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YENALIA HUERTAS
Miércoles, 8 de marzo 2017, 14:01
La supuesta víctima del 'caso Romanones', 'Daniel', ha roto a llorar desconsoladamente durante el interrogatorio del fiscal, provocando la suspensión de la vista durante varios minutos. El joven, de 27 años, salió de la sala llamando "hijos de puta" a algunos de los curas que estaban sentados en las bancas.
La tensión de las preguntas ha provocado esta situación. Durante su declaración ha narrado todos los presuntos abusos con detalle, ratificando todos los extremos de su denuncia. El presidente del tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Granada, José Requena, le ha pedido que se tranquilice.
"Yo tenía pánico cada vez que me tenía que quedar a dormir allí", ha asegurado en referencia a la casa parroquial, donde, según dijo, el padre Román, estando juntos en la cama le "metía la mano en los calzoncillos" y le "masturbaba".
Todo sucedió en la casa parroquial del templo de San Juan María Vianney del barrio granadino del Zaidín y en el inmueble que el grupo de Los Romanones tenía en los Pinillos. Afirma que en este inmueble llegaron a participar otros tres curas más del grupo, que, según su testimonio, también mantenían relaciones sexuales entre ellos, si bien afirma que todos los miembros de este colectivo eran "conocedores de lo que allí sucedía".
Una vez se ha reanudado la sesión, ha negado que el Opus Dei esté detrás de su denuncia y ha señalado que si no contó las "penetraciones" al Papa Francisco fue porque "la mandó a un buzón público", pues la envío por correo ordinario. "Yo me negué a esas penetraciones anales, pero no dije que no se produjeran", indicó al fiscal, al ser preguntado por qué no lo refirió al Santo Padre. "Para usted puede ser más importante la penetración, pero para mi no es lo más grave, es todo en su conjunto", agregó.
"Era como si perteneciera a una secta cerrada y virulenta, que él lideraba, asumiendo todos sus abusos", ha relatado para explicar el porqué de seguir durante años en el llamado grupo de Los Romanones durante esta época de su adolescencia, cuando, afirma que la "única moral que conoció" fue "la del abuso sexual".
"Él -por el Padre Román- era capaz de hablar de amor fraternal en la Homilía y por la tarde estar violando a niños", ha clamado, afirmando que decidió acudir a la Justicia porque tras escribir al Papa y poner el asunto en conocimiento de la Diócesis de Granada no se sintió "ni apoyado, ni acompañado ni respetado" por el arzobispo de Granada, que también declarará como testigo en esta vista.
El joven ha relatado cómo se sucedieron los primeros momentos en los que decidió dar el paso de contar los supuestos abusos que había sufrido. Lo hizo primero enviando una carta al Papa Francisco en agosto de 2014 en la que le explicó su "calvario", lo que motivó una llamada del Pontífice en la que le pedía "perdón" por estas "heridas que son de la Iglesia" y le dijo que se pusiera en contacto con el Arzobispo de Granada.
En aquel momento, el arzobispo se puso a su disposición, ha dicho, y le informó de la puesta en marcha del procedimiento eclesiástico para esclarecer el asunto, llegando a hacerse cargo la diócesis de algunas facturas por la asistencia psicológica que recibió. No obstante, el joven afirma que pasado el tiempo no vio "reacción" a su denuncia ante la Iglesia, por lo que decidió llevar los hechos ante la Justicia, lamentando que el arzobispo no hiciera caso a su petición de que no iniciara el interrogatorio a los sacerdotes que él había señalado hasta que interpusiera su demanda por miedo a que destruyera información.
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