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Ceregumil es un jarabe reconstituyente que alcanzó una popularidad y un éxito comercial sin precedentes. Muchos no saben que se fabrica en Málaga y que, ... al igual que nuestros vinos y pasas, Ceregumil extendió el renombre y el prestigio de la Málaga comercial e industrial por todo el mundo.
El inventor de este genial producto fue el granadino Bernabé Fernández Sánchez (1878-1937). Hijo de farmacéutico, estudió la carrera de farmacia en Granada, obteniendo el título con premio extraordinario en 1899, a los 21 años. Recién licenciado el joven Bernabé tuvo su primer contacto con Málaga, puesto que entró a trabajar como químico en las bodegas Jiménez y Lamothe. A principios de siglo se casó con Blanca Canivell Pascual, nieta de Francisco Canivell, que había sido médico de Goya. La familia de Blanca tenía una farmacia en el cordobés pueblo de Montilla, conocida como Farmacia Moderna. El matrimonio tuvo cinco hijos: Mercedes, Ramón, Bernabé, José y Nieves.
Cuenta la tradición que en 1907 un hijo de la pareja enfermó. No comía por una intolerancia gástrica y había sido desahuciado por los médicos. Para salvar la vida de su hijo, Bernabé Fernández inventó el Ceregumil, un extracto de cereales y leguminosas, cuyos ingredientes eran azúcar, miel, extractos de trigo, de cebada, de maíz, de avena, de judías y de lentejas. El éxito fue inmediato. Puso en el escaparate de su farmacia un tarro gordezuelo y oscuro, etiquetado de manera manual y sin lujo alguno en su presentación, con el siguiente letrero: «Tónico y alimento remineralizador del organismo, especialmente indicado en casos de anemia y debilidad orgánica».
El jarabe pronto gozó de gran aceptación en el pueblo y se extendió a toda la comarca de mano de cosarios y trajinantes. Como empezaron las imitaciones, Bernabé patentó su invento en 1912. Lo llamó Ceregumil, un acrónimo formado por las palabras cereales, legumbres y miel. Además se asoció con sus dos cuñados Francisco y Arturo Canivell, formando la sociedad Fernández y Canivell. Francisco Canivell debió de ser un personaje peculiar. Fue un visionario para la publicidad y en 1917 ya exhibió el nombre de Ceregumil y el de la Farmacia Moderna en una carroza del carnaval de Madrid. De Francisco volveremos a hablar más adelante para tratar de su trágica muerte.
El éxito de Ceregumil fue tal que sus propietarios decidieron establecerse en Málaga. El motivo era doble: dotar al producto de una moderna fábrica y acercarlo a un puerto de mar para atender las crecientes exportaciones.
En 1921 se estrenó la nueva sede de Ceregumil en el Paseo de la Farola. Contaba con sesenta tanques de mil litros cada uno, necesarios para exportar el reconstituyente a todo el mundo: Portugal, Francia, Inglaterra, Marruecos, América, etc. La empresa tenía representantes en La Habana, Santo Domingo o Montevideo.
Ceregumil también se hizo famoso por su bellísima publicidad. Su creador, Bernabé Fernández, era muy aficionado a las bellas artes, mientras que su cuñado ya dijimos que era un estupendo agente publicitario. En sus modernas campañas participaron los mejores artistas gráficos del país. En 1925 Ceregumil convocó un concurso de carteles que asombró por la calidad y cantidad de participantes que se presentaron. No en vano algunos de los seis premios eran equivalentes al sueldo de un artista durante un año. La publicidad de Ceregumil se distribuía entre los médicos y entre los propios consumidores a manera de artísticos carteles de gran tamaño que, enmarcados, adornaban alcobas y cuartos infantiles.
Contaba Ramón Franco que los tripulantes del hidroavión Plus Ultra, que en 1926 atravesaron el Atlántico por primera vez, se alimentaron con Ceregumil. También se dice que el torero Manolo Bienvenida se recuperó de una grave cogida en 1933 gracias a este reconstituyente.
Cuando llegó la Guerra Civil Bernabé estaba en Lisboa, adonde había ido para tratarse una enfermedad. Allí falleció al año siguiente. Por otro lado, la muerte de su cuñado Francisco la cuenta Manuel Altolaguirre. El poeta había sido novio de su hija, Gracita Canivell. «Era la Navidad de 1936 y su padre la llevó a Cádiz en su automóvil, un Cadillac oscuro. Su marido estaba de guardia sobre el puente del barco. El padre de mi primera novia, distraído, mirando a su yerno que saludaba desde la cubierta del barco, no frenó a tiempo el automóvil que se hundió en el mar a una profundidad de cincuenta metros. Gracita y su padre murieron en el fondo del mar». Altolaguirre no durmió en toda la noche impresionado por la noticia.
Durante la Guerra Civil, Ceregumil se siguió produciendo en una finca propiedad de la familia en Algarrobo. De la empresa se encargaron los tres hijos varones del fundador, Ramón, José y Bernabé Fernández Canivell, este último amigo de los poetas malagueños del 27. En la posguerra Ceregumil se convirtió en una eficaz alternativa para muchas familias ante la dramática falta de alimentos. En 1972 la fábrica de Ceregumil se trasladó al Polígono Industrial El Viso. En los años 80 y 90 se hicieron muy famosos en televisión los anuncios de este preparado.
Hoy Ceregumil cuenta con unas modernas instalaciones en el Parque Tecnológico, inauguradas en el año 2009. En una nave de cuatro mil metros cuadrados se fabrican 500.000 botellas y 250.000 cápsulas al año. La marca se ha adaptado a los nuevos tiempos y se ha rejuvenecido sin perder sus señas de identidad. Sigue siendo una empresa familiar en la que trabajan con la misma ilusión que sus fundadores.
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