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Joel Bosqued, en la fiesta de promoción del ron.
«Nunca he probado  la cocaína»

«Nunca he probado la cocaína»

Joel Bosqued, diabético y amante de la vida sana, afronta un papel de cocainómano. Sigue sin definir lo suyo con Blanca Suárez y se ha tatuado una gamba rebozada: «Es que soy un metegambas»

ARANTZA FURUNDARENA

Sábado, 30 de enero 2016, 00:50

Tiene fama de duro. Pero solo por su imagen. Basta charlar un rato con Joel Bosqued para confirmar que es el chaval encantador y sensible que describen sus amigos. Un 'neogalán' de 26 años que fue modelo en su adolescencia y sin embargo como actor nunca ha trabajado de guapo. «Mi cara todavía no me ha dado de comer en el cine», bromea. Amante del campo y los animales, tenaz, acostumbrado a buscarse la vida desde los quince años, diabético desde los doce, enemigo de las drogas y adicto a los tatuajes. Así es el chico que podría haber enamorado hasta las trancas a Blanca Suárez. O no. Porque ni ella ni él lo confirman. Aunque a lo largo de esta conversación Joel da algunas pistas...

Busqued no es «muy de salir». Pero el jueves por la noche hizo una excepción y acudió a la 'Desalia Session' organizada por ron Barceló en la sala madrileña La Riviera como anticipo del Festival Ron Barceló Desalia que tendrá lugar en Punta Cana del 16 al 23 de febrero. Al actor le encantaría viajar en esas fechas al Caribe pero un rodaje se lo impide. Se encuentra inmerso en la grabación de una nueva serie para TVE: 'La sonata del silencio', inspirada en la novela de Paloma Sánchez-Garnica y ambientada en los años cuarenta. Su personaje es Basilio, un chico de 'familia bien' que frecuenta el mundo de la noche y la coctelería Chicote y acaba enganchado a la cocaína.

Basilio es interesado, manipulador, casi un gánster de la época... «Es muy opuesto a mí -asegura Joel- porque la verdad es que yo no he consumido nunca cocaína. Ni siquiera la he probado. Soy diabético y por mi enfermedad las drogas siempre me han dado mucho respeto. No empatizo para nada con ese mundillo, de hecho me da bastante pereza». Lo dice un chico que desde los 12 años lleva inyectándose insulina y sabe de la necesidad de mantener una vida sana... Pero no aburrida. «Cuando salgo puedo bailar durante horas y para eso no necesito nada, me basta con beber agua».

Este 'rara avis' del mundo del cine nació y se crió a las afueras de Zaragoza y pasó su infancia recogiendo níscalos en el monte, con su padre. Su amor por la naturaleza derivó en pasión por los caballos y esa afición le llevó a convertirse en monitor de 'equinoterapia' con niños discapacitados. «Los animales son una parte muy importante de mi vida, creo que deberíamos ser mucho más animales y menos personas -razona-. Los seres humanos a veces parece que estamos mal gestionados». Sobre el escándalo de Fran Rivera prefiere «no hacer más sangre. Hay que respetar. Si el día de mañana tengo un hijo, al poco de nacer querré subirlo a un caballo. ¿Y si me caigo? Es complicado». Hoy día tiene un caballo árabe llamado Daguán y dos perros, Troya y Farah, que saca a pasear a veces junto a la actriz Blanca Suárez y su perrito pistacho... «Todos quedamos alguna vez con gente del trabajo ¿no?», se defiende.

«Estoy tranquilo, feliz»

En una ocasión declaró en broma estar «soltero y entero» y se lo pusieron de titular... «Más que las especulaciones me molestan ciertos titulares». Sobre su relación con Blanca, que casualmente está rodando otra serie ambientada en los cuarenta, comenta vagamente que «si nos encontramos en un rodaje comentaremos la coincidencia...». De nada sirve pedirle que se decante: «No digo ni sí ni no, prefiero dejarlo ahí. A veces estás conociendo a una persona y ya te ponen etiquetas. Solo puedo decir que estoy tranquilo, feliz y que no tengo tiempo para.». Y ahí se detiene. Quizá porque a Suárez le acaban de atribuir un escarceo con su actual compañero de rodaje Rubén Cortada... O porque Joel no es amigo de frivolidades.

Al fin y al cabo, su vida no ha sido fácil. A los 15 años se instaló en Madrid completamente solo. «Me salió una serie. Hubo una separación de mis padres, la situación se complicó y hubo que apechugar. Fue muy duro. No por la soledad, porque yo sé estar solo, pero cuando trabajas de lo tuyo y además de camarero para intentar llevar un poco de comida a casa y echar un cable a la familia la cosa se complica...». Tiene tres hermanos, una madre muy activa en las redes sociales y un abuelo materno que es su referente. Lleva su nombre grabado en un brazo. «Tengo más tatuajes de los que debería -reconoce-. Pero así me evito enseñar chicha». O sea, desnudarse en una película; más si es de época... Lo último que se ha tatuado Joel es una gamba rebozada en un tobillo. «Es que soy un 'metegambas' -dice entre risas-, pero en el buen sentido, yo meto la 'gamba' por bueno, por inocente».

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