
Miguel Cordero, jefe de Oftalmología de HM Hospitales
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Miguel Cordero, jefe de Oftalmología de HM Hospitales
La uveítis es una inflamación ocular con síntomas poco específicos que puede tener consecuencias bastante graves, incluso ceguera, y que está asociada en muchos casos a enfermedades autoinmunes, pero la mayoría son tratables y se pueden prevenir. Para poder diagnosticarla y prescribir un tratamiento «son muy importantes las revisiones oftalmológicas, especialmente en niños, que no suelen quejarse», explica Miguel Cordero, oftalmólogo especializado en uveítis y jefe de oftalmología de HM Hospitales.
–¿Qué es la uveítis?
–Es una inflamación interna del ojo que puede afectar a diferentes partes y, en función de dónde se localice, se clasifica en anteriores, intermedias, y posteriores. Desde el punto de vista de la causa, las uveítis pueden ser autoinmunes o inmunomediadas, que son las más frecuentes, y también puede pueden ser secundarias a infecciones, a neoplasias y a traumatismos.
–¿Cuando está asociada a una enfermedad el paciente la sufrirá mientras tenga la dolencia?
–Hay todo tipo de posibilidades. He tenido pacientes con una enfermedad de Crohn o una artritis reumatoide que tienen un episodio de uveítis y no lo vuelven a tener, mientras que en otros, con esas mismas enfermedades, la uveítis es lo más importante de ese paciente, lo que realmente marca el tratamiento, el pronóstico y la calidad de vida de ese paciente.
–Puede tener consecuencias graves e incluso acabar en ceguera. ¿Qué incidencia hay de la enfermedad en España?
–El grado de afectación, la gravedad y el pronóstico es muy diverso. Que alguien tenga una uveítis no quiere decir que se vaya a quedar ciego. La mayor parte son tratables y prevenibles, y luego hay un pequeño porcentaje de casos que resultan más complejos. Los estudios hablan de una prevalencia de entre 100 y 200 casos por cada 100.000 habitantes, una incidencia en torno a 50 casos por cada 100.000 habitantes y año. Es decir, que globalmente considerada no es tan rara. En Málaga hay muchos casos de uveítis.
–¿ Por qué afecta a pacientes de entre 20 y 40 años?
–La uveítis autoinmune es la más común y realmente en esas edades es cuando nuestro sistema inmune es más activo. Entonces, cuando hay algún tipo de desorden, de fallo, realmente es más posible que se dé en esa edad, aunque se puede sufrir uveítis desde la infancia hasta la senectud.
–¿Qué síntomas puede notar un paciente que sufra uveítis?
–Son muy diversos y dependen también de dónde esté localizada. En las uveítis anteriores lo típico es el ojo rojo, el dolor y, a veces, sensación de visión borrosa, mientras que los pacientes con afectación posterior se quejan de ver peor, de ver manchas en el campo visual, eso que la gente llama moscas volantes, que no son exclusivas de las uveítis.
–Hay síntomas comunes a otras enfermedades muy habituales, ¿eso dificulta el diagnóstico?
–Lo dificulta, porque son síntomas poco específicos, especialmente en un grupo de edad muy importante, que es el de los niños, porque muchas veces no se quejan y diagnosticar uveítis precozmente en niños es más difícil. Por eso, en determinadas enfermedades en la infancia hay que transmitir a los padres lo importantes que son las revisiones oftalmológicas.
–¿Es fácil de detectar en una revisión al oftalmológica habitual?
–En las fases iniciales es más difícil de diagnosticar y no todos los oftalmólogos tienen la misma pericia. Cuando el proceso avanza y empieza a producir daños estructurales en el ojo, es más sencillo, claro que entonces suele haber más secuelas. Para ser diagnosticados precozmente los pacientes que tienen enfermedades que pueden llevar asociada una uveítis tienen que hacerse revisiones.
–¿Cómo se trata la uveítis y qué pronóstico tiene?
–Las uveítis anteriores se suelen tratar con colirios, mientras que en las posteriores hay que buscar otros tratamientos, porque los colirios no son suficientes, o se hacen resistentes a ellos o provocan efectos secundarios importantes. Lo mismo pasa con los pacientes en los que el proceso es muy grave desde el primer momento. Los corticoides son eficaces para tratar las uveíteis inmunomediadas, pero provocan muchos efectos secundarios, y están surgiendo tratamientos cada vez más específicos, como los inmunomoduladores. Las uveíties infecciosas se tratan con antibióticos o antifúngicos, y las neoplásicas, asociadas al cáncer, son poco frecuentes.
–¿Por qué deberían tratarse estos pacientes en unidades multidisciplinares?
–Un oftalmólogo aborda la enfermedad desde una perspectiva muy particular y cuando esa enfermedad afecta a muchos órganos y sistemas, necesitas la ayuda de otros profesionales para que el abordaje de ese enfermo se haga desde muchos puntos de vista y se tome una decisión respecto al tratamiento más ajustada a ese paciente concreto.
–¿Qué enfermedades autoinmunes tienen más riesgo de padecer uveítis?
–Algunas enfermedades reumatológicas, enfermedades digestivas inmunomediadas como el Crohn y la colitis ulcerosa, enfermedades pulmonares como la sarcoidosis, enfermedades neurológicas como la esclerosis múltiple, enfermedades dermatológicas… Nos dimos cuenta de que incluso el Covid afectaba a los ojos a veces en forma de uevítis. Todas esas enfermedades capaces de provocar inflamación pueden provocar uveítis.
–Y a su vez padecer uveítis puede causar problemas en el ojo…
–Sí, hay problemas provocados por la uveítis o por los tratamientos. Por ejemplo, es típico que pacientes que usan corticoides durante cierto tiempo desarrollen una catarata o un glaucoma. Y la uveítis per se puede producir algunos problemas, como desprendimiento de retina u otras complicaciones.
–¿Se puede prevenir?
–Sí. Cuando tú tienes una enfermedad que lleva asociadas uveítis son muy importantes las revisiones oftalmológicas. Fumar puede influir en que aparezca una uveítis o en que empeore y algunas uveítis se han asociado con determinados alimentos. Es un tema interesante, pero muy complejo. En muchas enfermedades inmunomediadas ahora se está estudiando el microbioma, el conjunto de bacterias que tenemos en el organismo, y cómo la interacción de esas bacterias con el medio, muchas veces a través de la alimentación, porque la mayor parte de esas bacterias las tenemos en el intestino, puede provocar modificaciones en estas enfermedades.
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