. Y también en cuanto al diseño de la educación tenemos problemas. Los maestros de origen indígena quisieran diseñar su propia educación, pero hasta la fecha no se ha podido hacer.

-¿Cree que se hace lo suficiente por conservar las tradiciones?

-Hace falta más comunicación y dar el poder a ciertos sectores de las comunidades indígenas para que ellos creen sus sistemas de educación.

-¿Teme que algún día desaparezcan sus tradiciones ancestrales?

-Algunas sí. Pero fíjate que recientemente he hablado con antropólogos y educadores indígenas y me comentan que hay más de cuatro etnias indígenas que están creciendo e influyendo mucho en sus diseños.

-Chavela Vargas la nombró su sucesora, ¡qué responsabilidad!

-Pues sí, imagínate. Es la presión, primero, de aprender a manejar la pistola como dice que lo hace ella (risas) y a ser honesta con lo que uno hace.

-¿Cómo es cantar en lenguas indígenas en Nueva York?

-Es bien lindo porque es representar algo que mucha gente no conoce. Aunque a veces me encuentro con compañeros mexicanos que son mayas y que hablan el maya. Es impresionante, es un encuentro bonito de las lenguas indígenas y de su supervivencia.

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