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Imagen de la formación de un huracán.
¿Por qué tienen nombre los huracanes y los terremotos no?

¿Por qué tienen nombre los huracanes y los terremotos no?

La Organización Meteorológica Mundial elabora cada año una lista con la denominación de los ciclones, en la que alterna nombres femeninos y masculinos

Susana Zamora

Sábado, 30 de enero 2016, 02:28

Aún retumba en la mente de muchos 'Katrina'. Tras ese sugerente nombre se esconde uno de los huracanes más devastadores que se recuerdan en los últimos años. En 2005, dejó más de 1.800 muertos en Nueva Orleans y el 80% de la ciudad bajo el agua. Su magnitud fue tal, su fuerza tan destructiva y sus efectos tan demoledores que ya nunca más volverá a aparecer en alguna de las listas que cada año la Organización Meteorológica Mundial elabora con los nombres que tendrán los ciclones de la temporada. Su nombre quedó enterrado para siempre, relegado al olvido, pero Katrina permanecerá en la memoria para siempre.

Al igual que éste, otros de similares características ('Charley', en 2004; 'Dennis', en 2005; 'Wilma', en 2005, o 'Irene', en 2011) nunca más se volverán a oír. Así lo asegura el jefe de Predicción de AEMET en Málaga, Fausto Polvorinos, quien sitúa a medianos del siglo XX la decisión de denominar con nombres de personas a estos fenómenos. Antes de 1950, a los huracanes se les asignaban nombres por el año en que se presentaban, más una letra del alfabeto (por ejemplo, 1942 A, 1942 B, etc.), pero poco después empezó a ser costumbre nombrar los huracanes con nombres de personas, indica.

Si bien es cierto que al principio solamente se asignaban nombres de mujeres, a partir de 1978 se empezaron a usar alternativamente femeninos y masculinos. El objetivo era identificar de un modo rápido un huracán activo, evitar confusiones y facilitar la comunicación a la población a través de los medios, expone.

Desde entonces, cada año, antes de que empiece la temporada ciclónica, que transcurre entre el 1 de junio y el 30 de noviembre, se diseña una lista para denominar a los potenciales huracanes. Para ello se recurre a las letras del alfabeto, menos la Q, U, X, Y y Z y en el caso de que se agotasen porque se desencadenasen muchos huracanes, se recurriría al alfabeto griego, afirma Polvorinos. Este experto asegura que esto es algo excepcional, pero no irreal, ya que precisamente en 2005, el año del 'Katrina', consumieron la lista completa y llegaron hasta la letra Epsilon del alfabeto griego. El listado se renueva cada seis años y se reemplazan los nombres 'malditos' de los huracanes más devastadores para evitar confundir una tormenta muy conocida históricamente por su lamentables efectos con una actual. Las de 2016 y 2017 ya se conocen.

Pero si se llaman por su nombre a los huracanes, ¿por qué no se hace lo mismo con los terremotos? Para Polvorinos, la razón reside en que un ciclón se prolonga en el tiempo y puede estar dando guerra hasta 15 días, con lo que un nombre que resuma todas las características de su evolución facilita la comunicación entre los especialistas, pero un terremoto, que es algo puntual, momentanéo, no sería necesario. De hecho, los principales terremotos que todos tenemos en mente, como el de San Francisco, el de Lisboa o más recientemente el de Japón con consecuencias de un tsunami, los recordamos por la ciudad o el país donde se produjo, explica.

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