«Los clientes estarán cómodos y seguros en los hoteles»

«No abrimos para salvar el verano, el verano ya está perdido. Abrimos para salvar al sector turístico». Fernando Al-Fark habla más como vicepresidente de Aehcos que como director del hotel Los Monteros, uno de los cinco estrellas de Marbella que volverá a abrir sus puertas este miércoles después de más de tres meses en el dique seco. Su opinión es compartida por la mayoría de los directores de los principales hoteles de Marbella. Algunos lo hacen en voz alta; otros, con el micrófono apagado.

En la víspera de que la mayor parte de los establecimientos turísticos vuelvan a ponerse en marcha, siguiendo la estela de los que se adelantaron haciéndolo en junio, la sensación generalizada es que los números que señala la pantalla del ordenador cuando se pincha para saber con cuántas reservas se cuenta no justifican por sí solos el rescate de los trabajadores que estaban en los ertes y el coste de la apertura del hotel. Sin embargo, no existen dudas de que se trata de la decisión acertada. «Hay que ponerse en marcha, de otro modo sería la pescadilla que se muerde la cola», explica Rocío Galán, directora del Gran Meliá Don Pepe.

El objetivo es activar los establecimientos y con ellos toda la maquinaria del sector turístico de la Costa del Sol. «No somos sólo nosotros -incide Al-Fark-son también los restaurantes, los chiringuitos, las playas, toda la oferta turística. Si los hoteles no abrimos la gente no viene y nadie trabaja», advierte.

El trajín que se puede apreciar en los hoteles señala una situación nueva a la que los trabajadores de los hoteles han tenido que adaptarse primero para poder después aplicarla cuando lleguen los clientes. Hay protocolos para todo: doble alfombra en las entradas -una con líquido desinfectante; la otra, seca para limpiar el calzado-, raciones individuales y atención personalizada en los salones donde se sirve desayuno buffet, kits sanitarios en todas las habitaciones, neveras vacías en las habitaciones que sólo se llenarán con lo que pida cada cliente que llegue, protocolos de limpieza y desinfección en todos los espacios, aforo limitado en las piscinas... La lista de precauciones es interminable. «Lo que queremos es que el cliente se sienta cómodo y seguro. Si lo conseguimos, seguirán viniendo y luego vendrán otros más», explica Conrado Hernández, jefe de Alimentos y Bebidas de Los Monteros.

Saben lo que tienen que hacer, pero ignoran con qué podrán encontrarse. «Cada huésped ha vivido una experiencia diferente en su lugar de origen y por lo tanto no sabemos con qué expectativas viene o cómo se comportará; tendremos que amoldarnos, pero respetando todas las precauciones», asegura Hernández.

¿Qué pasa si algún huésped se resiste a ponerse mascarilla o no respeta las distancias de seguridad? «Eso no podrá ser», advierte tajante Rocío Galán. ¿Y si se sigue resistiendo? La hipótesis ni siquiera se plantea, pero la respuesta es firme: no podrá quedarse.

El chef ejecutivo del Gran Meliá Don Pepe, Víctor Carracedo, advierte de que aunque la situación es nueva, algunos de los protocolos que se pondrán en marcha ya se aplicaban antes. «El lujo es distancia, y por eso el metro y medio no supondrá un cambio», explica aunque lamenta que la mascarilla establecerá una cierta barrera entre el cliente y los camareros que será necesario superar. «Se perderá algo que es muy importante en el lenguaje no verbal, como es la sonrisa del camarero», señala.

Carracedo explica que trabajar con guantes en la cocina tampoco supondrá una novedad y asegura que algunas de las medidas ahora implantadas posiblemente lleguen para quedarse. «El menú mediante el código QR tiene algunas ventajas, permite agilizar la comanda y adaptarse mejor a los gustos del cliente, ya que podrán consultar la carta antes de venir e incluso plantear cambios o sugerencias», señala.

La gobernanta de Los Monteros, Inmaculada Merino, explica que añadir la desinfección diaria a la limpieza que ya se hacía de las habitaciones requerirá una mayor dedicación de tiempo, aunque todavía no está calculado cuánto será. «Es todo parte de un nuevo proceso que obligará a añadir un plus y a trabajar con productos nuevos», explica.

En algunos puntos de los hoteles, la nueva situación obligará a estar más atentos. Rafael Castillo, encargado de la piscina del Don Pepe, explica que esa atención se centrará sobre todo en las piscinas infantiles y en la desinfección de las tumbonas una vez utilizadas. «Habrá que estar pendiente de todo el mundo», indica.