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Estamos más que acostumbrados a ver las geolocalizaciones de cientos de usuarios en las redes sociales. Un restaurante de moda, una ruta senderista o el recorrido al completo de un entrenamiento diario por la ciudad. Tal y como destaca la Oficina de Seguridad del Internauta (OSI) del Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe), conocer la situación exacta de una persona para algunas aplicaciones es necesario, por ejemplo en mapas, pero siempre hay que tener en mente que esta información «implica una serie de riesgos para la privacidad» y, por ello, es conveniente decidir cuando activar y cuándo no este servicio. A continuación, destacamos los beneficios y los peligros del geoposicionamiento, siguiendo los consejos según el OSI.
No hay dudas de que la geolocalización es una tecnología útil que puede ayudarnos ennumerosos aspectos de nuestra vida cotidiana. Uno de los ejemplos más claros lo encontramos a la hora de hallar la ruta más corta para llegar a un destino vacacional o para conocer el punto exacto dónde está un paquete adquirido por Internet. Y hay muchos más ejemplos de ventajas asociadasa a esta tecnología que resalta la OSI:
-Obtener resultados de una búsqueda basados en la ubicación.
-Publicidad personalizada en función de tu ubicación.
-Pedir ayuda en caso de emergencia, como por ejemplo un accidente
C-onocer la posición de una flota de vehículos.
-Dar a conocer en redes sociales la ubicación de una foto o un video.
-Analizar el comportamiento de los usuarios para mejorar la «experiencia de uso».
-Realizar estudios con los que mejorar una tecnología existente o crear una nueva.
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Al usar la tecnología del geoposicionamiento también facilitamos nuestra propia ubicación de manera constante. Y cualquier información de carácter personal -hábitos diarios relativos a rutas, lugares que visitamos, etc- «puede comprometer nuestra privacidad y los datos de geolocalización son de este tipo», especifica la OSI.
A modo de ejemplo la OSI destaca que la geolocalización y las aplicaciones de mapas se usan más de lo que pensamos con fines delictivos. «Los delincuentes utilizan estas herramientas para encontrar objetivos potenciales basándose por ejemplo en las publicaciones que hacemos en redes sociales o la información facilitada por mapas virtuales como Google Maps», indican. »Añadir la ubicación a una publicación puede poner en riesgo a personas, animales o recursos que se quiere mantener en el anonimato», apuntan.
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