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Le dijo la sartén al cazo

Es de trasunta honestidad que reconozcamos nuestros defectos, que no dejan de amoldarse a los tópicos preestablecidos, pero no nos jactamos de ello como esa caterva que avasalla cualquier ciudad a las cuatro de la mañana entre gritos e insultos

JOSÉ LUIS RAYA PÉREZ. PROFESOR DE INSTITUTO Y ESCRITOR

Lunes, 5 de febrero 2018, 07:53

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Qué nos gusta a los españoles una trifulca, un combate medieval o una disputa pugilista para ver quién lleva razón, o quién es más listo o más guapo. En este caso las redes sociales han ardido -como suele decirse en el argot cibernético- para ver quién resultaba ser más deleznable, si el español con su clásica siesta o el inglés con su protervo salvajismo que arrasa por doquiera que pasa, como Atila. Y es que estos vándalos son temidos en toda Europa, por donde cabalgan no crece la hierba, ya sea Magaluf, Benidorm o Torremolinos, y estos badulaques lo saben muy bien. E incluso se jactan de ello. Por esto, la sociedad inglesa se divide claramente en dos bandos: los educadísimos y puntualísimos esnifadores de té y los vándalos, conocidos comúnmente por estos lares como chusma, o en su versión light malacitana como merdellonerío.

Ha estado gracioso este periodista inglés, de cuyo nombre uno no prefiere acordarse, porque si hacemos un pequeño acto de contrición, o aunque sea una leve autocrítica, tenemos que reconocer que lleva mucha razón (otra cosa es que se le pueda esgrimir mil refranes como aquello de la sartén y el cazo, lo de la paja en el ojo ajeno o mi preferido por inteligente y cáustico: «de lo tuyo hablarás pero no oirás»). O dicho de otra forma mucho más baladí: habló quien pudo señor embudo.

Lo elegante y caballeroso -algo de lo que presumen ellos y sus 'gentlemen'- es que no le hubiésemos contestado, una sonrisa irónica hubiera sido mucho más chispeante y enojoso para todos ellos que van provocando por doquier y llamando la atención -tras la última rabieta se han marchado de Europa, porque ellos quieren ser los 'number one' a toda costa-, de hecho no hay casi nadie que simpatice con ellos, excepto Trump.

Dicho lo cual -me repudia este conector-, efectivamente este infausto periodista, con toda su intención y su perverso humor inglés, ha puesto el dedo en la llaga. Y es ahora cuando tendríamos que replantearnos toda esta crítica, porque tenemos que reconocer que hay gran parte de verdad en ello, aunque nos jorobe.

Hemos de obviar estos malhadados anglosajones que se lanzan al vacío desde los balcones y sus borracheras son famosas por todos los rincones, todo sin contar sus meditados contubernios de pillos y estafadores en los hoteles de Canarias y de la Costa del Sol, que pareciera que hubieran bebido en las fuentes de la más lejana picaresca española. O las peleas de los temibles hooligans que son capaces de aporrear a sus propios padres porque sus melopeas les impiden distinguir un individuo de otro.

Pues sí, mire usted, por aquí se grita mucho no, muchísimo. En ocasiones el ruido en los bares o restaurante es ensordecedor, por aquí también hay chusma que arroja los papeles al suelo, no recoge las cacas de sus mascotas, no se detienen en los pasos de cebra o aparcan en doble fila, puesto que algunos son más chulos que un ocho y lo demás les importa una verdadera mierda. Como le digo, esto más bien es cuestión de educación y solo hay que acercarse por Gibraltar y comprobar cómo el automóvil se detiene cuando vislumbra al peatón, no como aquí, que el conductor se para al borde del paso de cebra con un brusco frenazo mientras lo miras con el corazón en un puño, incluso le hacemos una reverencia en agradecimiento, pero creo que vamos aprendiendo poco a poco. Ahora el español medio respeta las colas, esas 'queues' que tanto les gusta a ustedes; hasta hace bien poco el español si podía se colaba con todo el disimulo del mundo o el descaro. Nos vamos civilizando lentamente, creo yo. Sin embargo, ustedes me parece que siguen igual o van a peor. Se encierran en un club y son precisamente ustedes los que les cuesta hablar en español y decir 'gracias' en lugar de 'thank you'. Ciertamente estoy con usted en que al español (chusma) le cuesta utilizar el 'por favor o el gracias', intentaremos mejorar. Si bien es cierto que el volumen del latino puede resultar muy molesto según en qué lugares y momentos.

Pues bien, es de trasunta honestidad que reconozcamos nuestros defectos, que no dejan de amoldarse a los tópicos preestablecidos, pero no nos jactamos de ello como esa caterva que avasalla cualquier ciudad a las cuatro de la mañana entre gritos, insultos e improperios.

En los albores del siglo V, los pueblos de Europa temblaban cuando aparecían los suevos, vándalos y alanos. Y ahora se repite de alguna manera bajo un prisma mucho más distópico y distinto cuando se acercan los ingleses para animar a su equipo. Así que, don quien sea usted, mírese su viga, su cazo, su sartén o lo que sea y le agradecemos su profundo interés por el tópico español, su idiosincrasia y su indiscutible sentido del humor.

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