Estampas de Málaga. Memoria SUR

La Plaza de la Marina se prepara para el incremento del tráfico

Jueves, 4 de diciembre 2025, 00:33

Tres fotos para una visión triangular de la historia de Málaga. Triangular alude a la operación topográfica que permite levantar el mapa de un lugar. ... En 'Estampas de Málaga. Memoria SUR', el historiador Javier Ramírez sigue este concepto para situar algunas fichas de un posible mapa fotográfico, y casi sentimental, de Málaga. Y lo hace en los tres parámetros de las cámaras fotográficas mecánicas: enfoque, profundidad de campo y tiempo. El resultado: un enfoque personal que escoge y comenta las capas que el tiempo dibuja. Bienvenidos a esta historia visual.

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Los Bordini cruzan la plaza evitando el suelo. Mayo, 1960

Fondo Bienvenido Arenas. Archivo Histórico Fotográfico UMA

La plaza, entonces llamada de Queipo de Llano en homenaje al militar de tan triste recuerdo, recibe durante unos días de mayo de 1960 a unos famosos funambulistas. A lo largo de la segunda mitad de la década de los cincuenta, desaparecen del centro de la plaza el monumento al Héroe de Igueriben y, en el lateral oeste, con el derribo de la manzana urbana que incluía el cuartel de «La Parra», la calle de los Carros. El cuadrilongo resultante viene a ser, sin solución de continuidad entre el puerto y la Acera de la Marina, una gran explanada diáfana que acoge todo tipo de espectáculos públicos. Competiciones de balón-bolea, pelota-agua (juego de destreza con mangueras practicado por miembros del Cuerpo de Bomberos), aeromodelismo, y un plural etcétera en el que habría que incluir multitudinarias concentraciones religiosas. El número circense que vemos se completa con complejos ejercicios de tránsito rodado por el alambre: bicicleta y, también, una motocicleta MV Augusta. Se diría que la inclusión de estos dos vehículos en el espectáculo de Los Bordini tiene cierto carácter premonitorio, parece avisar que el tráfico rodado se va a poner por las nubes con el incremento, todavía incipiente, del parque móvil.

Plaza de la Marina. Escuela de conductores. Enero, 1962

Fondo Bienvenido Arenas. Archivo Histórico Fotográfico UMA

La cámara presta atención a este guardia urbano en ciernes. Fuera de encuadre, el contorno de la plaza en los últimos cinco años, quizás la edad que tiene nuestro jovencísimo guardia, ha cambiado por completo. El puerto luce nueva entrada con las columnatas que alternan con las rejas de cierre. Las obras de la torre de La Equitativa han finalizado recientemente. El edificio de Diputación, último de los tres grandes módulos que empezaron a construirse en el inicio de los cincuenta en Acera de la Marina, está prácticamente terminado. Una parcela en la esquina de Molina Lario con Cortina del Muelle promete el gran hotel que acabará con la vista de la Catedral desde el mar. Pero la transformación más notable es el nuevo aspecto que da el incremento del tránsito rodado: los vehículos a motor han dejado de ser artículos de gran lujo. Una emergente clase media empieza a contar con su primer «utilitario», tan inusual en la vida cotidiana que se le conoce como «turismo». Así, en una ciudad que se motoriza aceleradamente parece buena propuesta que niños (en el reportaje fotográfico al que pertenece esta imagen no hay niñas) de distintas edades aprendan las normas de circulación.

Plaza de la Marina, una imagen acorde con los nuevos tiempos. Septiembre, 1963

Fondo Bienvenido Arenas. Archivo Histórico Fotográfico UMA

El gran aparcamiento en superficie lindante con calle Larios llega a su fin. No se trata de desterrar de la plaza al automóvil, símbolo del progreso y los nuevos tiempos, sino de planificar su encaje en un espacio ordenado y embellecido. Los coches, a partir de ahora, formarán filas coherentes en torno a unos jardines que, en su centro, contarán con una nueva fuente. Días después de esta toma fotográfica, otro reportaje muestra a unos operarios abriendo el hueco, a pico y pala, en el lugar donde se ubicará la fuente. Inaugurada el 15 de enero del año siguiente, este gran surtidor mostrará su mejor aspecto en las noches malagueñas: altos chorros y esponjosas nubes de agua, iluminados por luces de colores, jugarán en armónico baile al compás de la música. La siguiente, y funesta, remodelación de la plaza se comete veinticinco años más tarde, cuando por decisión municipal unánime se decide construir el aparcamiento subterráneo actual a costa de destruir parte del patrimonio arqueológico de la ciudad. Ahora, los restos que restan de la muralla de época nazarí soterrada en el aparcamiento esperan ser redimidas de los gases de los motores de explosión por el coche eléctrico.

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