
SUR
Lunes, 29 de junio 2020, 12:57
La nueva normalidad ya está aquí y con ella la amenaza de nuevos brotes de coronavirus. Casi toda la población ya sale a la calle, a la playa o a los comercios de manera rutinaria y en la mayoría de los casos la mascarilla forma parte del atuendo habitual. Pero también se ven cada vez más casos de gente que no lleva la mascarilla, o que la lleva de manera incorrecta, por relajación o por considerar que tampoco es tan eficaz su uso. En España es una tendencia minoritaria, pero en países como Estados Unidos hay grandes corrientes de opinión en contra del uso de mascarillas.
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¿Es realmente eficaz taparse la boca, nariz y barbilla con un trozo de tela o un filtro? ¿Puede un gesto tan sencillo frenar una pandemia sanitaria global? Los médicos y científicos han dicho y demostrado en infinidad de ocasiones que así es. Ahora, un investigador norteamericano, el microbiólogo Richard Davis, ha querido compartir un sencillo experimento realizado en laboratorio para demostrar, de manera gráfica y fácil de entender, el efecto que producen las mascarillas.
Davis, director del laboratorio clínico de microbiología del Centro Médico Providence Sacred Heart en Washington, solo se ha dedicado a recoger muestras en placas de cultivo tras realizar diferentes acciones rutinarias, como hablar, toser o estornudar, con y sin mascarilla. «Las colonias de bacterias muestran dónde caen las gotas. Una mascarilla loas bloquea prácticamente a todas», relata el investigador en su perfil de Twitter. En las imágenes que comparte, se nota claramente la diferencia entre llevar o no llevar mascarilla. El investigador advierte de que el experimento que realiza recoge cultivos de bacterias y no de virus, pero insiste en que el modo de propagación del coronavirus es similar, al propagarse por las microgotas de salivas, y que por tanto el uso de mascarilla como freno es válido también en este caso.
El investigador quiso añadir otra variable al experimento, el de la distancia social. El objetivo es demostrar que, si se está suficientemente alejado de alguien que estornuda o tose, es mucho más difícil que el virus se propague. Colocó las placas de cultivo a distintas distancias de su cara. Y volvió a toser durante 15 segundos, con y sin mascarilla. En las placas se refleja que las más cercanas (a dos pies, unos 60 centímetros) sí hay rastro de estas microgotas de salida, mientras que en las muestras recogidas a seis pies (1,80 metros, casi los dos metros recomendados de distancia social) apenas hay presencia de estas.
Muchas administraciones siguen realizando campañas de promoción y concienciación sobre el uso de las mascarillas para extender al máximo su uso. La Junta de Andalucía volvía a compartir hoy este gráfico en sus redes sociales.
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