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«Alexa, cuéntame un chiste», «Alexa, pon la canción de Pokémon», «Alexa, ¿qué hora es?». Desde hace un par de años en casa tenemos un 'Echo Dot', un altavoz inteligente de Amazon con el asistente virtual Alexa y es normal escuchar conversaciones con el cacharro en el salón, especialmente entre los más pequeños de la familia. Estos dispositivos han estado desde su irrupción en el mercado en el ojo del huracán por su gestión de la privacidad. Al final no dejan de ser aparatos diseñados para escuchar nuestra órdenes, con micrófonos sensibles y que generan la duda de hasta qué punto nos 'espían'. Ocurre lo mismo con cualquier otro dispositivo similar, como los asistentes de Google o Siri.
Al adquirir un altavoz inteligente como usuarios renunciamos a parte de nuestra privacidad. Pasa lo mismo cuando usamos cualquier servicio gratuito de Google, que no nos cobran en dinero, pero sí en cesión de datos -lo explica la popular frase «si el producto es gratis, es que el producto eres tú»-. Pero muchas veces no somos conscientes de qué cantidad de información guardan las grandes empresas sobre nosotros.
Hemos hecho la prueba con el caso concreto de Amazon y su asistente virtual por voz, Alexa. La compañía permite solicitar que nos manden los archivos con la información que han recopilado sobre nuestro uso de su tecnología, más allá de los simples historiales de búsqueda. Es muy sencillo; dentro de nuestro perfil en la aplicación o la página de Amazon (tendremos que entrar con usuario y contraseña) hay un apartado que es 'Solicitar mis datos' . Solo hay que seleccionar la información que deseas recibir y enviar la solicitud. Varias semanas después, Amazon manda un correo electrónico al usuario con un enlace de descarga. Ya tenemos toda, en teoría, nuestra información personal que la empresa tiene almacenada. Y no es poca.
Para descargar la información hay que introducir de nuevo nuestras claves de usuario y confirmar con el telefóno móvil, una doble autenticación para confirmar que estos datos personales llegan a la persona adecuada. En nuestro caso recibimos más de 75 enlaces de descarga (AmazonMusic, AmazonWishlist, AmazonGames, Shoplist, PrimeVideo...) y nos advierten de que estarán disponibles durante 90 días. En cada uno de ellos, varias carpetas comprimidas y dentro distintos archivos excel con miles de líneas. Perfectamente podemos estar ante cientos de miles de interacciones, por no decir más de un millón.
¿Qué encontramos ahí? Pues de todo, aunque muchos de esos documentos son difíciles de descifrar. Las carpetas más sencillas muestran por ejemplo todas las aplicaciones que hemos descargado y utilizado con el FireTV stick de Amazon. En la carpeta de PrimeVideo, la aplicación de vídeos, podemos descargar todos los registros de cada una de las series o películas que hemos visto en estos dos años, así como sus horas de reproducción. En un archivo de Excel podemos consultar que el 28 de marzo de 2020 en casa se estaba viendo 'Astérix en América' o que el 25 de octubre de 2021 seguíamos un nuevo capítulo de la serie 'The Bold Type'.
Amazon adjunta en tus datos un archivo pdf en diez idiomas distintos explicando al usuario cómo consultar sus visualizaciones en Prime. «El archivo csv contiene las interacciones del cliente con la lista de visualización de Prime Video. La interacción puede ser la adición de un título a la lista de seguimiento o la eliminación de un título ya añadido de la lista de seguimiento», señalan en el documento. Cada línea del documento incluye además la siguiente información: hora de reproducción, sistema operativo del dispositivo cliente, navegador web, si es contenido en 'streaming' o por descarga, ciudad y país desde el que se visualizó, calidad de emisión del contenido (HD, SD), idioma y tipo de vídeo...
Algo parecido pasa con la carpeta de Amazon Music. En el archivo denominado listening.csv consultamos las 3.947 búsquedas de canciones que se han realizado desde nuestro dispositivo Alexa desde agosto de 2020, con el día, la hora, el título o los discos a los que corresponden cada tema.
De todos los enlaces sobre nuestros datos privados recopilados por Amazon, la carpeta más grande y también la más inquietante es la que afecta a Alexa y, dentro de ella, la denominada 'Audio and Transcription'.
Como bien indica su nombre, ahí encontramos todas y cada una de las interacciones de voz que hemos tenido con el altavoz inteligente en dos formatos: por un lado los archivos de audio con la grabación de nuestra voz, la de los niños de la casa y en general la de cualquier invitado que haya dicho la palabra de activación 'Alexa'. También unos pocos grabados por error, ya que en algunas situaciones Alexa se activa cuando escucha en una conversación un término parecido al de activación, como 'Alejandra' o 'Álex' o alguna palabra con 'x' final que suene similar. Por no decir que se puede activar el altavoz si nuestro vecino de también tiene un aparato similar con la misma palabra clave de activación -por defecto siempre es 'Alexa', aunque es cierto que se puede personalizar-. Miles y miles de archivos de audio que, como usuarios, hemos dado permiso a Amazon para que los grabe y también para que los archive, aunque no seamos conscientes de ello. La compañía se compromete a que todas las grabaciones de voz son encriptadas y almacenadas de forma segura en los servidores de Amazon.
Por otro lado, Amazon nos envía además otro archivo con todas esas interacciones de voz pasadas a texto. En nuestro enlace por ejemplo podemos consultar que en noviembre de 2020 a las 19.17 horas alguien de nuestra casa preguntó al altavoz: «Alexa, ¿quiénes son los futbolísimos?», y el aparato respondió con su habitual: «Aquí hay algo que he encontrado en la web y he traducido...».
También hay carpetas de datos sobre geolocalización, que en nuestro caso solo incluye el mensaje de 'data not available'. Aún así, Amazon reconoce en su política de privacidad que recaba información sobre la dirección de nuestros pedidos. «Es posible que recibamos información sobre ti de otras fuentes, como, por ejemplo, información actualizada sobre tu dirección y sobre entregas procedente de nuestros transportistas, que utilizamos para actualizar nuestros registros y realizar la próxima entrega con mayor facilidad».
¿Qué tipo de información recopila Amazon? Según explica la empresa en su web, al usar sus servicios «nos estás dando información personal como tu nombre, dirección y número de teléfono, información de pago, tu edad, información acerca de tu ubicación, tu dirección IP; personas, direcciones postales y números de teléfono que aparecen en tus Direcciones, direcciones de correo electrónico de tus amigos u otras personas, contenido de las revisiones y correos electrónicos que nos envías, la descripción personal y la fotografía de tu perfil, grabaciones de voz cuando hables a Alexa, imágenes y vídeos recopilados o almacenados en relación con los Servicios de Amazon, información y documentos relativos a tu identidad y posición, información corporativa y financiera, datos del historial de crédito, números de IVA, y archivos de registro y configuraciones de los dispositivos, incluidas las credenciales WiFi»
La multinacional asegura que almacena todos nuestros datos por muy diversos motivos. Desde la gestión de pedidos hasta la personalización de sus servicios para hacernos «recomendaciones» de consumo. También para «mostrar anuncios basados en funcionalidades, productos y servicios que puedan interesarte». En cuanto a los archivos de voz, Amazon explica: «Tratamos la entrada de voz, imágenes, vídeos y otra información personal para dar respuesta a tus peticiones, prestarte el servicio solicitado y mejorar nuestros servicios ». Además, la polémica con la grabación de audios por parte de Alexa es que la empresa admitió que hay trabajadores de Amazon que escuchan nuestras conversaciones. Cada revisor analiza hasta 1.000 clips de audio por turno enviados por el altavoz inteligente, según contaron algunos empleados. Según la compañía se trata de un esfuerzo por eliminar las brechas de comprensión entre Alexa y el ser humano para mejorar la experiencia del cliente. También es cierto que en la configuración de privacidad de Alexa, la empresa ofrece a los usuarios la opción de desactivar el uso de sus grabaciones de voz para el desarrollo de nuevas funciones.
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Otra pregunta que cabe hacernos como usuarios es: ¿se comparte o vende nuestra información privada con otras empresas? Pues en principio no, o no del todo. «La información relativa a nuestros clientes es una parte fundamental de nuestro negocio y no participamos en actividades de venta de la información personal de nuestros clientes a terceros», dicen en su web. Pero a continuación se admite que Amazon comparte la información personal de sus clientes a otra empresas filiales de la compañía o bien empresas «que estén sujetas al presente Aviso de Privacidad o sigan prácticas al menos tan protectoras como las descritas en este Aviso de Privacidad».
En definitiva, que si fuéramos usuarios muy responsables con nuestra información personal tendríamos que revisar al detalle cada una de las configuraciones de privacidad de este tipo de dispositivos o, directamente, no usarlos. Pero ¿quién pasa hoy en día sin usar los servicios de Google, Amazon, Apple, Microsoft o multinacionales similares? Poca gente.
Así que mejor nos quedamos con el último chiste que nos contó Alexa, esta misma semana pasada, y que aparece en nuestro listado recién descargado. Que también hay que decir que, por suerte, la inteligencia artificial todavía no reemplazará a los humoristas.
-Mamá, no te preocupes pero te estoy llamando del hospital.
-José Luis, 15 años de médico y siempre con la misma broma.
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