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Otros errores de un método no tan infalible

PPLL

Viernes, 10 de febrero 2017, 00:27

Los casos de fallos humanos en una fecundación in vitro son muy raros, pero no inexistentes. Y cuando se producen, las consecuencias son dramáticas. Hace poco más de un mes salió a la luz un error garrafal cometido en el hospital universitario de Utrecht. Según reconoció el propio centro sanitario, una falta de procedimiento en el laboratorio provocó que un total de 26 mujeres fueran inseminadas con el esperma equivocado durante el proceso de reproducción asistida al que fueron sometidas. Al parecer, la causa del error fue que, para inyectar una célula espermática en el ovocito, se utilizó en todos los casos la misma herramienta, lo que podría haber provocado una mezcla de espermatozoides. De hecho, cabe la posibilidad «remota, pero que no puede descartarse», de que un mismo paciente de la clínica fuera el padre biológico de todos los niños resultantes de las fecundaciones artificiales practicadas entre abril de 2015 y noviembre de 2016. Tras conocerse el caso, la clínica detuvo de inmediato todos los procesos de inseminación in vitro correspondientes a ese periodo para «minimizar» las consecuencias de lo que calificaron como un «error humano».

La conmoción que causó en la sociedad holandesa el caso es comparable a la que suscitó el de un hospital de Roma, que insertó en una mujer los embriones mellizos de otra, que no llegó a quedar embarazada. Al parecer una embrióloga confundió las probetas debido al gran parecido de los apellidos de ambas mujeres, en los que coincidían cinco letras de un total de siete. Ante la chapuza, se abrió un galimatías jurídico de la que una de las dos mujeres saldrá mal parada.

La que quedó encinta anunció que estaba dispuesta a llevar el embarazo a buen puerto y consideraba los hijos como propios. La otra respondió que, aunque no los llevara en su vientre, los hijos eran suyos y lucharía por ellos. Para algunos expertos la ley italiana dicta que la madre es siempre aquella que trae al mundo al bebé y no tiene en cuenta si su identidad genética es distinta que la del recién nacido. Pero las dudas surgen en el caso del padre, donde no está tan claro que sea necesariamente el marido de la gestante.

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