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Del inventor armamentístico al escritor satírico

Del inventor armamentístico al escritor satírico

Albas y Ocasos ·

Tal día como hoy nacía Samuel Colt, cuyo apellido prohijaría homónimamente el revólver más afamado del viejo oeste, y moría Curzio Malaparte, cuya obra es de las más representativas del XX

TERESA LEZCANO

MÁLAGA

Domingo, 19 de julio 2020, 00:50

19-7-1814 / 10-1-1962

Samuel Colt

Hartford, Connecticut, diecinueve de julio de 1814. Nace Samuel Colt, cuyo apellido prohijaría de modo homónimo el revólver más afamado del viejo oeste, el Colt 45 que empuñarían cinematográficamente John Wayne y Gary Cooper, y presidencialmente Theodore Roosevelt, quien tenía sus eminentes iniciales grabadas en el suyo. Apasionado desde la infancia por la producción de pólvora y el desarrollo de armas, Samuel desencadenó en uno de sus experimentos una explosión que dañó una parte de la casa familiar y su padre, un pequeño comerciante de Hartford hasta el bonete nocturno de los sobresaltos ígneos ocasionados por su retoño, enroló al fogoso como grumete en una nave que comerciaba con las sedas de la India. Alcanzada Calcuta, Samuel Colt, que estaba menos interesado en los textiles que un tigre en un bufé vegetariano, descubrió un primitivo modelo de revólver que en su travesía de regreso a Estados Unidos perfeccionó con un mecanismo para accionar el tambor del arma, acababa de nacer el primer Colt que, aun siendo de la familia, no aspiraba a heredar manufacturas. Tras un primer fracaso empresarial generado por la imposibilidad de sacarle rendimiento a un producto artesanalmente fabricado, Samuel Colt alquiló una industria equipada para abaratar el coste armamentístico y, al tiempo que diseña un nuevo modelo perfeccionado de seis disparos, se lanza a inventar prototipos de cables para accionar minas marinas cuyo sistema emplearía otro Samuel, Morse en concreto, para su tendido del primer enlace telegráfico submarino entre Nueva York y Coney Island. Mientras todo esto iba sucediendo, entró en acción el tercer Samuel de la historia, Walker en este caso, y capitán de los Texas Rangers que le encargó a Colt cien mil armas destinadas a pacificar su estado alabando y avalando a los comanches, en el primer caso ofreciéndoles una convivencia reservada con derecho a gregarismo y en el segundo refutando cualquier argumento nómada entonando el canto coltiano por excelencia, que el ejército de los Estados Unidos no tardaría en adoptar como letanía de guerra, acuñando a su vez la frase de «Dios creó a los hombres, Samuel Colt los hizo iguales». Claro que unos son siempre más iguales que otros y no deja de resultar inquietante que, habida cuenta que el primer Colt se diseñó en 1835 y la primera máquina de escribir no fue fabricada hasta 1874, hayamos aprendido a matar con precisión antes que a escribir con rapidez. Oh, man.

9-6-1898 / 19-7-1957

Curzio Malaparte

Ciento cuarenta y tres años después del nacimiento conectiqués de Samuel Colt, moría en Roma Curzio Malaparte, periodista, dramaturgo, novelista y diplomático italiano cuya obra literaria es una de las más representativas del siglo XX. Hijo de madre lombarda como la col y padre francfortés como la salchicha, nació el aludido nominado Kurt Erich Suckert, quien adoptaría profesionalmente el latinizado Curzio al que añadió el apellido Malaparte en alusión inversa al napoleónico Buonaparte. Tras alistarse con dieciséis años en el ejército francés para combatir en la Primera Guerra Mundial, Suckert formó parte de la Marcha sobre Roma de Benito Mussolini y, asumida la membresía del Partido Nacional Fascista, fundó varios periódicos desde los que loaba las virtudes del fascismo aunque cuando publicó, ya reconvertido en Curzio Malaparte, su libro 'Técnica del golpe de estado' en el que atacaba directamente a Hitler, Malaparte fue oficialmente desfascistado del partido y enviado al exilio interno en la isla de Lipari. Fue sin embargo rehabilitado por el propio yerno y por aquellos días probable sucesor de Mussolini, aunque de nuevo detenido y esta vez encarcelado en sucesivas ocasiones por fascistamente incorrecto, y entre detención y detención iba ejerciendo Malaparte diversas corresponsalías que le proporcionarían un ingente conocimiento acerca de Europa, el cual vertió literariamente en la descripción novelada y no exenta de sátira de la guerra que subyace en sus dos obras maestras, «Kaputt» y «La piel». Finalizado el conflicto bélico, Malaparte renegó definitivamente de su etapa fascistoide y fintó rotundamente a la izquierda ingresando en el Partido Comunista Italiano y, previo paso por Rusia que derivaría en una sátira sobre Lénin y tras establecerse en París a ver qué se cocía «Por el camino de Proust», se marchó a China a analizar el maoísmo aunque el cáncer de pulmón que ya había extendido sus tentáculos metastásicos por su Malaparte y hasta por la parte buena, lo repatrió a Italia donde aún le dio tiempo a culminar «Malditos toscanos», un ataque a la cultura burguesa que sería publicado unos meses antes de su muerte. «Yo hubiera perdido Austerlitz y ganado Waterloo», escribió acerca de su elegida sonoridad napoleónica. «Mi sono alzato / O bella ciao, bella ciao...».

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