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Lunes, 2 de enero 2017, 00:17
A mediados de noviembre, Tamara Falcó reaparecía en la entrega de premios de una revista femenina tras un tiempo alejada de los focos. Lo hizo irreconocible, con varios kilos de más, una alteración física que se apresuró a explicar en cuanto se le acercó el primer periodista: «Tengo un problema de tiroides, por eso estoy gorda». Es lo que confesó la hija de Isabel Preysler que, aunque estaba poniendo todo de su parte para solucionarlo, era un proceso largo que, además, le enseñó a «amar las curvas femeninas».
Apenas ha pasado un mes desde que la empresaria y también diseñadora de moda abordase de nuevo su cambio físico para reconocer, en la revista 'Hola!', que no se reconocía en el espejo, que estaba «muy voluptuosa, sobre todo de pecho y cadera». Y ahora su figura es radicalmente distinta. En sus últimas publicaciones de Instagram, aparece con el rostro afilado y los huesos de la clavícula marcados, la silueta definida y muy lejos del aspecto que lucía en la citada entrega de premios.
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