
MARINA RIVAS
Martes, 4 de agosto 2020, 23:47
Es un hombre exigente, de gustos sencillos y firme a sus principios, aunque también con una espinita clavada. El exnadador olímpico malagueño Carlos Peralta, de 26 años, decidió retirarse hace menos de un año, cansado de nadar a contracorriente; sin embargo, en su interior piensa que todavía le queda mucho por dar a la natación y que, aunque de otra forma, acabará regresando. Mientras, ha optado por volcarse en el mundo laboral, trabajando como médico (con tres másteres) en una empresa privada por las mañanas y opositando para el Estado por las tardes.
Publicidad
–¿Cómo le gusta que se le reconozca ahora, como exnadador olímpico o como doctor Peralta?
–Un poco de todo (ríe), al final no tengo sólo una faceta.
–¿Qué más facetas tiene? Dígame una que no sea conocida.
–Pues… Yo creo que soy muy cercano, no tengo aficiones raras, tengo gustos sencillos y soy currante. Algo que no se conozca mucho de mi es que soy un poco desordenado (ríe), pero luego me gusta jugar a las cartas con mis padres… Todo muy normal.
–Ahora que menciona a su padre, él es magistrado de la Audiencia Provincial, ¿y el resto?
-Mi madre es profesora de instituto, unos de mis hermanos, funcionario también y mi otro hermano, abogado.
–Todos profesionales de un buen nivel académico, si a usted le da por estudiar algo más sencillo, hubiera sido la oveja negra, ¿no?
-(Ríe). No, no, pero sí que somos estudiosos y deportistas todos.
–¿En qué otro deporte cree que hubiera destacado de pequeño?
–Me encanta el piragüismo y la gimnasia artística. No me hubiera desagradado hacerlo, si no hubiera hecho natación, creo que hubiera hecho gimnasia.
Publicidad
–A día de hoy no le da tiempo ni a nadar en la playa, ¿no?
–Bueno, lo estoy retomando un poquillo, voy a nadar un poco y luego al gimnasio.
–¿Le ha pasado alguna vez que, estando en el gimnasio, viene algún monitor a corregirle un ejercicio?
–Me ha pasado algo así pero en la piscina. Hace poco me dijeron: ¡Joe, cómo nadas! Tenemos un equipillo aquí, ¿te quieres apuntar? (ríe). Ya luego me vieron el tatuaje de los aros olímpicos.
–Si tuviera que hacerse otro tatuaje ahora, ¿cuál sería?
Publicidad
–Quiero ponerme las letras de Río debajo de los aros. Al principio sólo me hice los aros porque quería ponerme Tokio en un brazo y Río en el otro, pero descarté Tokio. Aparte tengo un tribal en la pierna, pero no quiero hacerme más.
–Está bien, vamos hacia una generación de sanitarios que rompe estereotipos: tatuados, con piercings…
–Eso es bueno, estamos cambiando las apariencias, que no son necesarias.
–¿Siempre tuvo clara su vocación académica?
Publicidad
–La verdad es que mi vocación es el deporte, pero no está bien remunerado y esto, además de que me gusta, me conviene. Una de las cosas que me da mucha pena es estar desvinculado de la natación porque tengo muchísimos conocimientos que no estoy compartiendo. Siento que soy un nadador extraordinario, pero no me siento un médico extraordinario, soy uno más y como tal, ayudo, pero no creo que pueda comparar mi nivel como médico al del deporte.
–¿Sería más feliz si pudiera compaginar la medicina con algún trabajo ligado al deporte?
-Lo he pensado muchas veces, pero primero quiero mi plaza fija y estabilizar mi vida. Pero sí que me encantaría volver a ligarme a la natación, porque creo que podría aportar muchísimo y más que al deporte base, al deporte de alto nivel, de competición. Creo que además Málaga debería apostar muchísimo más por el deporte minoritario, para tener mucha más repercusión.
Publicidad
–Es joven, tiene tiempo de intentarlo...
–Me gustaría, a lo mejor llevar un pequeño grupo de nadadores… Como nadador, he buscado mi propio camino para aprender, he ido a entrenar a otros países por mi cuenta, a entrenar con campeones de Europa, 'recordman'… Y al final aprendes detalles y pautas que creo que ahora podría transmitir a los demás.
–Ahora lleva una vida más tranquila en lo profesional y también en lo personal, ¿cómo conoció a su pareja?
–En Torremolinos, cuando había noches normales (ríe).
–Cuando dio a conocer públicamente su homosexualidad, causó furor en las redes sociales, ¿se sintió un poco como Saúl Craviotto en 'MasterChef', que mucha gente le conoció más por la cocina que por el deporte?
Noticia Patrocinada
–¿Que me han conocido más por eso? Sí. Es verdad que he llegado más a otro público, quizá más adolescentes... y no me arrepiento. Al final unos me conocen más por el deporte y otros por eso y me parece bien.
–Para mucha gente, habrá sido un referente…
–Sí, de anécdotas recuerdo algún niño que me ha venido diciendo que a raíz de contarlo yo sacó fuerzas para contarlo a sus padres. Yo no me sentí valiente, pero quería quitármelo de en medio, no me podía imaginar la repercusión.
Publicidad
–¿Se sentía cohibido en su etapa como deportista para contarlo públicamente?
–Lo pasé muy mal. Si estaba con alguien, no quería contarlo a nadie, me sentía culpable, pensaba: no puedo ser gay. Es más complicado de lo que se pueda ver desde fuera. Es un miedo irracional pero en su momento yo me estaba jugando ir a unos Juegos y no podía permitir que nada cambiase.
–¿Cree que esa sensación la pueden estar teniendo otros deportistas?
–Sí, porque la gente dice que le da igual, pero luego no es así y luego cada uno necesita su tiempo. Si yo he podido ayudar, genial.
Publicidad
–¿Ahora es feliz?
–Sí, además tengo mis proyectos.
–¿Un deseo de aquí a final de año?
–Ser funcionario, venga.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.