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¿Por qué las tapas de las alcantarillas son redondas? ¿Cuántas veces al día se solapan las manecillas del reloj? ¿Cuántas pelotas de golf caben en un autobús escolar? Estos son algunos ejemplos que suelen ponerse de las famosas preguntas imposibles con las que Google torturaba a sus candidatos. Forman parte del mito que se ha ido construyendo alrededor del proceso de selección de la empresa más deseada del mundo, que recibe más de 2,5 millones de currículums cada año. La realidad es que hace ya años que este tipo de acertijos no forman parte de sus entrevistas de trabajo. La propia multinacional desmonta este estereotipo en Google Careers, su portal de oportunidades laborales. «Los datos demostraron que ese tipo de acertijos no servían para predecir el desempeño laboral de los candidatos, así que ya no las hacemos», explica.
Hay muchos más mitos y falsas creencias relacionadas con el proceso de selección de Google, y ello pese a que la empresa hace verdaderos esfuerzos por ser transparente y didáctica en relación a lo que realmente exige a sus candidatos. De hecho, en su web hay un amplio repertorio de artículos, vídeos y entrevistas a empleados con consejos para afrontar con éxito el proceso, que -eso sí que no es un mito- sigue siendo largo y complicado: suele demorarse meses. Cada cierto tiempo se organizan charlas 'online' en las que cualquier persona interesada puede preguntar todo lo que quiera saber sobre el proceso de selección.
Esta semana se celebraba uno de esos encuentros virtuales, llamados 'Road to Google', con presencia de no pocos malagueños, tanto entre los ponentes -varios trabajadores de Virustotal, como Ángela Dini o Paloma Simón, contaron cómo llegaron a ser 'fichados' por la multinacional- como entre los oyentes. Y es que la multinacional tiene varias vacantes por cubrir en Málaga con miras a la apertura del centro de excelencia en ciberseguridad que ya cobra forma en la sede del antiguo Gobierno Militar, junto al Puerto. Actualmente, en su web aparecen nueve puestos a cubrir en la oficina de Málaga: un consultor de soluciones técnicas, un diseñador visual, un ingeniero especializado en seguridad, un 'product manager', un ingeniero de 'software', un diseñador UX, dos 'technical program managers' y un 'developer advocate'.
Lo primero que aconseja Google a quien se plantee solicitar un empleo es «mirarse a sí mismo». Se trata de dedicar un tiempo a analizar la propia carrera profesional y a hacerse preguntas como: ¿cuál es el mayor logro que has conseguido? ¿Lo hiciste solo o fue un trabajo en equipo? ¿cuál ha sido el mejor equipo con el que has trabajado y qué lo hacía tan especial? ¿qué es lo que realmente me apasiona? o ¿hacia dónde quiero que vaya mi carrera? «Tus habilidades, intereses y metas son resultado de tu vida, tus experiencias, tus éxitos y tus fracasos. Si te contratamos basándonos en tus habilidades, tendremos un empleado cualificado. Si te contratamos basándonos en tus habilidades, tus mayores pasiones y tus experiencias y perspectivas distintivas, tendremos un 'Googler'», explica la compañía.
Lo siguiente que aconseja la multinacional es conocer a fondo la organización y las distintas oportunidades laborales que ofrece para elegir la que mejor cuadra con nosotros. Por cierto, no hay que marearse echando el currículum por múltiples portales de empleo: sólo hay un 'buzón' válido, el de su página web. Aunque la mayoría de puestos son, evidentemente, de perfil técnico, Google también busca otro tipo de profesionales: desde especialistas en marketing hasta economistas, diseñadores e incluso médicos y psicólogos.
En este punto es importante entender una cosa: la empresa de Mountain View no busca a gente que sepa desempeñar un trabajo concreto, sino a gente con las capacidades y cualidades necesarias para aprender a hacerlo. ¿Por qué? Porque una parte fundamental de su cultura corporativa es el cambio continuo. «Embrace the change» («Abraza el cambio»), dice uno de sus lemas. Las cosas cambian muy rápido en la multinacional y para tener una carrera exitosa, los trabajadores no sólo deben aceptar esa incertidumbre, sino sentirse motivados con ella. Obviamente, hay conocimientos que sí son requisitos imprescindibles, sobre todo en las posiciones técnicas. Pero lo que ya no exige la compañía (o al menos, no siempre) es tener un diploma que certifique ese conocimiento: el porcentaje de empleados sin título universitario es pequeño, pero ha ido creciendo en los últimos años al incorporar a profesionales que se han formado de manera autodidacta.
Elaborar un currículum especialmente para el puesto al que aspiramos es el siguiente consejo. ¿Por qué no aprovechar el CV que ya tenemos? Porque lo que quiere encontrar la compañía no es lo que suele aparecer en los currículos estándar. «Alinea tus habilidades y tu experiencia con la descripción del puesto. Enlaza directamente tu trabajo con las especificaciones del puesto y no olvides incluir datos», aconseja Google, pidiendo a los candidatos que sean «específicos sobre proyectos en los que has trabajado o que has liderado». La fórmula general es «reto conseguido (X), como indican los datos (Y), y siguiendo este camino (Z)». La empresa insiste: quiere datos que demuestren los logros del candidato. Si se carece de experiencia laboral, no es un problema: en tal caso se pueden resaltar proyectos e iniciativas desarrolladas en la etapa educativa o a nivel de voluntariado. Todo esto sin pasarse de verborrea: aconsejan que el CV no tenga más de dos páginas. Por cierto, los currículos mejor sin foto: en Google son muy escrupulosos con la neutralidad en la elección de los candidatos. Tampoco son necesarias las referencias o cartas de recomendación: si se necesitan, ya se pedirán.
Una vez se ha enviado la solicitud a un puesto concreto de los ofertados en el portal de oportunidades laborales de Google, y si nuestro currículum llama la atención de los reclutadores, recibiremos 'la llamada': estamos en el proceso de selección. Y esa será la primera de muchas otras llamadas, porque estamos ante un proceso largo y complejo. El protocolo puede variar según el puesto, pero suele empezar con algún test 'online' que incluye retos de programación, especialmente en el caso de los puestos técnicos. Después se conciertan una o varias entrevistas por teléfono o videollamada, tanto con el reclutador como con alguien del equipo en el que se integra el puesto a cubrir. Y antes de la fase final, la de las entrevistas en profundidad, puede pedírsele al candidato que complete un «pequeño proyecto» (que puede ir de un caso de estudio a resolver un problema de código).
Google se toma muy, muy en serio las entrevistas de trabajo. Suele hacer entre tres y cinco (cinco en el caso de los perfiles técnicos), en persona o por videollamada. Y en ellas combina dos metodologías. Por un lado, lo que denomina «entrevista estructurada», que consiste en una serie de preguntas objetivas; las mismas para todos los candidatos entrevistados para el mismo puesto. Y por otro, las preguntas «de final abierto», en las que plantea preguntas o retos que no exigen una respuesta de sí o no, sino una argumentación. Esta es la parte más desafiante y temida del proceso. Hay blogs, tutoriales en vídeo e incluso libros para ayudar a los candidatos a preparar estas entrevistas. Algunos consejos que dan los propios reclutadores de Google: pensar en voz alta, tomarse tiempo antes de responder y hacer un esquema si se necesita, hacer preguntas, estar acostumbrado a escribir código en un papel o una pizarra y no pensar que el entrevistador va a 'pillarle'.
¿Qué es lo que pretende averiguar Google con estas exhaustivas entrevistas? No le interesan tanto las habilidades técnicas sino saber cómo piensa el candidato, cómo resuelve problemas, si tiene cualidades de liderazgo y trabajo en equipo y si su forma de ser cuadra con el espíritu y la forma de trabajar de la compañía. Esto último se encuadra en lo que llaman 'Googleyness', que en su día fue definido por su ex vicepresidente de Recursos Humanos, Laszlo Block, de esta manera: «Cualidades como disfrutar con la diversión (quién no), cierta dosis de humildad intelectual (es difícil aprender si no puedes admitir que te puedes equivocar), una fuerte conciencia (queremos dueños, no empleados), sentirse cómodo con la ambigüedad (no sabemos cómo evolucionará el negocio y manejarse en Google requiere lidiar con mucha ambigüedad e incertidumbre) y que hayas dado algunos pasos interesantes y valientes en tu vida».
Parecerá una obviedad, pero ser buena persona también es una parte importante de ese 'Googleyness' («Don't be evil», «no seas malo» es otro de los lemas internos). ¿Y cómo se detecta eso en una entrevista? Para empezar, los tutoriales aconsejan emplear un lenguaje positivo en todo momento, ser honesto y abierto (o sea, no mentir), incidir en la capacidad de trabajar en equipo y ser políticamente correcto (no hay que olvidar que el respeto a las minorías y la promoción de la diversidad forma parte del corazón de Google).
No es fácil, sino más bien abrumador, enfrentarse al proceso de selección de la empresa más innovadora del mundo. El pequeño consuelo es que hay algo de lo que no hay que preocuparse: qué ponerse para la entrevista de trabajo. En esto sí que no hay normas: si acaso, el consejo sería no vestir demasiado formal.
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