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¿Cuál es el mejor tipo de leche?

Por ahora la leche materna es irreproducible por el hombre, de forma que llevamos milenios consumiendo la que producen otras hembras de mamíferos

Domingo, 22 de noviembre 2020, 01:40

No hay mejor escultor que la evolución perfeccionada con el tiempo. Estas dos fuerzas actuando conjuntamente diseñan los mejores trajes a medida para cada uno de los sistemas biológicos. El ser humano no es ninguna excepción y tiene en la leche materna su único «superalimento», una mezcla tan portentosa de nutrientes que durante nuestros primeros seis meses de vida no necesitamos nada más. Esta prodigiosa fórmula es verdaderamente compleja y, por ahora, irreproducible por el hombre, de forma que llevamos milenios consumiendo la leche que producen otras hembras de mamíferos. Algo que, nutricionalmente hablando, es una magnífica idea como aclaré en un reciente artículo . Pero una vez resuelta la duda de si debemos consumir leche, cabe preguntarse ¿cuál es el mejor tipo de leche que podemos consumir?

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Leches realmente curiosas

Rinoceronte: Esta leche ya sale desnatada de fábrica, tan solo un 0,2% de materia grasa. La lactancia es tan larga que mamá rinoceronte no puede sostener porcentajes de grasa más elevados.

Foca: En el otro extremo, la más grasa de todas. Tiene lógica, las pequeñas y adorables focas deben disponer de una gran capa de grasa subcutánea a la mayor brevedad posible.

Camello: Esta sería «semi» en torno al 2% de materia grasa y con algunas propiedades para prevenir la diabetes y el reuma que la hacen merecedora de especial atención.

Yegua y burra: la favorita de Cleopatra, creo que Mary Beard pondría en duda esta afirmación. Donde más saben de esta leche es en las estepas asiáticas, allí incluso la fermentan y obtienen el «Airag» una bebida con importantes propiedades laxantes nada recomendable para una cena romántica.

Elefante: Baja en lactosa, muy acorde con la moda comercial actual. Igual se anima alguna gran superficie a comercializarla.

Yak: Este peludo animal produce una de las leches más ricas en nutrientes, alimento que ha sostenido, en gran medida, a muchas poblaciones de Asia central.

Vaca, oveja o cabra

El exotismo está muy bien pero como desconocemos el precio que costaría un litro de leche de elefanta, casi mejor situarnos en un plano más posibilista. De forma que hablaremos de los bichos que de forma más tradicional y cercana nos han proporcionado este interesante alimento.

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Oveja: Es la menos consumida en forma líquida pero tiene importantes argumentos que la avalan como una gran opción. El principal es el calcio, nada menos que un 80% más que en la leche de vaca y perfectamente integrada en su composición por lo que su absorción es óptima. Tiene más contenido en grasa y proteínas por lo que es la más calórica de las 3, 100 kcal por 100 gramos, lejos de las 65 kcal por 100 gramos de la vaca.

También presume de un gran listado de nutrientes donde vitaminas y minerales brillan por si solos: vitaminas B9, B7, B3, A, C, D, E y K. Magnesio, hierro, fósforo, yodo…

Vaca: Composición especialmente equilibrada en cuanto a proteínas 3,06 gramos por cada 100, grasas 3,5 gramos por cada 100 y azúcares 4,7 por cada 100. El contenido en minerales y vitaminas sigue siendo muy notable con alto valor biológico y de absorción.

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Cabra: La leche de cabra dio un salto de calidad cuando pasó a ser considerada un «alimento funcional» tras la publicación de un estudio por parte de la profesora Margarita Sánchez Campos (querida profesora de la que tanto aprendí en mi época de estudiante en la UGR) y su grupo de investigación del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos 'José Matáix' de la Universidad de Granada. Este estudio concluía que se debía incrementar su consumo en toda la población pero con especial indicación para: «personas con alergia, intolerancia a la leche de vaca, problemas de mala absorción, colesterol elevado, anemia, osteoporosis o tratamientos prolongados con suplementos de hierro». Las afirmaciones sobre el calcio y el fósforo también llamaban la atención «siendo altamente biodisponibles y favoreciendo su depósito en la matriz orgánica del hueso, lo que da lugar a una mejora en los parámetros de formación ósea».

De hecho su composición es la más parecida a la leche humana por lo que no es de extrañar que se utilice como base para ciertas formulaciones de leche maternizada. Tanto es así que el tipo de caseína que domina su composición (proteína de la leche) es considerada hipoalergénica. Ese parecido también se extiende a la composición de sus oligosacáridos que actúan como sustancias prebióticas enriqueciendo nuestra flora intestinal. Este ramillete de virtudes se completa con un mayor contenido de ácidos grasos esenciales (linoleico y araquidónico) que la leche de vaca y en menor contenido en lactosa que esta.

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Pudiera parecer que la leche de cabra gana por goleada pero cuantitativamente tampoco existe una diferencia exageradamente notable entre las tres si exceptuamos el porcentaje de proteínas y grasa de la leche de oveja. También sería bueno considerar la disponibilidad de estos extraordinarios alimentos en relación a su precio y en este aspecto la vencedora indiscutible es la leche de vaca.

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