José Carlos Gaspar: «Recuerdo el verano del Guinness de 24 horas de baloncesto»
«El broche de oro fue cuando la Universidad de Montclair jugó tres partidos en la provincia», cuenta el ahora director de Ventas, Marketing y Protocolo del Unicaja
Para muchos es un híbrido imprescindible: no hay verano sin deporte. Yasí lo piensa José Carlos Gaspar, que a la pregunta de cuáles fueron los ... buenos veranos que vivió tiene clara dos cosas: «Para mí los veranos de mi vida tienen mucho que ver con el baloncesto, y por supuesto, con el Club El Candado. Mi idea era hacer deporte y que los demás hiciesen deporte también. Recuerdo los campamentos de verano, y por supuesto el partido Guinness que disputamos en El Candado de más de 24 horas».
El 31 de julio de 1994 el Club El Candado entraba en la historia al batir el récord Guinness con el choque más largo. Nada menos que 27 horas y 10 minutos duró el organizado por José Carlos Gaspar y Mariano Pozo entre dos equipos de doce jugadores en los que había incluso una fémina, Teresa Ruano. Al final se llegó a superar la marca de 26 horas y 12 minutos establecida en Mallorca poco antes. Era el tercer récord de este tipo logrado en la misma cancha, donde se habían superado con anterioridad las 24 y 25 horas que en su momento suponían la plusmarca. El resultado final fue entonces de 3.249 a 3.079.
«Este partido tuvo mucha trascendencia.Fueron varios veranos, porque lo hicimos en el 94 y luego nos lo batieron y volvimos a hacerlo. Luego probamos con otro formato, pero ya no era lo bonito de dos equipos de doce jugadores compitiendo a un deporte durante más de un dia».
Se para a reflexionar y se acuerda de una entrevista que vio hace poco a Corbalán: «No hace mucho vi una entrevista muy simpática en la que repasaba todos sus logros como jugador de baloncesto.Para mi sorpresa, durante el vídeo se acordó de mencionar que fue partícipe en el partido más largo del mundo, y llegó a citar al club El Candado».
Es difícil no asociar a Gaspar a este deporte, al igual que El Candado, un club que debe mucho a su implicación durante años y del que siempre destila cariño cada vez que conversa de él, ya sea en pasado, presente o futuro.
El baloncesto aún presente
José Carlos Gaspar sigue ligado íntimamente al baloncesto, aunque ya no se vista de corto –por lo menos con asiduidad–. Es director de Ventas, Marketing y Protocolo del Unicaja, y sigue teniendo muy presente también a la selección nacional y la Federación Española: «Estoy en contacto con ambos, los viajes con la selección ya dependen si hay ruta 'Ñ' o no. El verano pasado no hubo, pero llevo mucho años viajando y apoyando al equipo siempre que me necesite. Desde el año 2000 he estado mucho, no obstante, ahora mismo ha cambiado el formato. El formato ventana ha variado un poco los viajes y las fechas».
Les pasa a muchos, el club El Candado, con una gran historia a su espalda, es algo más que tres enclaves. A comienzos de los años sesenta un grupo de promotores y empresarios malagueños decidieron crear un ilusionante y ambicioso proyecto: la Urbanización El Candado, que debe su nombre a la finca original. Para atraer a esta zona a futuros residentes decidieron dotar a la urbanización de un club social de categoría como no se conocía en Málaga. Este se denominó Club El Candado de Tenis. Pero la ambición social y deportiva de los promotores apuntaba más alto por lo que se construyó un campo de golf y más adelante un puerto deportivo, que surgió de dos pequeños espigones en la zona llamada Playa de Almellones. «Tuve la suerte de poder organizar un viaje a Estados Unidos con 25 niños de Málaga, la gran mayoría del club.El broche de oro fue la visita de la Universidad de Montclair a nuestra ciudad en verano.Jugamos tres partidos, uno de ellos en El Candado, otro en Los Guindos y otro en Marbella. En el último, tuve la oportunidad de jugar una parte en cada equipo. Fue algo maravilloso que queda para mi memoria. Recuerdo lo bien que lo pasé, no solo yo, sino todos los miembros del equipo que vinieron, que se quedaron encantados con Málaga. Tuvo que ser el verano del 91, si mi memoria no me falla», yo sinceramente no puedo ayudarle, ya que por aquellos entonces estaría cumpliendo un año –y un verano–.
Desde que es niño su vida ha tenido que ver con el bote, la finta y el tiro, y desde hace veinte años, también con lo de los demás: «Me he dedicado a viajar con la selección española, es un privilegio del que me siento muy orgulloso y me permite seguir creciendo, aprendiendo y aportar mi granito de arena».
No obstante, puede contar una pequeña anécdota como jugador. Su carrera profesional fue testimonial. Solamente jugó un minuto y once segundos, con el Caja de Ronda de su ciudad natal, Málaga, contra el Caja Madrid. Pero hay cosas que no se olvidan, sobre todo porque se cruzó en el camino con una gran leyenda como Wayne Brabender. «Me hizo una falta e hice un uno de dos desde la línea de personal. Es una anécdota que siempre cuento, pocos jugadores pueden tener una media de un punto por minuto» bromea.
Se le nota muy ilusionado cuando habla de sus recuerdos.No obstante, hay algo en su voz que transmite buena vibración: quiere seguir disfrutando de los mismos, del deporte y de la ciudad.Y eso, sin duda, es una de las cosas que más me tranquilizan. Vendrán veranos aún mejores, porque los inviernos son para el Unicaja y el baloncesto...
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