Un vaso de leche con galletas, el mejor remedio contra el insomnio
Un trabajo de la Universidad de Extremadura revela que el remedio tradicional constituye la medicina más eficaz para conciliar el sueño
FERMÍN APEZTEGUIA
Lunes, 12 de enero 2015, 19:00
El hipnótico más potente que puede encontrar está en su nevera. Un vaso de leche caliente con azúcar y galletas supone el mejor remedio contra el insomnio, un problema de salud que en mayor o menor medida afecta casi a la mitad de la población. La fórmula de la abuela para conciliar el sueño supone según el Departamento de Fisiología de la Universidad de Extremadura, que ha estudiado este asunto, la solución perfecta para ayudar al cuerpo que no al cerebro a dormirse. Los cereales y la leche, según informa el servicio de noticias SINC, son alimentos ricos en triptofano, que es el aminoácido encargado de hacer que caiga uno en los brazos de Morfeo. La leche caliente y las galletas tienen además dos ventajas muy grandes frente a los fármacos tradicionales contra el insomnio: no generan tolerancia ni dependencia.
El Departamento de Salud del Gobierno vasco ha publicado en los últimos días una guía para pacientes sobre el insomnio en la que alerta sobre ambos «efectos adversos» de este tipo de medicamentos. La tolerancia es el nombre con que se conoce al fenómeno según el cual la dosis que se toma deja de hacer efecto y, en consecuencia, ha de ir aumentándose progresivamente para conseguir el mismo o parecidos objetivos. La dependencia se produce cuando el organismo se acostumbra a la toma de la pastilla hasta el punto de que si no la toma no logra dormirse.
Búsquese una rutina nocturna
«La necesidad de dormir cambia a lo largo de la vida, según la edad», recuerda el Servicio Vasco de Salud en este documento. Las personas mayores duermen menos y, generalmente tienen un sueño más ligero y más fragmentado. A lo largo de la noche, tienen más despertares nocturnos, debido a causas muy diversas, como el estado de salud y la situación emocional, entre otros factores.
Modificar algunos hábitos puede contribuir, sin embargo, a un sueño más placentero y reparador. Algunos de los consejos para dormir bien, de puro lógicos que son, pueden parecer ingenuos, pero no lo son. La experiencia clínica y la evidencia científica avalan su eficacia. Los expertos aconsejan acostumbrarse a levantarse y acostarse siempre a la misma hora y mantener una rutina a la hora de irse a la cama que permita al organismo prepararse física y mentalmente. «Ponerse el pijama, cepillarse los dientes...».
Hacer un poco de ejercicio a media tarde, media hora de caminata, también ayuda a conciliar el sueño, especialmente si se acompaña luego de una ducha o, mejor, un baño de agua caliente. La habitación en que se descansa ha de mantenerse además a una temperatura «agradable» y con unos niveles de luz y ruido «mínimos».
Ni tele, ni ordenador, ni teléfono móvil
Además de las buenas costumbres que no hay que perder, también existen otras, muy extendidas entre la población, que se deben desterrar. El alcohol, el tabaco y la toma de excitantes, como el café, alteran el sueño, aunque uno no sea consciente de ello. Las cenas han de ser ligeras y si no se puede vivir sin una siesta y se tienen problemas de sueño, el descanso tras la comida del mediodía no debería superar los veinte minutos.
El ejercicio físico ha de ser moderado, no estresante; y a la hora de acostarse debe pensarse que la cama, como dicen los especialistas, debe utilizarse únicamente para dormir, hacer el amor y reposar cuando uno se encuentra enfermo. Nada más. Ver la tele, usar el ordenador, hablar o trastear con el teléfono y mucho menos discutir sólo sirven para despejarse, perder horas de sueño y ganar dificultades para conciliarlo. Tampoco resulta aconsejable «obsesionarse con la idea de que no puedes dormir. Si llevas media hora en la cama y no te duermes recomiendan los especialistas es preferible que te levantes y hagas algo relajante hasta volver a sentir sueño».
Si finalmente, todo falla y se hace necesaria la medicación, en ningún caso se automedique. Acuda al centro de salud o a su farmacia y pida un consejo sanitario, recordando siempre que los fármacos contra el insomnio no pueden utilizarse de manera crónica. «Algunos medicamentos pueden ser útiles, pero hay que intentar usarlos el menor tiempo posible», recuerdan los especialistas. A dormir, como a todo, también se aprende.
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