
Jaime Gómez-Obregón
El 'hacker' contra la corrupción: «La tecnología es un superpoder para cambiar las cosas»Secciones
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Jaime Gómez-Obregón
El 'hacker' contra la corrupción: «La tecnología es un superpoder para cambiar las cosas»Jaime Gómez-Obregón no ha descubierto la trama Gürtel ni la de los ERE. Pero quizá la suma de dinero público despilfarrado en los cientos ... de pequeños fiascos y corruptelas que este ingeniero cántabro ha destapado -con su ordenador como única arma- puede acercarse a la de los grandes escándalos mediáticos. En el fondo, lo que hay detrás es lo mismo: esa sensación «de falta de vigilancia; de que nadie está mirando» que reina en algunas administraciones públicas, caldo de cultivo perfecto para la corrupción y la mala gestión. Gómez-Obregón estuvo el lunes en Málaga, dando una charla en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática en la que intentó (y consiguió, a juzgar por la hora y media que estuvo después contestando preguntas) transmitir su pasión a los alumnos.
Antes de empezar la entrevista, es pertinente contar las hazañas de este hacker especializado en luchar por una transparencia efectiva de la gestión pública. Su primer «proyecto», como él los llama, fue contratosdecantabria.es, un portal que creó para poder descargar los datos públicos de todos los contratos públicos del Gobierno de Cantabria (que, hasta entonces, no estaba disponible). No se quedó ahí: se puso a analizar ese ingente volumen de información y a cruzarlo con otras fuentes de datos (como las listas electorales) y descubrió 'curiosidades' (como un contrato encargado por un político a sus antecesor en el cargo, contratos troceados u ofertas falsas para aparentar que había competencia en un concurso) que acabaron en el parlamento autonómico, donde la oposición pidió que fueran investigadas (sin éxito).
Quizá el proyecto más ambicioso desarrollado por Gómez-Obregón hasta ahora haya sido ladonacion.es, un portal donde expone de forma visual e interactiva toda la información existente sobre los escándalos relacionados con el rey Juan Carlos.
Pero lo que le ha dado más fama en las redes sociales han sido sus investigaciones sobre lo que llama «la utilización efectista y marketiniana de la tecnología» por parte de administraciones públicas. «Despotismo tecnoilustrado», lo llama, pues el humor forma parte de su manera de comunicar su trabajo. Gómez-Obregón puso el foco sobre la plaga de 'marketplaces' locales creados a raíz de la pandemia (cada ayuntamiento quería su propio 'Amazon'), en los que se gastaron alegremente cientos de miles de euros de dinero público y que han acabado siendo un fiasco prácticamente unánime.
Más recientemente ha cargado contra la que parece ser la siguiente burbuja: la de los metaversos. Creó un 'bot', El Portero del Metaverso, para monitorizar continuamente cuántos usuarios había en el mundo virtual creado por el Gobierno de Navarra. «Hay un mes que entraron cuatro, incluido yo», resumía en su charla en la UMA. También empezó el año pasado una masiva auditoría de las aplicaciones móviles desarrolladas por diversas administraciones públicas.
-Tengo curiosidad por saber cómo se gana usted la vida, aparte de esta labor activista.
-Soy ingeniero de 'teleco' y tengo mi propia empresa, pero que desde que me volqué en el activismo para mejorar la transparencia de la Administración Pública, he delegado la gestión de la empresa y me dedico sólo a esto. Abrí un 'crowdfunding' para ayudar a mantener esta labor y tengo la suerte de tener alrededor de 600 personas que contribuyen; todos pequeños patronos que me permiten no solamente sostener este trabajo, sino mantener mi independencia.
-Habrá a menudo quien acuda a usted a sugerirle que investigue a tal o cual institución o político...
-Claro, sugerencias sí que recibo a menudo. Y hay gente que me ofrece dinero por investigar a este o a aquél. Pero nunca he aceptado. El 'crowdfunding' me permite total independencia; de hecho, cuando me planteo iniciar un proyecto ni siquiera consulto a mis patronos. Yo no quiero atacar a este partido o al otro: ¡es mucho más divertido atacarlos a todos! Esta forma de trabajar me da la libertad que yo quiero y que creo que se necesita para hacer lo que yo hago. A los estudiantes se lo he transmitido en mi charla: cuando uno quiere dedicarse a una tarea, es crucial encontrar la manera de mantenerla en el tiempo porque la voluntad no es suficiente más allá de las primeras semanas. Yo encontré esta fórmula del 'crowdfunding', que no era para nada lo que yo me planteaba al principio.
-Supongo que acabar viviendo de esto no era algo que contemplaba, ni siquiera como ensoñación.
-En absoluto, cuando comencé a hacer esto no sabía dónde iba a acabar. Y la verdad es que ahora tampoco lo sé. Continuaré haciéndolo mientras me divierta y sea útil.
-¿Qué mensaje ha querido transmitirles a los alumnos de Ingeniería Informática de la UMA?
- Que tenemos un superpoder en las manos, que es el de saber programar. Y ese superpoder puede usarse para cambiar las cosas. La tecnología puede ser una cosa muy gris, muy triste... pero cuando se conecta con unos valores cívicos se pueden hacer cosas que cambien el entorno, que obliguen a los políticos a cambiar sus malas prácticas. Hay proyectos míos que han llegado al Parlamento de Cantabria y a los medios. Lo que intento decirles a los estudiantes es que si no nos implicamos, acaban ganando los malos. Y que hay otros caminos en la tecnología además de trabajar para una consultora, programando para otros, metido en un cubículo. Hoy, una persona desde su casa con un ordenador puede hacer que dejen de pasar cosas que no es bueno que pasen. Yo, sobre todo, les animo a desarrollar ese espíritu 'hacker': esa voluntad transgresora, irreverente, de cuestionar las cosas de manera constructiva.
-¿Tiene esperanza en que los jóvenes sigan sus pasos?
-Creo que sí habrá más gente haciendo este tipo de cosas pronto. Si no, es que estamos todos muertos... La cantera tecnológica en este país y particularmente en Málaga es tremenda, hay gente haciendo trabajos espectaculares, tanto en la Universidad como en la empresa privada. Conocimiento hay; y mucha gente con iniciativa. Lo que sucede es que esto es algo nuevo. La Ley de transparencia lleva diez años; la aplicación de las bases de datos a la fiscalización de los asuntos públicos es un camino que estamos empezando a andar.
-¿Qué es lo que le motiva para seguir desempeñando su labor?
-A mí me excita mucho meterle el dedo en el ojo a los políticos y a las administraciones públicas que no son transparentes, que tienen un paternalismo con los archivos públicos y no quieren compartir datos que deben estar en manos de los ciudadanos. Me gusta molestar: ¿que no quieres publicar los datos? Pues yo voy a por ellos y los publico para que todo el mundo pueda verlos. Creo que es importante señalar y destruir prácticas de opacidad que no se cuestionan desde dentro de las organizaciones porque forman parte de la inercia. Pero no soy antisistema, revolucionario ni destructivo. Creo que el sistema funciona por lo general bien pero tiene ineficiencias; yo lo que quiero es que las cosas cambien a mejor. Y eso no se puede hacer desde las barricadas, hay que hacerlo de manera inteligente; empoderándonos con la tecnología, con las bases de datos.
-Hablemos de su cruzada contra lo que llama el 'despotismo tecnoilustrado': esa utilización efectista de la tecnología por parte de las administraciones públicas en la que no hay un beneficio real para el ciudadano.
-Todas estas iniciativas de los 'marketplaces', las 'smart cities', las aplicaciones móviles, los metaversos... tienen en común un hilo conductor: no se pone en el centro al usuario, sino la tecnología. Es el metaverso por el metaverso. La tecnología se convierte en el protagonista. Morozov habla del 'solucionismo tecnológico': creer que cualquier cosa mejora con tecnología, cuando lo que hay que hacer es aplicar la mínima tecnología necesaria para solucionar el problema. ¿Por qué creas un metaverso mientras los trámites digitales más elementales siguen siendo una yincana kafkiana?
-¿Se atreve a predecir cuál será la próxima burbuja?
-No sabría decir... He escuchado ideas sobre el metaverso y sus supuestas utilidades para la ciudadanía que dan miedo. Pero tengo la esperanza de que con la viralidad que tuvo mi vídeo sobre el metaverso del Gobierno de Navarra, si en otra Administración a alguien se les ocurre poner algo similar en marcha alguien responda que eso sería pegarse un tiro en el pie. Supongo que la siguiente burbuja se irá a la inteligencia artificial. Lo importante es que los ciudadanos seamos críticos y sepamos distinguir el marketing tecnológico en los discursos. Si estamos alerta, podremos pinchar el globo antes de que se hinche. Porque este tipo de iniciativas se expanden como una mancha de aceite: yo llegué a analizar más de cien plataformas de comercio electrónico local.
-¿Cuál cree que es el gran pecado que subyace en todas estas corruptelas y despilfarros que has descubierto? A veces da la impresión de que no suele haber tanta maldad o codicia como ineptitud.
-Lo que existe es una sensación de falta de vigilancia, de que nadie está mirando. Y es necesario enviar el mensaje contrario. Cuando te gastas 250.000 euros en un proyecto que es un desastre y nadie lo ha controlado, pues resulta que viene alguien de la calle y lo saca a la luz. Por otro lado, esta opacidad está alimentada por esa actitud paternalista de «Estos datos son míos» contra la que hay que luchar. Porque cuando se piden datos vía Ley de Transparencia, ponen mil y una trabas y excusas absurdas.
-¿Qué barreras éticas se pone en su labor como 'hacker'?
-La barrera es la ley y la ética. Cuando me descargué toda la base de datos de beneficiarios de subvenciones, sólo publiqué las personas juridicas, pero no las físicas para proteger su privacidad. Hay que tener sentido común. La primera barrera es la ley, la segunda es que hacemos estas cosas para mejorar lo colectivo, no para ponerlo peor.
-¿No ha tenido ninguna vez un dilema moral? Por ejemplo, encontrarse con alguna práctica dudosa por parte de algún partido u organización por la que usted simpatice.
-¡Es que a mí los partidos me caen todos mal! No, ya en serio, la política de partidos no me interesa. Me interesa que mi hijo viva en un país donde no haya cada dos por tres escándalos de cuello blanco. No me atrae la ciénaga de la pelea política ni cómo se aborda desde los medios, que es con ideas emocionales, poco racionales. Quizá es que me falta ese cromosoma, igual que me falta el del futbol. Pero sí creo que los ciudadanos tenemos muchas formas de participar en política que no son los partidos políticos. Este trabajo humilde que yo hago demuestra que se puede influir en el sistema estando al margen de los partidos políticos.
-¿No se desanima nunca al ver que las cosas siguen igual después de destapar una mala práctica de alguna Administración?
-Me puedo desanimar un fin de semana, pero luego me apasiono otra vez porque es mi carácter: me gusta cacharrear, liarme con proyectos nuevos... A veces paso fases que estoy rayado, me desanimo... Pero no le doy muchas vueltas: apago Twitter, a veces durante un mes entero, y luego vuelvo con más energía que antes.
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