
Secciones
Servicios
Destacamos
SERGIO GARCÍA
Domingo, 22 de mayo 2022, 00:28
Lo cuenta Michael Grynbaum, de la redacción del New York Times, para referirse al que ya era su jefe pero que lo será aún más ... a partir del próximo junio, cuando se haga cargo de un periódico con 171 años de historia y un pedigrí difícil de igualar. «Era una tarde de junio cuando los agentes de seguridad chinos se abalanzaron sobre el joven periodista estadounidense de pelo rizado que entrevistaba a campesinos en un pueblo de las afueras de Pekín. Kahn, quien entonces tenía 24 años, fue detenido, metido en una furgoneta y acusado de violar la ley marcial. Lo obligaron a firmar una 'autocrítica' de sus presuntos delitos y le ordenaron que abandonara el país o se enfrentara a la cárcel». Y sí, Kahn volvió a Estados Unidos, pero no tardó en regresar, esta vez a Hong Kong, que era China y no lo era al mismo tiempo, envuelta entonces en un aura de protestas que elevaría a la categoría de icono del siglo XX la foto de Charlie Cole de un estudiante plantado frente a un tanque y distinguida con el World Press Photo.
Dos premios Pulitzer y un sinfín de 'scoops' después, entre los que se cuentan los abusos sexuales de Harvey Wenstein, la guerra de Siria o el auge del movimiento Black Lives Matter, Joe Kahn ha sido elegido el próximo director ejecutivo del NYT. Un cargo al que accede después de años como mano derecha de Dean Baquet, el primer afroamericano en dirigir el periódico e incontestable artífice del éxito que ha llevado a esta venerable cabecera a pasar de 800.000 lectores de pago a 6,8 millones. Un despegue, no olvidemos, que debe mucho también a los cuatro años de broncas y 'tuits' desabridos con que la Administración Trump asedió al periódico y que disparó, sin pretenderlo, el número de sus lectores.
Kahn, apóstol de la prensa digital, no es ajeno a ese mérito, consolidado a base de podcasts como The Daily –que tiene su propio equipo de investigación–, documentales televisivos y la adquisición de la web deportiva 'The Athletic' y el juego 'online' Wordle. Hasta la sección de crucigramas y juegos se ha convertido en una importante fuente de ingresos. Con el tándem Baquet-Kahn al timón de la nave, el Times ha doblado su plantilla, que alcanza ya los 1.700 periodistas.
Hay biografías que parecen hechas a la medida de un libro, y la de Joe Kahn es una de ellas, por mucho que su nacimiento en una familia acaudalada de Boston, enriquecida con las cadenas de supermercados y franquicias como Staple, que factura 13.000 millones al año con material de oficina, apunte en otra dirección. De aquel chaval, «inusualmente intelectual y ambicioso», que con 14 años, y recién fallecida su madre, fue enviado a un internado en Concord pese a estar a sólo 30 minutos de su casa, sus compañeros de Harvard coinciden en señalar que ya apuntaba maneras.
«Me resulta difícil encontrar diferencias entre el Joe adolescente y el cincuentón. Quizá el de ahora sea más calmado», dice de él Michael Hirschorn, el que fuera compañero de redacción en la revista universitaria The Crimson, y ahora productor televisivo y periodista. Tanto le tocó las narices al presidente de Harvard, que éste prohibió al personal de la institución que hicieran declaraciones al rotativo. «Aquello era adictivo», recordaría después el propio Kahn de los años en que se instaló felizmente como 'Pepito Grillo' de los poderes fácticos.
Pero el bostoniano estaba llamado a coronar cimas más altas que la del rectorado. Después de su primer trabajo en Plano, Texas, para el Dallas Morning News, Kahn decidió estudiar mandarín y se matriculó en un máster de Estudios sobre China.La apuesta por el gigante asiático cuando tocaba buscar fortuna en Moscú, Berlín o Jerusalén extrañó a más de uno. No tardó en sacarles de su error. Fue en 1994, cuando una serie de reportajes sobre el maltrato al que eran sometidos las mujeres chinas le proporcionó su primer Pulitzer. De sus tiempos en China, Nicholas Kristof, jefe de la oficina del Times en Pekín, diría de Kahn que era «tranquilo, inteligente y reflexivo, con una intensidad que se escondía en algún lugar de ese exterior tan relajado». También aplaudía la fina ironía de quien era capaz de poner en evidencia a cualquiera sin que le traicionara el gesto.
Del periódico de Dallas, Kahn saltó al The Wall Street Journal, donde se mantuvo fiel al lema que había guiado su carrera, volver a probarse a sí mismo, continuamente. Por ejemplo, cuestionando la política y los negocios de China y aumentando su nómina de enemigos. En 2006, la investigación que realizó a medias con Jim Yardley sobre el caduco sistema jurídico chino le volvió a ungir con el Pulitzer, al tiempo que conocía a la que se convertiría en su mujer, trabajadora del Banco Mundial, y con la que vive en Nueva York. Tienen dos hijos.
Estando ya en el Times, Kahn formó parte del equipo que investigó la riqueza oculta de la clase dirigente china, lo que no hizo sino acabar de saltar por los aires unos puentes que él llevaba toda la vida poniendo a prueba y que aún hoy es el motivo de que China tenga bloqueada el acceso 'online' al Times. Kahn, número 2 del periódico desde 2016, no se arrugó entonces y tampoco lo ha hecho después, lo que ha llevado a la familia Sulzsberger, dueña del periódico, a alabar su temple. «Es en momentos así cuando te das cuenta de qué está hecha la columna vertebral de ese tipo».
Como heredero suyo, Baquet ha señalado que Kahn se enfrenta ahora al desafío de «seguir construyendo una plantilla que sea una mezcla de talentos y capacidades, manteniendo al mismo tiempo su independencia». Y todo ello en un escenario donde se impone cada vez con más fuerza la prensa digital y la actualización de informaciones en tiempo real. Porque cada vez más la vida útil de las noticias dura lo que dura un suspiro, y Kahn no está dispuesto a que nadie le sople en la oreja. No mientras él esté al mando.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.