Las recomendaciones de la OCU para un consumo más adecuado de las mantequillas y la margarinas

Pero, dado que la mantequilla y la margarina son productos habituales en los hogares españoles, la OCU ha querido analizar el aporte nutricional de estas grasas untables comparando el etiquetado de 70 mantequillas y 48 margarinas, y ha llegado a la conclusión de que no todas son iguales. Las hay más saludable. Y, por ello, ofrece una serie de consejos para acertar en la compra y hacer un consumo más adecuado de estos productos.

Por su origen lácteo, la mantequilla presenta una alta concentración de grasas saturadas (un mínimo del 80%), aunque algunos estudios apuntan a que no serían tan perjudiciales como las procedentes de otros alimentos, matiza la OCU. Estas grasas saturadas presentan la misma composición que en la nata: ácido butírico (C4:0), mirístico (C14:0) y palmítico (C16:0).

No obstante, no todas contienen la misma cantidad de grasa. Las semimantequillas son de bajo contenido graso, entre un 39 y un 41%, mientras que las ligeras y light con un 30% menos que las normales.

El aporte de sal puede ser muy diferente según el producto, aunque puede llevar hasta un 2% y también contiene colesterol (250 mg/100 g). De hecho, según el comparador, la valoración Nutriscore para las mantequillas analizadas por la OCU varía entre una D y una E (la nota más baja).

La parte positiva, la mantequilla apenas contiene lactosa (azúcar que contiene la leche de manera natural) y es rica en vitaminas liposolubles A y D.

En España, existen dos Denominaciones de Origen Protegidas, concretamente la D.O.P. Mantequilla de l'Alt Urgell y la Cerdanya, bajo las que están las mantequillas elaboradas en esas localidades a partir de la nata pasteurizada de leche de vaca de la raza frisona; y la D.O.P. Mantequilla de Soria, fabricadas en esta provincia a partir de la materia grasa de leche de vaca de las razas frisona, pardo alpina o de sus cruces entre sí.

También se ven cada vez más en los supermercados las mantequillas fáciles de untar. La única diferencia respecto a las normales radica en que durante su elaboración se les somete a un proceso de batido especial para que sea menos complicado de echarlas en el pan.

Se elabora a partir de aceites vegetales, de ahí que tenga una tercera parte de las grasas saturadas que una mantequilla tradicional aunque, en general, se trata de un producto muy procesado, ricos en todo tipo de aditivos. La margarina normal puede contener un mínimo del 80% y un máximo del 90% de grasa, según los datos de la OCU, y la semimargarina, de bajo contenido graso, presenta entre el 39 y el 41% de grasa.

Pero no todas las grasas de origen vegetal son iguales: mientras que las de oliva, nabina o colza y girasol son insaturadas (más beneficiosos para la salud cardiovascular), las de palma o coco son saturadas y, por ello, poco recomendables. Por ello, si en la etiqueta aparece aceite de nabina (colza) u oliva al inicio de la lista de ingredientes, la OCU señala que eso significa que son las grasas predominantes en ese producto y, si se opta por la margarina, sería la mejor opción.

En cuanto a las vitaminas, las margarinas no cuentan de manera natural con las vitaminas A y D. Algunas contienen vitamina E si el aceite inicial utilizado para su elaboración la contiene.

La OCU también realiza ciertas recomendaciones respecto a las margarinas enriquecidas con omega-3 y con fitoesteroles o fitoestanoles, compuestos que están naturalmente presentes en el mundo vegetal. Se necesitan al menos 1,5 g de fitoesterol por día para obtener un efecto reductor de los niveles de colesterol en sangre, mientras que en el caso de las que contienen semillas de lino, colza o aceite de pescado para aumentar el contenido de omega-3, hay que asegurarse de que la relación omega 6/omega 3 no exceda de 5 para que esta ingesta de omega 3 sea realmente interesante.

Respecto a la valoración Nutriscore de las margarinas analizadas varía entre una C y una D según la marca y la categoría Además, hablamos de productos en general muy procesados, ricos en todo tipo de aditivos.

Aunque la mejor opción sea el aceite de oliva, la OCU considera que si se va a consumir mantequilla o margarina untados sobre el pan, debe hacerse en pequeñas cantidades (no más de 10 gramos), y siempre de forma ocasional y mejor con pan integral. Además, recomienda las ligeras o light para personas con problemas, advirtiendo, no obstante, que incluso la calidad nutricional de estas opciones son similares a las mantequillas y margarinas tradicionales ya que incorporan colorantes y otros aditivos, espesantes y emulsionantes. Por su parte, la OCU considera que quienes sufran hipertensión, se inclinen en la cesta de la compra por las variedades sin sal, y quienes padezcan enfermedades cardiovasculares, por las margarinas enriquecidas con esteroles vegetales.