Maestro liendre
JAVIER CARNERO
Domingo, 24 de mayo 2020, 09:51
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JAVIER CARNERO
Domingo, 24 de mayo 2020, 09:51
Esta pandemia nos está poniendo de nuevo a prueba, y pese a la actuación de alguno estoy convencido de que la superaremos de nuevo, pero sobre todo estoy convencido de que la superará nuestro sector más preciado, el turístico. Verán, si por algo ha destacado siempre nuestro turismo, aquí en la Costa del Sol, ha sido por su inmensa capacidad, una capacidad con origen hace más de cien años cuando alguien vio futuro en un pedazo de tierra junto a la desembocadura del Guadalhorce y lo llamó aeródromo 'El Rompedizo'. Una capacidad que continuó con una constante adaptación basada en la cooperación y que desechaba la competición, en definitiva, en un 'win to win', que aquí se ha estado aplicando siempre y sin tanto anglicismo, pero sobre todo por una capacidad innata para involucrar a toda la sociedad civil en su mejora continua, en su crecimiento y en su necesaria y recurrente reinvención.
En ese proceso la industria turística siempre ha contado con la participación de todos, desde las administraciones y los ciudadanos, a las empresas, los trabajadores, medios de comunicación y Universidad, todos siempre en torno a él, y todos colaborando además bajo la premisa de la negociación y el consenso.
Por eso les decía que, pese al ímprobo esfuerzo que alguno está poniendo para que el sector turístico salte por los aires, yo les aseguro que no ocurrirá. Diez consejeros anteriores a este hubo y ninguno, absolutamente ninguno, despreció a la industria, como tampoco lo hicieron con el consenso y la negociación, ya que eran conscientes de que esa era la base intrínseca de su funcionamiento, su verdadera fortaleza.
Y llegó el undécimo: adiós dialogo, negociación y consenso. Utilizó el falso mantra de la simplificación y comenzó con la desregulación y, permítanme, confundir estos términos solo puede deberse bien por desprecio hacia lo que se regula o bien por ignorancia de lo que se regula, en cualquiera de los dos casos manifiesta ineptitud. Lo cierto es que no merecemos más ocurrencias sin sentido, ni más campañas para su imagen, no merecemos decretos sin negociación, ni sellos sin calidad, ni por supuesto merecemos políticas erráticas y anuncios vacuos. Y aun así soy optimista, porque después de todo, las capacidades del sector son muy superiores a las de él como consejero de turismo, que además a la sazón también lo es de justicia, de administración local y de regeneración democrática, a la vez que vicepresidente, vamos lo que en el refranero popular se denominaría un maestro liendre, que de todo sabe y de nada entiende.
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